¡®La zona de inter¨¦s¡¯: sentir el espanto sin verlo
Me interesa e inquieta c¨®mo Jonathan Glazer muestra la vida cotidiana de los verdugos nazis en esta pel¨ªcula, pero hay cosas que me molestan en su muy pensado y a veces pretencioso estilo visual
Constato que esta pel¨ªcula es la adaptaci¨®n de un libro del lamentablemente difunto Martin Amis, escritor que me enamor¨® y me hizo re¨ªr un mont¨®n en su primera novela, El libro de Rachel, y del que cre¨ªa haberlo le¨ªdo todo. Amis era la inteligencia, la sofisticaci¨®n, la iron¨ªa, la corrosi¨®n. La inolvidable prosa de este se?or tan cosmopolita y mundano era transparente en sus ficciones. Pero igualmente en su sabrosa autobiograf¨ªa, Experiencia, o en el ¨²ltimo repaso que hizo de su vida y de su gente (ahora lo denominan autoficci¨®n, no s¨¦ cuanto durar¨¢ la palabrita de moda) en Desde dentro.
Sintiendo eterna adicci¨®n hacia la obra y la personalidad de este hombre descubro que extra?a e imperdonablemente no he le¨ªdo nunca La zona de inter¨¦s, cuya adaptaci¨®n al cine ha realizado Jonathan Glazer. Por ello, no puedo establecer comparaciones. Pero est¨¢ claro que la invisible barbarie que relata esta pel¨ªcula se le ocurri¨® a Martin Amis. Y no fue la ¨²nica vez que Amis se ocup¨® de los personajes m¨¢s siniestros de la historia. En Koba el Temible habl¨® con contundencia y datos de uno de los mayores asesinos de masas que han existido, un tal Stalin.
Glazer, con evidente vocaci¨®n de autor¨ªa, a veces excesiva en su utilizaci¨®n de la c¨¢mara, describe la vida cotidiana de una familia alemana en medio del campo, en una casa muy grande y rodeada de un hermoso paisaje. Pero sabemos que al lado de esta mansi¨®n que alberga a gente feliz, con una separaci¨®n tan corta que no impide que lleguen los ecos, algo horrible est¨¢ ocurriendo. Las c¨¢maras de gas y el asesinato masivo en sus m¨²ltiples formatos se practican sin prisas y sin pausas.
Ese lugar de Polonia se llama Auschwitz, la m¨¢xima representaci¨®n del horror y del exterminio, de la infinita capacidad de maldad que pueden ejercer los seres humanos. Y la pl¨¢cida familia que habita ese espacio contiguo al infierno es la del jefe del campo de concentraci¨®n. Son gente aparentemente muy normal, parecen quererse, celebran fiestas, meriendas campestres y onom¨¢sticas, se ba?an en un r¨ªo cercano, se r¨ªen, son hospitalarios con familiares y amigos. Solo surgen problemas dom¨¦sticos cuando al marido le ofrecen o le imponen un cambio en su esforzado trabajo, dirigir otro campo de concentraci¨®n. Ah¨ª surgen los celos profesionales o burocr¨¢ticos y tener que abandonar ese hogar familiar en el que se sienten tan vivos y tan felices. No hay nada excepcional en su existencia dentro de ese lugar. Son una familia adscrita a la normalidad. El padre debe hacer mod¨¦licamente su trabajo. Y los dem¨¢s tan contentos, disfrutando el d¨ªa a d¨ªa.
Jonathan Glazer dispone de un material estremecedor. Los espectadores jam¨¢s vemos lo que est¨¢ ocurriendo a unos metros de esa mod¨¦lica unidad familiar. Pero nuestra imaginaci¨®n funciona. El diablo no tiene cuernos ni rabo. Y tengo que recurrir a esa cita tan abusivamente repetida por todo cristo, que se invent¨® Hannah Arendt. O sea, la banalidad del mal. Estoy interesado e inquieto observando la vida cotidiana de los verdugos. Hay cosas que me molestan en el muy pensado y a veces pretencioso estilo visual de Glazer. Existen un par de fundidos en negro y otro en rojo que resultan abusivos. Tambi¨¦n la escenificaci¨®n de un cuento infantil. Casi siempre la c¨¢mara enfoca con distancia a esa familia. No utiliza nunca el primer plano. Es su metodolog¨ªa para no subrayar nada, para mantener continuamente las distancias. Respeto su estilo para narrar de otra forma el espanto. Pero soy tan convencional y tan vulgar que si me hablan en cine del Holocausto seguir¨¦ acord¨¢ndome siempre de La lista de Schindler y de El pianista.
La zona de inter¨¦s
Dirección: Jonathan Glazer.
Intérpretes: Christian Friedel, Sandra Hüller, Freya Kreutzkam, Imogen Kogge, Max Beck.
Género: drama. Reino Unido, 2023.
Duración: 105 minutos.
Estreno: 19 de enero.
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