Virginia Yag¨¹e, guionista: ¡°En la cultura reivindicamos lo nuestro, como los del autom¨®vil¡±
La actual presidenta de Dama, entidad gestora de derechos del audiovisual, incide en la precariedad de los trabajadores culturales
En el principio fue el oficio, el de guionista, en series como Amar en tiempos revueltos o La se?ora y en pel¨ªculas como Para que no me olvides y Los ni?os salvajes, que gan¨® la Biznaga de Oro del Festival de M¨¢laga en 2012. Pero mientras Virginia Yag¨¹e (Madrid, 50 a?os) desarrollaba su carrera profesional, empez¨® a mirar m¨¢s all¨¢. ¡°Dej¨¦ de pensar en m¨ª para pensar en el colectivo, en lo com¨²n¡±, dice. Un compromiso asociativo que la llev¨® a ser presidenta de CIMA (Asociaci¨®n de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales). Y en medio de todo esto, el feminismo. ¡°Lle...
En el principio fue el oficio, el de guionista, en series como Amar en tiempos revueltos o La se?ora y en pel¨ªculas como Para que no me olvides y Los ni?os salvajes, que gan¨® la Biznaga de Oro del Festival de M¨¢laga en 2012. Pero mientras Virginia Yag¨¹e (Madrid, 50 a?os) desarrollaba su carrera profesional, empez¨® a mirar m¨¢s all¨¢. ¡°Dej¨¦ de pensar en m¨ª para pensar en el colectivo, en lo com¨²n¡±, dice. Un compromiso asociativo que la llev¨® a ser presidenta de CIMA (Asociaci¨®n de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales). Y en medio de todo esto, el feminismo. ¡°Llegu¨¦ muy tarde, pero de forma s¨®lida¡±, afirma. Desde junio de 2022 es presidenta de DAMA, la entidad de gesti¨®n especializada en contenidos audiovisuales. Aparece en la sede de la instituci¨®n quej¨¢ndose levemente de los tacones, porque viene de almorzar con el ministro de Cultura, Ernest Urtasun.
Pregunta. ?Qu¨¦ tal la comida con el ministro?
Respuesta. Bien, quer¨ªa tratar y abordar muy espec¨ªficamente la ley del cine y saber cu¨¢l es nuestra posici¨®n.
P. ?Y cu¨¢l es?
R. Ya tuvimos una intervenci¨®n en el anterior borrador que tiene que ver con el art¨ªculo cinco y con la definici¨®n expresa de nacionalidad de las producciones. Porque es la f¨®rmula que encontramos para evitar los buy out.
P. Que son¡
R. Una f¨®rmula abusiva en las contrataciones que consiste en hacer cesiones de derechos m¨¢s all¨¢ de lo cedible, apelando a jurisdicciones externas. Hay jurisdicciones europeas que lo evitan por ley y por protecci¨®n cultural, pero determinadas plataformas apelan a una jurisdicci¨®n ajena en los contratos; la de California, por ejemplo. Si reconocemos la nacionalidad, eso preserva los derechos de los autores. Somos trabajadores de la cultura, reivindicamos lo nuestro, como los del sector del autom¨®vil. Tenemos una particularidad, eso s¨ª, porque hay mucha intermitencia en nuestros trabajos, somos mayoritariamente aut¨®nomos, y eso implica a los derechos de autor como un patrimonio cultural que hemos generado y necesitamos recuperar para seguir en el oficio. Es el reconocimiento de lo que aportan nuestras obras.
P. ?Cree que la gente reconoce esa aportaci¨®n?
R. Durante mucho tiempo los bienes culturales han estado despose¨ªdos de su verdadera dimensi¨®n, la que se puede cuantificar y aquella m¨¢s intangible. Eso es algo que ha tenido siempre muy presente el mundo anglosaj¨®n. En Estados Unidos, era la segunda industria despu¨¦s de la armament¨ªstica y ahora es directamente la primera. En Europa, adem¨¢s de esa lectura economicista, s¨ª que se valor¨® como un bien a proteger y a promover, pero en Espa?a se ha relativizado durante mucho tiempo.
P. ?Qu¨¦ han aportado las plataformas al autor?
R. Nos han generado espacios que no hab¨ªamos tenido antes. Si no nos centramos en esos aspectos jur¨ªdicos que mencionaba, nos permiten diversidad en las propuestas, que hasta ahora estaban cercenadas. Hasta entonces consist¨ªa en tramas dirigidas a todo el mundo. Yo tengo propuestas que igual llegan o no, pero necesito tener una zona donde exponerlas. Que tengamos que encontrar un equilibrio entre eso y un derecho garantizado para la autor¨ªa ser¨ªa lo ideal, y creo que estamos trabajando en esa l¨ªnea.
Muchos de los que ves en la alfombra roja no llegan a fin de mes¡±
P. ?C¨®mo vamos en lo de desmentir que son ustedes unos privilegiados que viven de las subvenciones?
Tenemos que hacer mucha did¨¢ctica porque si te digo lo que cobro por un guion de cap¨ªtulo de serie semanal a lo mejor te parece much¨ªsimo, pero hay que tener en cuenta cu¨¢nto tiempo me lleva hacerlo, cu¨¢ntos hago, y en cu¨¢ntos a?os lo cobro. Es muy dif¨ªcil de contar, y radicalmente distinto a tener 14 pagas al a?o. Hasta los impuestos son distintos, y muchos de los que ves en la alfombra roja no llegan a fin de mes. Te puede ir muy bien dos a?os y no volver a currar. Por eso es importante el trabajo de las entidades porque no solo cubrimos la gesti¨®n de derechos, hay unos fondos destinados a cubrir necesidades de nuestros socios, la compra de un ordenador, de unas gafas, un implante dental¡ ?porque no llegan!
P. Para importar tan poco la cultura, Vox se la pidi¨® para gobernarla en muchos ayuntamientos¡
R. Si desean ocupar esos espacios es porque detectan su importancia, les est¨¢n dotando de dimensi¨®n. Deber¨ªamos tener una reserva cultural blindada para que tuvi¨¦ramos una capacidad de diversidad que corresponda a la propia sociedad. Que un gobierno ejerza desde un extremo no implica negar a una parte de la sociedad. La cultura tiene que ser algo plural, diverso y democr¨¢tico. Es un pacto al que debemos llegar. Esto, en el fondo, lo que revela es que estamos a¨²n en una adolescencia democr¨¢tica.
No podemos vulnerar la esencia de las historias¡±
P. Dice que defender los derechos de los autores incluye la perspectiva de g¨¦nero y la diversidad¡
R. Ah¨ª apelo mucho a mi instinto de guionista para decir que lo que importa es la coherencia en el relato. Meter una cuota de lo que sea hace que enseguida alguien diga: ¡°Uf, ha metido esto porque toca¡±. Lo que hay que tener es muchas historias plurales y distintas, pero con sentido. He hecho tantas series hist¨®ricas que ya s¨¦ que ese era un mundo predominantemente masculino.
P. No tienen sentido seis mujeres ap¨®stoles en la ?ltima Cena.
R. Exacto. ?Qu¨¦ te voy a poner, en la ¨¦poca del asesinato de Prim a muchas se?oras dirigiendo el gobierno? ?No exist¨ªan, no es real! No podemos vulnerar la esencia de las historias.
P. Adem¨¢s de las condiciones laborales y el reconocimiento de los derechos, tambi¨¦n le preocupa el acoso en el oficio¡
R. Hemos estado callados durante mucho tiempo. Solo llegan a denunciarse el 8% de las agresiones, pero en el cine es el 0%, y todas conocemos casos que ocurren en ¨¢mbitos privados donde no hay carga de prueba. Esa membrana se tiene que romper porque no puedo soportar m¨¢s relatos al respecto, es una realidad palmaria con la que convivimos. Por eso no creo que haya que apelar solo a la denuncia, porque es colocar la carga en las v¨ªctimas. ?C¨®mo va a hacerlo en una situaci¨®n en la que hay abuso de poder? Es algo suicida, porque saben que pueden quedarse sin trabajo de por vida. Por eso, si una entidad manifiesta su apoyo expreso, pase lo que pase con la denuncia, lanza un mensaje muy potente. Y a partir de ese momento la v¨ªctima es probable que denuncie, o al menos se lo plantee. No es empoderamiento, es seguridad.