El director estrella del festival de Venecia compite desde la c¨¢rcel
El filme ¡®No Bears¡¯, del cineasta iran¨ª Jafar Panahi, condenado a seis a?os de prisi¨®n por propaganda contra el r¨¦gimen de los ayatol¨¢s, se perfila como ganadora del Le¨®n de Oro
Entraron los dos actores y se sentaron. Ella a la derecha, ¨¦l a la izquierda. En medio, qued¨® una silla vac¨ªa. Nadie habl¨® desde ese micr¨®fono, colocado justo detr¨¢s del papelito con el nombre ¡°Jafar Panahi¡±. Porque el director iran¨ª ha estrenado hoy viernes en el concurso del festival de Venecia su ¨²ltimo filme, No Bears. Sin embargo, no pudo acudir a la tradicional rueda de prensa para presentarla. Ni escuchar los aplausos que el certamen ten¨ªa reservados para ¨¦l y su nuevo trabajo. Incluso si ganara el Le¨®n de Oro, una opci¨®n nada descabellada, tampoco vendr¨¢ a recogerlo. Mientras su pel¨ªcula viaja, ¨¦l apenas puede moverse. Detenido el 11 de julio, el cineasta cumple una condena de seis a?os de c¨¢rcel por presunta ¡°propaganda contra el r¨¦gimen¡±. Por ¨¦l, pues, hablaron los dos int¨¦rpretes presentes, Mina Kavani y Reza Heydari. Y, sobre todo, la pel¨ªcula.
Porque, como en otros largos de Panahi, No Bears pone en el centro al propio director y su vida: en la gran pantalla, el cineasta anda en un pueblo remoto de Ir¨¢n. Y, a la vez, su equipo se encuentra en Turqu¨ªa rodando un filme que ¨¦l dirige por videollamada. Pero eso fue tambi¨¦n lo que sucedi¨® de verdad, de ah¨ª que ficci¨®n y realidad se mezclen y varias pel¨ªculas a la vez compongan el metraje final. Se habla de prohibiciones, de la tentaci¨®n del exilio, de la obsesi¨®n por el honor, de la presi¨®n del Gobierno iran¨ª. Y de que, cuando no esp¨ªa el Estado, los propios ciudadanos se encargan de controlarse unos a otros. Una gran s¨¢tira de la sociedad, tan absurda como, finalmente, dram¨¢tica. Su ritmo narrativo no augura un gran ¨¦xito comercial. Su valor f¨ªlmico y pol¨ªtico, en cambio, s¨ª reserva alg¨²n premio en el palmar¨¦s de ma?ana s¨¢bado.
¡°Vi la pel¨ªcula un mes antes de que le detuvieran. En realidad, lleva ya varios filmes en la clandestinidad¡±, afirma Alberto Barbera, director art¨ªstico del festival de Venecia. Porque ya en 2010 Panahi fue condenado a seis a?os de prisi¨®n por el mismo delito, tras participar en una manifestaci¨®n contra el entonces presidente Mahmoud Ahmadineyad. Despu¨¦s de dos meses entre rejas, pas¨® a una libertad condicional que pod¨ªa ser revocada en cualquier momento. Tambi¨¦n se le prohibi¨® rodar m¨¢s pel¨ªculas o salir de su pa¨ªs durante dos d¨¦cadas.
Desde entonces, sin embargo, ha estrenado Esto no es una pel¨ªcula, Pard¨¦, Taxi Teher¨¢n y Tres caras. Y en todas aparece haciendo de s¨ª mismo. ¡°Puede moverse por el pa¨ªs, formalmente no puede filmar, pero lo hace igualmente. Y hay una hipocres¨ªa del r¨¦gimen iran¨ª que claramente lo sabe, porque las pel¨ªculas llegan a las salas, a los festivales, pero nadie dice nada para no perturbar este equilibrio tan precario¡±, agrega Barbera. Aunque, desde el 11 de julio, algo s¨ª ha cambiado: despu¨¦s de preguntar por el destino de Mohammad Rasoulof y Mostafa Aleahmad, otros creadores iran¨ªes arrestados esa misma semana, Panahi ha sido encerrado en el centro de detenci¨®n de Evin. Y, esta vez, se teme que la condena se cumpla ¨ªntegra. Lo que ha movilizado a la Mostra en su apoyo. Por ahora, sin resultados.
¡°Antes de decir cualquier otra cosa, quiero destacar que falta. Espero que sea liberado lo antes posible. Es nuestro maestro. Y es una l¨¢stima que un profesor tan v¨¢lido est¨¦ entre rejas en lugar de aqu¨ª, ense?¨¢ndonos¡±, subray¨® en su primera intervenci¨®n ante la prensa Reza Heydari. Y explic¨® que el director sigue entre rejas, que sus abogados trabajan ¡°para su libertad¡± y que ¨¦l nunca ha podido visitarle, ya que solo est¨¢ permitido ¡°a los familiares de primer grado¡±. Y la propia Mostra quiso dejar clara su indignaci¨®n: ante la ausencia del director para la proyecci¨®n de gala, convoc¨® un flashmob de creadores en la alfombra roja para denunciar la persecuci¨®n contra el iran¨ª y, en general, contra los cineastas en prisi¨®n o acosados por el mundo.
Al fin y al cabo, justo antes de presentar su programaci¨®n, a finales de julio, el certamen dedic¨® una menci¨®n a Panahi, Rasoulof y Aleahmad. Y, ahora, vuelve al director para el cierre de su competici¨®n oficial. Entre medias, adem¨¢s, la Mostra ha acogido una conferencia titulada Directores bajo ataque, donde se relataron los mil riesgos de hacer cine en Afganist¨¢n, Turqu¨ªa, Ucrania o en cualquier otro rinc¨®n del mundo donde la libertad creativa sea considerada peligrosa e inc¨®moda.
Ah¨ª se pudieron escuchar las ¨²nicas palabras de Panahi en el certamen, en un comunicado cofirmado con Rasoulof: ¡°Somos cineastas. Parte del cine independiente iran¨ª. Para nosotros, vivir es crear. Y creamos trabajos que no son de encargo. Por eso, los que est¨¢n en el poder nos ven como criminales. El cine independiente refleja su ¨¦poca. Coge inspiraci¨®n de la sociedad. Y no puede quedarse indiferente¡±. El documento tambi¨¦n aseguraba que para ambos la esperanza de poder ¡°crear de nuevo¡± se ha convertido en ¡°una raz¨®n de existencia¡±.
As¨ª lo confirmaron los dos int¨¦rpretes de No Bears. ¡°Cuando alguien como Panahi te invita a una pel¨ªcula, aceptas. Con todas las restricciones, su amor cin¨¦filo es tal que nos lo transmit¨ªa constantemente, se despertaba el primero y se acostaba el ¨²ltimo¡±, record¨® Reza Heydari. Y Mina Kavani agreg¨®: ¡°En el rodaje en Turqu¨ªa todos est¨¢bamos algo tensos, estresados por conseguir lo que ¨¦l quer¨ªa. Pero me dio una gran lecci¨®n: cuando empezamos a filmar estaba tan concentrado, y con tal perfeccionismo, que no pod¨ªas pensar en otra cosa. Lo que contaba para ¨¦l era el cine. Solo quer¨ªa hacer su pel¨ªcula¡±. A pesar de los obst¨¢culos, a toda costa. Incluida su libertad.
Babelia
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