Pedro Bravo: ¡°Hoy si est¨¢s callado parece que molestas¡±
El periodista y escritor ha publicado ¡®?Silencio!¡¯, un sosegado ensayo contra todo el ruido que nos rodea
Periodista, guionista y autor de ensayos, ficci¨®n y podcasts, no es precisamente Pedro Bravo (Madrid, 51 a?os) de los que se callan y, sin embargo, acaba de publicar ?Silencio! Manifiesto contra el ruido, la inquietud y la prisa (Debate), una sosegada reflexi¨®n contra el ruido que invita hablar menos y escuchar m¨¢s. No se trata, como advierte su contraportada, de un libro de autoayuda, aunque gracias a su estilo ameno y su vocaci¨®n divulgativa s¨ª puede servir de tabla de salvaci¨®n en estos tiempos en los que el foll¨®n que nos rodea apenas nos permite escucharnos a nosotros mismos. ?l reconoce que le ha tentado quedarse callado. ¡°Pero me pareci¨® oportuno plantear cuestiones que sirven para darse cuenta de que hay otra forma de pasar por la vida¡±.
Pregunta: ?Por qu¨¦ no hacer como John Cage con 4¡ä33¡ä' y dejar el ensayo en blanco?
Respuesta: El ejercicio de John Cage sigue siendo muy v¨¢lido. Lo que hizo con esa obra, dejar la partitura en blanco y que no se oyese nada m¨¢s que el sonido ambiente durante ese tiempo, no solo demuestra que el silencio absoluto es imposible, tambi¨¦n lo que nos cuesta enfrentarnos al reto de la pausa, del vac¨ªo. El libro, aunque breve, est¨¢ lleno de texto, claro, pero lo que intento con ¨¦l es demostrar que el silencio es beneficioso. Callar, parar, observar, escuchar es sano; ahora mismo, m¨¢s que nunca.
P. Dice que la quietud es una forma de moverse, de ser nosotros. ?El movimiento nos roba la identidad?
R. Nos decimos a nosotros mismos que, como especie, estamos hechos para movernos, para descubrir, para avanzar y, sin embargo, lo que m¨¢s nos cuesta es la quietud y el silencio. Mi tesis es que ese silencio y esa quietud son acciones de resistencia y, por tanto, son una forma de movimiento. Y que, si las ponemos en pr¨¢ctica, quiz¨¢ descubramos otra forma de ser nosotros mucho m¨¢s arm¨®nica y equilibrada.
P. Sus reflexiones sobre el silencio le llevan inevitablemente a volver una y otra vez al ruido. ?Qu¨¦ es el ruido para usted? ?Podemos vivir sin ¨¦l?
R. El ruido son esos sonidos de baja fidelidad que soportamos cada d¨ªa en las ciudades, y a veces tambi¨¦n en el campo, y que nos enferman y nos impiden apreciar un mont¨®n de cosas que nos reconcilian con nuestro ser. Son los pensamientos que nos inquietan y nos hacen distorsionar la realidad. La velocidad inhumana y la ansiedad que impone el modelo econ¨®mico. Los contenidos dise?ados para engancharnos que nos sueltan las empresas de la industria de la atenci¨®n. ?Podemos vivir sin el ruido? Si queremos vivir m¨¢s tranquilos, yo dir¨ªa que s¨ª.
P. Se?ala que las redes sociales nos han convertido en personas-marca que ven en los dem¨¢s a la competencia. ?Eso no da un poco de miedo?
R. Bueno, no son solo las redes sociales. La evoluci¨®n del modelo econ¨®mico nos ha llevado a ser cada vez m¨¢s individualistas y narcisistas. Con el surgimiento de las redes y de otras armas de la econom¨ªa de la atenci¨®n, ese proceso se ha acelerado. Ahora somos miles de millones de yoes incapaces de escuchar y tratando de sobresalir unos por encima de otros. No solo da miedo, adem¨¢s es aburrid¨ªsimo.
Con el surgimiento de las redes y de otras armas de la econom¨ªa de la atenci¨®n, ahora somos miles de millones de yoes tratando de sobresalir unos por encima de otros
P. ?Las ciudades se han convertido en un sitio inhabitable?
R. Para mucha gente, s¨ª. Crece la desigualdad, la exclusi¨®n, y aumentan el ruido, la inquietud, la ansiedad. Pero no solo en las ciudades. Lo que llamamos el campo, lo rural, tambi¨¦n est¨¢ dominado por el modelo que se impone desde la ciudad, trabaja para ¨¦l en las mismas condiciones de explotaci¨®n. Se est¨¢ poniendo complicado vivir bien, que para m¨ª es sin¨®nimo de vivir tranquilo.
P. ?Es el silencio una ideolog¨ªa anticapitalista?
R. El silencio es una herramienta de resistencia. Para m¨ª es algo mucho m¨¢s disruptivo, transversal, profundo y complejo, siendo al mismo tiempo un concepto muy simple. ?Es anticapitalista? Ahora mismo, yo dir¨ªa, parafraseando a Eskorbuto, que es anti-todo. Al menos anti-todo lo que no es natural y, por lo tanto, humano.
P. ?Ha llegado a sentir esa discriminaci¨®n que sufren los introvertidos de la que habla en el libro?
R. No s¨¦ si discriminaci¨®n, pero s¨ª incomodidad. Hoy uno tiene la sensaci¨®n de no ser entendido, de ir contracorriente, de estar molestando precisamente por estar callado. Buena parte de nuestras sociedades han ido tendiendo a la exhibici¨®n y la ch¨¢chara y excluyendo a quien, por temperamento, no es as¨ª. Ocurre en las escuelas, en los trabajos, en el ocio¡ Dejar a la gente ser como es, escucharla, es una estupenda forma de aprender cosas nuevas.
Dejar a la gente ser como es, escucharla, es una estupenda forma de aprender cosas nuevas
P. El libro dice cosas como que la obsesi¨®n humana por encontrar soluciones es una parte del problema, pero a la vez hace un gran esfuerzo por no caer en el fatalismo. ?Podemos ser optimistas?
R. Lo que sostengo es que el optimismo es una especie de imposici¨®n, una doctrina de la religi¨®n econ¨®mica que nos impide desviarnos de la ruta marcada. Creemos que vamos por el mal camino pero estamos convencidos de que, como en los relatos de ficci¨®n, vendr¨¢ alguien o algo a salvarnos. Algo o alguien salido del mismo sistema que nos ha tra¨ªdo hasta aqu¨ª. Quiz¨¢ la ¨²nica forma de ser optimista sea empezar siendo pesimista, es decir, no negar lo evidente
P. Tras la lectura del libro dan ganas de salir huyendo, hasta que te das cuenta de que tampoco sabes bien a d¨®nde huir. ?D¨®nde hay que ir?
R. Como primer paso, al silencio, a la pausa, a la calma, a la observaci¨®n, a la escucha. A la atenci¨®n. Y, de ah¨ª, a lo que esta nos descubra.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.