Lecciones de torer¨ªa
Fernando Roble?o, Javier Cort¨¦s y Francisco Jos¨¦ Espada solventaron con firmeza y entrega las muchas dificultades de una mansada de El Montecillo
No hubo trofeos, ni siquiera una vuelta al ruedo, ni una ovaci¨®n encendida y un¨¢nime ante un destello deslumbrante de toreo, pero ha sido una lecci¨®n magistral la que tres toreros han ofrecido en Las Ventas ante una muy complicada y deslucida corrida de toros. Fue una clase del arte del toreo, que no solo consiste en la embestida cari?osa del toro artista y el torero elegante y de pellizco. Una muestra de lo que es el valor, el poder¨ªo, el conocimiento, la firmeza, la entrega y la seguridad ante un animal que sale al ruedo dispuesto a fastidiar cualquier sue?o. Y no hubo lugar para el aburrimiento, sino para tener prestos los cinco sentidos para disfrutar, sentir y sufrir con lo que suced¨ªa en la arena, nada f¨¢cil, por otra parte.
Roble?o, Cort¨¦s y Espada no pertenecen al grupo de las figuras que ya encabezan las ferias del mes de agosto, pero han demostrado que son toreros de una pieza, conocedores del oficio y con un muy serio compromiso para vestirse de luces.
Los tres fallaron en la suerte suprema, lo que viene a explicar una vez m¨¢s que nadie es perfecto y, quiz¨¢, qui¨¦n sabe, sea esa la raz¨®n de su inestable situaci¨®n a la hora de firmar contratos.
La corrida de El Montecillo no vali¨® un duro. De buena fachada, s¨ª, serios todo ellos, con cuajo y muy astifinos, pero ninguno permiti¨® el toreo de principio a fin. Ni lo permitieron con el capote, distra¨ªdos y sueltos los seis, y solo el sexto acudi¨® a la muleta con la m¨ªnima entrega posible, lo que hizo que Espada, valent¨ªsimo toda la tarde, se luciera de verdad en largos muletazos sueltos por ambas manos a base de exponer su f¨ªsico. Cuando m¨¢s firme estaba ante un oponente que no dejaba de mirarle los muslos, una voz quebr¨® la escena: ¡®Se va sin tore¨¢...¡¯, como si quien la profiri¨® supiera de lo que musitaba.
En ese ¨²ltimo toro de la tarde se lucieron con las banderillas Candelas y Pascual Mellinas, y el matador brind¨® a la concurrencia, convencido de que su disposici¨®n podr¨ªa con los elementos. Y as¨ª pudo ser si no falla otra vez con la espada.
Tambi¨¦n fall¨® en el tercero tras unas manoletinas ce?id¨ªsimas y una labor valerosa ante otro toro con tan pocas ganas que solo el mando del torero lo oblig¨® a pasar a rega?adientes. Unos ajustados estatuarios iniciales ante un torero plantado en la arena no fueron m¨¢s que una ilusi¨®n pasajera.
Otra vez fall¨® con el estoque Fernando Roble?o, un catedr¨¢tico del toreo con una asignatura pendiente y nunca aprobada. No se puede estar m¨¢s l¨²cido y lucido que este veterano maestro con un lote inservible, que no ten¨ªa un pase. No es solo la experiencia contrastada de la veteran¨ªa, sino el sabor a?ejo de la torer¨ªa eterna. A los dos los exprimi¨® y con los dos err¨® a la hora de la verdad.
Y no qued¨® atr¨¢s Javier Cort¨¦s, otro pincha¨²vas con un sobresaliente sentido de la lidia, bien colocado siempre, cruzado al pit¨®n contrario, jug¨¢ndose el tipo sin cuento, muy por encima de la condici¨®n de sus toros, y rob¨¢ndoles muletazos hondos a base de exponer donde los pitones echan humo. Todo el fuego encendido lo apag¨® con el jarr¨®n fr¨ªo de un mal uso del estoque.
No hubo trofeos, pero s¨ª toreros buenos y pinceladas de toreo de altura. No todo van a ser pinturer¨ªas¡
El Montecillo/Roble?o, Cort¨¦s, Espada
Toros de El Montecillo, bien presentados, serios y astifinos; mansos, descastados y deslucidos.
Fernando Robleño: media estocada (ovación); tres pinchazos _aviso_ y tres descabellos (silencio).
Javier Cortés: dos pinchazos, media estocada ladeada _aviso_ casi entera y dos descabellos (silencio); casi entera tendida y atravesada y tres descabellos (silencio).
Francisco José Espada: pinchazo y estocada (ovación); dos pinchazos y casi entera _aviso_ (ovación).
Plaza de Las Ventas. 2 de mayo. Corrida goyesca. Feria de la Comunidad. Tres cuartos de entrada (18.329 espectadores, según la empresa).
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