Una marea de mil v¨ªctimas pone cara al Me Too franc¨¦s en el cortometraje de la actriz Judith Godr¨¨che
¡®Moi Aussi¡¯ recoge el testimonio de mujeres de Francia que denuncian abusos sufridos tanto en el ¨¢mbito laboral como en el familiar
Cuando en 2017 estall¨® el movimiento Me Too tras las denuncias contra el productor de Hollywood Harvey Weinstein hubo un pa¨ªs que no ocult¨® sus recelos: Francia. En una carta p¨²blica, m¨¢s de un centenar de mujeres del mundo de la cultura, algunas tan conocidas como la actriz Catherine Deneuve, expresaron sus reservas ante los efectos colaterales de las denuncias que llegaban desde Estados Unidos. Aquel complejo debate acab¨® siendo simplista, convert¨ªa a las mujeres estadounidenses en puritanas frente a las m¨¢s resueltas europeas, una falsa dicotom¨ªa que siete a?os despu¨¦s ha quedado definitivamente zanjada. El Me Too ha llegado tarde a Francia pero con una fuerza amplificada en el arranque de la 77? edici¨®n del festival de Cannes, que ha intentado en vano mantenerse estos a?os al margen de un movimiento hist¨®rico que no deber¨ªa ce?irse al mundo del cine.
Moi Aussi (Me Too) es un cortometraje de 17 minutos dirigido por la actriz Judith Godr¨¨che cuya relevancia es m¨¢s social que cinematogr¨¢fica. Se proyect¨® como pr¨®logo de la pel¨ªcula inaugural ¡ªla islandesa Lj¨®sbrot, de R¨²nar R¨²narsson¡ª de la secci¨®n Una cierta mirada y responde, seg¨²n Godr¨¨che, a la promesa que le hizo a las cinco mil v¨ªctimas que se pusieron en contacto con ella entre el 7 de febrero de este a?o, cuando la actriz denunci¨® que fue violada y agredida de adolescente por los directores Beno?t Jacquot y Jacques Doillon, que niegan los hechos, y el 23 de marzo, fecha en la que convoc¨® a todas las personas que conectaron con ella a trav¨¦s del correo que habilit¨® poco despu¨¦s de hacer p¨²blica su agresi¨®n sexual. De las cinco mil, acudieron a la cita unas mil, la mayor¨ªa mujeres, de todas las edades y condiciones.
El cortometraje arranca con el plano de unos ojos, los de Tess Barth¨¦l¨¦my, la hija de la directora, que vestida de blanco se pasea entre las personas que escribieron a Godr¨¨che compartiendo sus terribles testimonios. Barth¨¦l¨¦my interpreta una coreograf¨ªa un tanto simplona que juega con los ojos que no ven y la boca que calla mientras se abraza o le da la mano a las v¨ªctimas y se escucha una polifon¨ªa de voces que relatan sus abusos sexuales, muchos de ellos dentro del ¨¢mbito familiar, cuando eran menores, y otros, ya adultos, en el laboral. ¡°Mi t¨ªo¡±, ¡°Un amigo de mi padre¡±, ¡°Mi hermano¡±, ¡°Mi jefe¡±, ¡°Un actor famoso¡±, ¡°Un desconocido¡±... ¡°a los seis a?os¡±, ¡°a los ocho¡±, ¡°a los 13¡å, ¡°a los 15¡¡± Algunas de las mujeres filmadas se ocultan la cara con la capucha de sus abrigos, o con gafas de sol, otras, las m¨¢s mayores, dan la espalda a la c¨¢mara, pero la mayor¨ªa mira de frente.
La idea de Godr¨¨che se salva cuando se apagan la m¨²sica, las palabras y el baile y el millar de personas recorren en silencio la avenida de Par¨ªs en un plano secuencia en el que van desfilando frente al objetivo. Ese largo instante protagonizado por una multitud con la cabeza alta s¨ª resulta rotundo y emocionante. Godr¨¨che se ha convertido en la principal impulsora de un movimiento que en Francia arranc¨® cuando la actriz Ad¨¨le Haenel abandon¨® los premios C¨¦sar de 2020 como se?al de protesta por los aplausos al cineasta Roman Polanski, galardonado entonces por El oficial y el esp¨ªa, su pel¨ªcula sobre el c¨¦lebre Yo acuso de ?mile Zola y el caso Dreyfus.
Hace unos d¨ªas, le preguntaron a Godr¨¨che por unas declaraciones, algo torpes, del actor Vincent Lindon, que ped¨ªa ¡°una hoja de ruta¡± para comprender mejor a las mujeres v¨ªctimas de agresiones sexuales. La actriz respondi¨® entre risas que la frase de Lindon delata el fondo de tantos hombres, su incapacidad para ponerse en el lugar de ellas.
Algo que, curiosamente, repiti¨® ayer la actriz estadounidense Meryl Streep en un encuentro con el p¨²blico en el que repas¨® algunos momentos de su carrera: ¡°Ning¨²n hombre que ve El cazador [la pel¨ªcula de 1978 de Michael Cimino] se identifica conmigo, con la chica. En cambio las mujeres, s¨ª nos identificamos con los personajes de [Robert] De Niro o de John Savage. Eso es lo dif¨ªcil, que un hombre se ponga en la mirada de una mujer y se entere por fin de algo¡±.
El pase del corto de Godr¨¨che se repiti¨® dos horas m¨¢s tarde en la playa, en el particular patio de butacas de arena y tumbonas en la programaci¨®n Cin¨¦ma de La Plage, informa Gregorio Belinch¨®n. La actriz s¨ª subi¨® esa vez al escenario con parte del equipo. La acompa?aron en la sesi¨®n, en las primeras filas de tumbonas, medio centenar de participantes en Moi Aussi, que se taparon repetidamente la boca en un gesto que replicaba las im¨¢genes del corto, y las que Godr¨¨che alab¨®, con voz rota por la emoci¨®n, ¡°la valent¨ªa¡± de esas v¨ªctimas. Al acabar la sesi¨®n, la directora volvi¨® a hablar con risa nerviosa: ¡°Es bueno dedicar la playa tambi¨¦n a este cine¡±. Y m¨¢s calmada, acab¨®: ¡°Gracias a todas las que confiaron en m¨ª. Esto es para ellas¡±.
Entre tanto, la bola de nieve del Me Too franc¨¦s no ha dejado de crecer. En octubre se sentar¨¢ en el banquillo una de sus vacas sagradas, el actor G¨¦rard Depardieu, mientras el productor Alain Sarde, de 72 a?os, uno de los m¨¢s poderosos de la industria francesa (est¨¢ detr¨¢s de pel¨ªculas de Godard, Claude Sautet, Polanski, Andr¨¦ T¨¦chin¨¦ o Bertrand Tavernier) ha sido se?alado hace dos d¨ªas por nueve mujeres que lo acusan de agresiones ocurridas entre 1985 y 2003, y que ¨¦l niega.
Adem¨¢s, el diario Le Monde tambi¨¦n public¨® en el arranque del festival una tribuna firmada por cien mujeres, la mayor¨ªa actrices muy conocidas, de Juliette Binoche a Isabelle Adjani, que reclaman una ley integral contra la violencia sexual y de g¨¦nero que proteja por igual a mujeres, hombres y ni?os, ¡°una ley que aclare, entre otras cosas, la definici¨®n de violaci¨®n y de consentimiento [...] No perseguimos una utop¨ªa, somos tantos que nuestras voces ya no pueden dejar de contar¡±.
Babelia
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