¡®Madame Web¡¯: la pitonisa de Marvel adivina el declive del g¨¦nero de superh¨¦roes

No deja de ser parad¨®jico: justo ahora que el futuro de las pel¨ªculas de superh¨¦roes es m¨¢s impredecible que nunca, la ¨²ltima superhero¨ªna de Marvel es una pitonisa. El nuevo estreno de la hasta ahora prol¨ªfica y rentable factor¨ªa, Madame Web, se enfrenta a una bola de cristal opaca y dif¨ªcil de descifrar ante el evidente declive del g¨¦nero que ha copado hasta la extenuaci¨®n las pantallas de cine de los ¨²ltimos a?os. En ese lugar incierto se sit¨²a una pel¨ªcula que funciona como presentaci¨®n de un nuevo personaje situado en la ¨®rbita de Spider-Man o, para ser exactos, en eso que se llama Universo Spider-Man de Sony, es decir, la franquicia creada por Columbia Pictures, Marvel Entertainment y Sony Pictures a trav¨¦s de una amalgama de pel¨ªculas (Venom, Morbius) que giran alrededor de personajes conectados con las aventuras del Hombre Ara?a.

Y as¨ª llegamos a esta Madame Web, inspirada en un personaje secundario ¡ªuna anciana ciega con poderes para adivinar el futuro¡ª que naci¨® en 1980 de la mano de Denny O¡¯Neil y John Romita, Jr., y que ahora revive en la piel de Dakota Johnson, lejos de ser una anciana en esta nueva pel¨ªcula situada en el Nueva York de principios del siglo XXI. Tras un pr¨®logo en la selva amaz¨®nica peruana, donde la madre de la nueva hero¨ªna da a luz, la historia se sit¨²a en un mundo de nost¨¢lgica inocencia. Con sus botas Dr. Martens y su cazadora de cuero de mercadillo, Cassie Webb ¡ªuna urbanita solitaria que solo aprecia la compa?¨ªa de su gato¡ª conduce una ambulancia en una ciudad que a¨²n permanece aferrada a la ¨²ltima d¨¦cada del siglo XX. Se trata de una mujer cuyos poderes se presentan bajo la premonitoria estela del d¨¦j¨¤ vu: efectivamente, todo lo que ocurre en la pantalla tambi¨¦n parece algo vivido anteriormente por el espectador.

No deja de ser curioso que adem¨¢s las huellas del pasado se presenten a trav¨¦s de iconos de la publicidad, ya sea un anuncio de Calvin Klein en mitad de una de las secuencias de acci¨®n de la pel¨ªcula o, sobre todo, la omnipresente Pepsi Cola, evocada a lo largo de todo el filme con el aroma vintage del famoso anuncio noventero de Cindy Crawford a trav¨¦s del letrero de 1936 que estaba situado, antes de su demolici¨®n, en un edificio industrial del barrio de Queens. De nuevo, se nos presentan las marcas como referencias globales de una supuesta cultura popular dispuesta como patrimonio para unas nuevas generaciones acr¨ªticas con el consumo que, seg¨²n parece, solo saben guiarse por la iconograf¨ªa corporativa.

Pero Madame Web es sobre todo una pel¨ªcula que avanza la llegada de un escuadr¨®n de superhero¨ªnas adolescentes cuyo trazo grueso va acompa?ado de referencias tan poco originales como el tema Toxic, de Britney Spears, incluido en el ¨¢lbum In The Zone. En ese disco tambi¨¦n estaba Everytime, que cantaba y bailaba otro grupo de adolescentes perdidas en la salvaje y nihilista Spring Breakers, la pel¨ªcula de Harmony Korine que hace ya m¨¢s de una d¨¦cada avanzaba los peligros de la desafecci¨®n milenial.

Dirigida por una impersonal realizadora curtida en la televisi¨®n, S. J. Clarkson, Madame Web se queda en un lugar sin techo propio, entre el mero avance en los intereses de una franquicia y ese d¨¦j¨¤ vu parapetado tras las marcas. Y si por algo merece la pena es gracias a Dakota Johnson, una actriz con la aut¨¦ntica aura de una estrella, capaz de hacer soportable una pel¨ªcula envuelta en la decadencia de un g¨¦nero incapaz de escapar de la trampa de su propia tela de ara?a.