¡®Perfect Days¡¯: tan solito y tan feliz
Wim Wenders, que siempre ha disfrutado de poderoso sentido visual, fotograf¨ªa muy bien Tokio, y, sobre todo, dispone de Koji Yakusho, un actor notable que desprende magnetismo
Coloqu¨¦ en mis altares dos pel¨ªculas, incluso tres, que llevaban la firma de un joven director alem¨¢n llamado Wim Wenders. Alicia en las ciudades y En el curso del tiempo hablaban en blanco y negro del viaje compartido y circunstancial de seres a la deriva, resignados o dubitativos, sin prisas y sin pausas, por ciudades y pueblos. Wim Wenders tambi¨¦n entendi¨® muy bien a la genial Patricia Highsmith en El amigo americano. La filmograf¨ªa de este hombre es tan larga como pretenciosa, con aspiraciones m¨ªsticas y l¨ªricas. Y resultados olvidables casi siempre en esas ficciones. Pero se le da muy bien el g¨¦nero documental. La sal de la tierra, centrado en la obra del admirable fot¨®grafo brasile?o Sebasti?o Salgado, o su retrato de la core¨®grafa y bailarina Pina Bausch, eran sentidos y mod¨¦licos.
Me inquieto al leer el argumento de Perfect Days, la ¨²ltima ficci¨®n de Wenders, rodada en Tokio. Al parecer, describe la existencia cotidiana de un limpiador de lavabos p¨²blicos. De entrada, no me estimula demasiado pasar un par de horas en el cine observando un trabajo tan ingrato como dejar limpios y relucientes urinarios, lavabos y retretes. Al menos est¨¢n muy cuidados, son bonitos, la construcci¨®n y los interiores. Jap¨®n debe de ser un pa¨ªs muy civilizado.
El milagro ante tem¨¢tica tan ¨¢rida es que no desconecte en ning¨²n momento de la personalidad de este hombre enigm¨¢tico. Y aparte de comportarse como el mejor profesional, Wenders no nos ofrece excesivos datos sobre su vida pasada, las relaciones que debieron de existir en ella, sus ilusiones, si sue?a con un futuro distinto. Este tipo est¨¢ muy solo, pero no parece sentirse solo. ?nicamente tiene contacto cercano con un compa?ero excesivamente jovial, tan naif como cortito.
Pero el solitario feliz lee a William Faulkner antes de dormir, sonr¨ªe al ver el cielo al despertarse, percibes su gozo interno al colocar viejas cintas de casete en su coche. Y ah¨ª percibes su ancestral buen gusto, ya que su esp¨ªritu parece flotar escuchando a Lou Reed, a Van Morrison, a Eric Burdon, a m¨²sicos y cantantes asombrosos, de imposible reemplazo. Tambi¨¦n disfruta de su bicicleta y queda extasiado fotografiando los ¨¢rboles en los parques. Deducimos que este se?or ha tenido en el pasado una vida distinta. Y en la aparici¨®n de su hermana y de su sobrina, que su familia es millonaria. Podemos imaginar muchas cosas de su existencia anterior, pero no se nos ofrecen datos, no hay flashbacks. Yo no puedo despegar la vista de su rutina. Y envidiar profundamente a alguien que se siente tan feliz con el estado de su vida, aunque pase la mitad de su tiempo limpiando v¨¢teres.
Y parece no haber necesitado para llegar a ese aislamiento tan dichoso leer libros de autoayuda, ni creer en los dioses, ni que el yoga o la meditaci¨®n le hayan regalado la placidez, el equilibrio, el conocimiento y la paz interior. Que le dure la alegr¨ªa de vivir, el karma, lo que alimenta su alma, ese placentero estado de ¨¢nimo, su elegida soledad, el empe?o en hacer bien su trabajo, que este no le machaque.
Wenders, que siempre ha disfrutado de poderoso sentido visual, fotograf¨ªa muy bien la ciudad. Las im¨¢genes tienen magnetismo. Y sobre todo dispone de Koji Yakusho, un actor notable que tambi¨¦n desprende magnetismo. Yo, al menos, no puedo despegar la mirada de su careto.
Perfect Days
Dirección: Wim Wenders.
Intérpretes: Koji Yakusho, Tokio Emoto, Arisa Nakano, Aoi Yamada.
Género: drama. Japón, Alemania, 2023.
Duración: 123 minutos.
Estreno: 12 de enero.
Babelia
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