Marjane Satrapi, autora de ¡®Pers¨¦polis¡¯, Premio Princesa de Asturias de Comunicaci¨®n y Humanidades 2024
La historietista y cineasta dedica el galard¨®n a un rapero ¡°condenado a muerte por cantar a la libertad¡± en su pa¨ªs y manda un mensaje a Borrell: ¡°Si lo tuviera delante, le dar¨ªa un bofet¨®n. Ir¨¢n est¨¢ llevando a cabo cinco guerras ahora mismo¡±
Una ni?a iran¨ª mira al frente, con los brazos cruzados. Lleva el velo, y cierta firmeza en los ojos. Apenas dos vi?etas despu¨¦s, se ven hombres y mujeres exaltados, protestando con el pu?o levantado: arranca la Revoluci¨®n Isl¨¢mica. Aquellos dibujos, que dieron comienzo en el a?o 2000 a Pers¨¦polis, cambiaron la historia de esa chiquilla, de la novela gr¨¢fica y, tal vez, incluso de Ir¨¢n. Tanto que durante a?os a Marjane Satrapi (Rasth, 54 a?os) le siguieron reclamando que ret...
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Una ni?a iran¨ª mira al frente, con los brazos cruzados. Lleva el velo, y cierta firmeza en los ojos. Apenas dos vi?etas despu¨¦s, se ven hombres y mujeres exaltados, protestando con el pu?o levantado: arranca la Revoluci¨®n Isl¨¢mica. Aquellos dibujos, que dieron comienzo en el a?o 2000 a Pers¨¦polis, cambiaron la historia de esa chiquilla, de la novela gr¨¢fica y, tal vez, incluso de Ir¨¢n. Tanto que durante a?os a Marjane Satrapi (Rasth, 54 a?os) le siguieron reclamando que retratara aquella joven, a lo que ella respond¨ªa una y otra vez: ¡°Ha crecido¡±. Se ha hecho mujer. Leyenda del tebeo. Cineasta. Franco-iran¨ª. Fiera opositora del r¨¦gimen de su pa¨ªs. Y, ahora, Premio Princesa de Asturias de Comunicaci¨®n y Humanidades, como anunci¨® este martes la fundaci¨®n que entrega los galardones.
El jurado defini¨® a Satrapi, residente en Par¨ªs, como ¡°un s¨ªmbolo del compromiso c¨ªvico liderado por las mujeres¡±, la calific¨® como ¡°una de las personas m¨¢s influyentes en el di¨¢logo entre culturas y generaciones¡± y record¨® que en ¡°Pers¨¦polis plasma ejemplarmente la b¨²squeda de un mundo m¨¢s justo e integrador¡±. Y ella, en una rueda de prensa por v¨ªdeoconferencia este martes, dedic¨® el galard¨®n a la lucha por la libertad en su pa¨ªs y al rapero Toomaj Salehi, condenado a muerte hace unos d¨ªas: ¡°Es la voz de todo el pa¨ªs¡±.
Aprovech¨® incluso para mandar un recado a Josep Borrell, alto representante de la UE para Asuntos Exteriores y Pol¨ªtica de Seguridad: ¡°Si le tuviera delante, le dar¨ªa un bofet¨®n. Ir¨¢n est¨¢ llevando a cabo cinco guerras ahora mismo. ?Qu¨¦ m¨¢s tiene que hacer la Guardia Revolucionaria para ser declarado grupo terrorista? Cuando se hablaba mucho de Ir¨¢n en Occidente, no mataban a nadie. Cuando se dej¨® de hablar, empez¨® a haber ejecuciones. ?Y qu¨¦ hace Europa en lugar de condenarles? Convierte a Ir¨¢n en presidente del foro social de derechos humanos en el seno de la ONU. Nadie de Ir¨¢n pedir¨ªa a Occidente que fuera a hacer la revoluci¨®n, pero al menos que reconozca que hay un movimiento con el 85% de la poblaci¨®n que no quiere esa dictadura religiosa. La opini¨®n p¨²blica cuenta y para eso importan estos premios, no para aplaudirme a m¨ª¡±. Aunque Borrell pueda promover la declaraci¨®n de la Guardia Revolucionaria, una medida as¨ª tendr¨ªa que ser aprobada por los 27 estados miembros de la UE.
As¨ª que este Princesa de Asturias reconoce muchas cosas a la vez, justo lo que suponen las obras de Satrapi. Ante todo, el talento de una narradora capaz de aprender y dominar nuevos formatos. Apenas ten¨ªa experiencia, adem¨¢s de llevar poco tiempo en la Escuela de Artes Decorativas de Estrasburgo, cuando construy¨® su obra maestra. Ella cre¨ªa que nunca encontrar¨ªa un editor, que todo terminar¨ªa en fotocopias para sus amigos. Se convirti¨® en un hito para el tebeo ¡°solo comparable al Maus de Art Spiegelman¡±, seg¨²n Reservoir Books, la editorial que la publica en castellano, euskera y catal¨¢n.
Porque Pers¨¦polis dibuja su infancia en Teher¨¢n durante la Revoluci¨®n Isl¨¢mica que, en 1979, derroc¨® al Sha de Persia y aup¨® al poder al ayatol¨¢ Jomeini, hasta el inicio de su vida adulta con su llegada a Europa, adonde la enviaron sus padres y reside desde entonces. La familia de Satrapi, acomodada y progresista, simpatizaba en principio con la revoluci¨®n, pero cuando esta fue dominada por los sectores islamistas deriv¨® en un r¨¦gimen teocr¨¢tico que coart¨® las libertades individuales y se embarc¨® en una guerra con Irak en 1980, bajo la vigilancia de los Guardianes de la Revoluci¨®n. Todo ello se narra en Pers¨¦polis, pero el blanco y el negro del dibujo sirve adem¨¢s para trazar todos los grises de tan complejo suceso: la macrohistoria, entre ¨¦xtasis, represi¨®n, c¨¢rcel y muertes, junto con la vida cotidiana y la perspectiva de una adolescente que ans¨ªa tanto la libertad como un casete de Kim Wilde en el mercado negro.
¡°El dibujo es la primera expresi¨®n del ser humano, anterior a la escritura¡±, afirm¨® ella sobre la elecci¨®n del c¨®mic. Entre sus novelas gr¨¢ficas, tambi¨¦n est¨¢n Bordados, que narra la vida de las mujeres iran¨ªes, y Pollo con ciruelas, sobre los ¨²ltimos ocho d¨ªas de vida de un pariente de Satrapi llamado Nasser Ali, un conocido int¨¦rprete de tar, el la¨²d tradicional iran¨ª. Pero tampoco Satrapi sab¨ªa mucho de cine cuando se dej¨® convencer para adaptar Pers¨¦polis a la pantalla, a cuatro manos con Vincent Paronnaud. Recibi¨® ex aequo el Gran Premio del Jurado en el Festival de Cannes de 2007 y, luego, la primera nominaci¨®n de una creadora por el mejor filme de animaci¨®n en la historia de los Oscar. M¨¢s adelante, film¨® la road movie en salsa espa?ola La banda de los Jotas, The Voices, sobre un asesino en los Estados Unidos profundos, Madame Curie, o una pel¨ªcula que ha contado que tiene pendiente de estreno.
Pero el Princesa de Asturias tambi¨¦n encumbra la valent¨ªa de una voz siempre dispuesta a decir lo que piensa. A detestar el uso del velo, como s¨ªmbolo de sumisi¨®n, y a defender, al mismo tiempo, que las mujeres que quieran puedan usarlo. A definirse ¡°muy feminista¡± y rechazar tajantemente el patriarcado, as¨ª como la lucha concebida como mujeres contra hombres: ¡°Nadie tiene derecho a dominar a nadie. Somos todos iguales. No hay razas, somos la raza humana¡±. ¡°Hay muy pocas diferencias entre un jud¨ªo, musulm¨¢n o cat¨®lico fan¨¢tico. El problema de la religi¨®n es que impide a la gente hablar y reflexionar, pretende dar respuestas en lugar de suscitar preguntas¡±, ha a?adido.
Aunque sus gritos por la justicia y contra el poder opresor, tanto en sus entrevistas, como en su arte, se dirigen sobre todo hacia su pa¨ªs. Hace poco, Satrapi regres¨® al c¨®mic por primera vez en a?os para coordinar Mujer. Vida. Libertad, antolog¨ªa donde ha reunido a estrellas como Paco Roca y Joan Sfarr ¡ªuna especie de ¡°brigada internacional¡± del c¨®mic, en su definici¨®n¡ª con autoras iran¨ªes como ella misma o Shabnam Adiban, para apoyar las protestas que remueven a su pa¨ªs y denunciar la represi¨®n que sufren los ciudadanos. Todo desde la muerte, el 16 de septiembre de 2022, de Mahsa Amini, una chica de 22 a?os detenida por la polic¨ªa de la moral por no llevar bien el velo obligatorio para las mujeres en Ir¨¢n. Satrapi ha insistido varias veces en que solo hay una palabra que explicar lo que hierve en su pa¨ªs. Ni ¡°revuelta¡± ni ¡°movimiento¡±, sino ¡°la primera revoluci¨®n feminista del mundo¡±.
Igual de clara se muestra ahora para calificar al otro frente: ¡°La situaci¨®n se ha agravado de mi pa¨ªs desde Pers¨¦polis. Estamos en una dictadura todav¨ªa m¨¢s violenta, m¨¢s del 85% de la poblaci¨®n quiere un gobierno democr¨¢tico y secular. El 68% vive bajo el umbral de la pobreza, pese a que Ir¨¢n es un pa¨ªs muy rico. El dinero desaparece en la corrupci¨®n. El gobierno no quiere soltar el poder. Por eso necesito seguir hablando, hablando y hablando de ello¡±. Resulta evidente, por lo tanto, su elecci¨®n en otro debate dif¨ªcil: hay artistas iran¨ªes que se han plantado contra el Gobierno y han pagado un precio por ello, como el director Jafar Panahi, condenado a seis a?os de c¨¢rcel por propaganda contra el r¨¦gimen. A otros, como el cineasta Asghar Farhadi, se les acus¨® durante a?os de ponerse de perfil. Satrapi pertenece al primer bando desde hace d¨¦cadas. De alguna forma, con Pers¨¦polis, hasta ense?¨® el camino.
¡°Vend¨ª millones y no s¨¦ cu¨¢ntos centenares de conferencias di. ?Cambi¨¦ algo? Qu¨¦ s¨¦ yo. ?Despert¨¦ la curiosidad de la gente? S¨ª. Contribu¨ª un poquito. Solo un poquito, aunque solo as¨ª se cambia el mundo¡±, reflexionaba en noviembre con EL PA?S. Aunque, todav¨ªa hoy, no tiene claro el impacto real de la obra: ¡°Funcion¨® porque fue un buen libro, honesto. Hay que hablar de lo que uno conoce. Si lo que hago ayuda, fant¨¢stico. Pero a menudo tengo la impresi¨®n de que estoy convenciendo a gente ya convencida. Si alguien como yo recibe este premio el mundo debe ir muy mal. No soy ni supersimp¨¢tica ni s¨²pertolerante¡±.
A la vez, Pers¨¦polis conten¨ªa otras claves fundamentales para Satrapi: un retrato realista del pa¨ªs y sus gentes, lejos de los encuadres de ¡°colinas y burros¡± o la imagen de una naci¨®n ¡°atrapada en ¨¦pocas oscuras¡± que los festivales occidentales buscan en el arte iran¨ª, como lament¨® hace un mes a The Guardian. Hay otra palabra clave, una de las m¨¢s repetidas en sus entrevistas: ¡°Decencia¡±. La de no querer dar lecciones o sugerencias desde lejos, sino solo apoyo y un altavoz, a sus connacionales que luchan cada d¨ªa en Ir¨¢n. Y la de no quejarse pese a d¨¦cadas sin visitar su hogar, porque hay otros sufriendo tragedias mayores.
Todo ello ha orientado su obra, su trayectoria y su vida. Con la misma decisi¨®n se opone a una dictadura, a que la fotograf¨ªen, o a que la encierren en una categor¨ªa. ¡°Al crecer me dec¨ªan: ¡®una se?orita no har¨ªa eso o aquello¡¯. Yo levant¨¦ un d¨ªa el dedo y dije: ¡®igual no soy una se?orita educada, pero soy libre¡¯. Siempre he rechazado ser dulce, lo soy cuando quiera, pero no por ser mujer. Cuando era ni?a quer¨ªa ser Batman, porque no hab¨ªa modelos femeninos¡±. Puede que hoy ella misma suponga una referencia para muchas j¨®venes. La ni?a de Pers¨¦polis ha crecido. Ha cambiado. Pero crea y lucha igual que entonces. O m¨¢s.