?ltimas noticias desde el infierno: 7.500 espa?oles murieron en los campos nazis
El libro ¡®Deportados y olvidados¡¯ ampl¨ªa el listado de v¨ªctimas nacionales que perdieron la vida engullidos por el Holocausto, as¨ª como el n¨²mero de deportados, que sumaron 15.000
¡°?En caso de defunci¨®n, a qui¨¦n quiere usted que se le comunique?¡±. Esta pregunta, de cierta cortes¨ªa, planteada por un oficial de un campo de concentraci¨®n nazi resulta macabra. Es lo que se les dec¨ªa a los deportados a Mauthausen tras un recibimiento que consist¨ªa en tener que desnudarse, ser rapado y dar los datos personales. ¡°Muchos infelices se desploman por el fr¨ªo [...]. De all¨ª son llevados al crematorio, son ya seres inservibles¡±. Es el testimonio de un espa?ol en su primer d¨ªa en el infierno creado por los nazis durante la II Guerra Mundial. ¡°Desde hoy dejas de llamarte Garc¨ªa, tu nuevo nombre es este n¨²mero que debes saber siempre¡±, le ordenaron. De ah¨ª pasaban a recoger el conocido pijama de rayas blancas y azules y al barrac¨®n a intentar descansar en una peque?a cama de madera que compart¨ªan tres personas. As¨ª se cuenta en el libro Deportados y olvidados. Los espa?oles en los campos de concentraci¨®n nazis (La Esfera de los Libros), de los historiadores Diego Mart¨ªnez L¨®pez y Gutmaro G¨®mez Bravo.
Esta obra ofrece como principal novedad un listado actualizado y ampliado de las v¨ªctimas espa?olas, los Spanier, porque se ha rastreado su presencia en los diferentes campos, subrayan los autores. ¡°Hemos registrado que murieron unos 7.500, cuando hace tiempo se hablaba de 4.500¡å, dice por tel¨¦fono G¨®mez Bravo, catedr¨¢tico de Historia Contempor¨¢nea en la Universidad Complutense de Madrid y autor de numerosos libros sobre el franquismo.
En cuanto a los deportados, estiman que fueron ¡°unos 15.000, cuando la cifra anterior era de 12.000¡å. Esto significa que murieron algo m¨¢s de la mitad de los que fueron a parar a los campos. Una investigaci¨®n que ha sido posible gracias a la documentaci¨®n consultada de los archivos de los Aliados, especialmente de Estados Unidos (¡±aunque no lo han desclasificado todo¡±); de los campos nazis (¡±las fuentes alemanas nos han servido de mucho¡±) y de los papeles de los propios internos.
Del total de deportados, a Mauthausen fueron 7.251, ¡°el campo m¨¢s terrible, conocido como ¡®el de los espa?oles¡¯ por los propios alemanes¡±, donde empezaron a llegar los prisioneros en agosto de 1940. ¡°Los espa?oles fueron empleados para construir los hornos crematorios. Mauthausen lleg¨® a tener 50 subcampos y su media de mortalidad estaba 10 puntos por encima de la de otros recintos¡±. Una diferencia que estribaba en las terribles condiciones por el fr¨ªo, la escasa alimentaci¨®n y las enfermedades.
¡°Era un campo catalogado de categor¨ªa III por los nazis, lo que significaba que los presos enviados all¨ª lo eran para ser explotados hasta la muerte¡±. Los investigadores han contabilizado en Mauthausen ¡°4.747 muertos espa?oles, el 60% en la cantera del subcampo de Gusen¡±, y en solo nueve meses. Esa cantera es tristemente conocida por los testimonios y fotograf¨ªas de su mortal e irregular escalera de 186 pelda?os, por la que los prisioneros ten¨ªan que subir rocas de m¨¢s de 20 kilos de peso. ¡°Los guardias no dudaban en recurrir a la paliza o al asesinato en caso de traspi¨¦s¡±, se lee en el libro.
Hubo tambi¨¦n espa?oles en los campos de Sachsenhausen, Ravensbr¨¹ck (que era para mujeres), Buchenwald, Dachau, que ten¨ªa en su entrada el c¨¦lebre lema ¡°Arbeit macht frei¡± (El trabajo nos hace libres)¡ o en el castillo de Hartheim, escenario de siniestros experimentos m¨¦dicos. ¡°Hemos contabilizado 445 espa?oles usados como cobayas, fundamentalmente para probar vacunas, que murieron entre septiembre de 1941 y febrero de 1942¡å, apunta Mart¨ªnez L¨®pez, doctor en Historia Contempor¨¢nea por la Universidad Complutense de Madrid.
El libro remarca que la presencia de espa?oles en los campos del nazismo ¡°no obedece a una derivada de la Guerra Civil, como se ha considerado habitualmente, sino que es una cuesti¨®n que se inserta en un proceso europeo, que es el de los pa¨ªses ocupados en la guerra mundial¡±, apunta G¨®mez Bravo. Fueron engullidos por el sistema de campos y por el Holocausto, en el caso de los sefarditas. ¡°Respecto a estos, su suerte no dependi¨® tanto de lo que hizo o no Franco, como se ha querido ver. Ha sido en todo caso dif¨ªcil rastrearlos porque los hab¨ªa sin nacionalidad espa?ola¡±, a?ade Mart¨ªnez L¨®pez. ¡°Adem¨¢s, por la propia historia de Espa?a durante ese periodo es algo que ha pasado m¨¢s desapercibido¡±.
¡°Creemos que con los jud¨ªos se han estudiado m¨¢s las excepciones, las que protagonizaron varios diplom¨¢ticos espa?oles a t¨ªtulo personal que salvaron vidas¡±, se?ala G¨®mez Bravo. ¡°Tras la guerra mundial, el franquismo dec¨ªa que hab¨ªa ayudado a los jud¨ªos, pero no fue as¨ª. Seg¨²n los propios archivos alemanes, m¨¢s all¨¢ incluso del Desembarco de Normand¨ªa [6 de junio de 1944], Espa?a no muestra oposici¨®n a lo que sucede con los sefarditas en Europa. Los alemanes los tratan como a jud¨ªos, pero al ser de pa¨ªses amigos tienen alguna consideraci¨®n hacia ellos, como dilatar el proceso de deportaci¨®n o, cuando lo hacen, mandarlos a Bergen-Belsen, que dentro del horror era un campo menos terrible¡±.
Su compa?ero agrega: ¡°Cuando el r¨¦gimen franquista responde a las requisiciones alemanas, a veces han pasado seis meses, con lo cual esas personas ya hab¨ªan sido asesinadas. La respuesta habitual era el silencio administrativo. Franco solo permiti¨® el tr¨¢nsito de jud¨ªos por Espa?a hacia otros pa¨ªses¡±. Este historiador asegura que ¡°la idea de la neutralidad del franquismo en la II Guerra Mundial est¨¢ cada d¨ªa m¨¢s discutida¡± por los expertos.
En cuanto a las espa?olas, fueron enviadas sobre todo a Ravensbr¨¹ck. ¡°Se trataba principalmente de mujeres que hab¨ªan pasado a Francia tras la Guerra Civil y que no cumpl¨ªan con la legislaci¨®n del r¨¦gimen colaboracionista de Vichy. Por lo tanto, se las env¨ªa para trabajar. All¨ª lo hacen para la compa?¨ªa Siemens, algo que hemos sabido gracias a los recibos localizados de esta empresa¡±, sostiene G¨®mez Bravo.
Por fin, el 5 de mayo de 1945, 22 soldados de la 11? Divisi¨®n Acorazada de EE UU entraron en Mauthausen por la puerta principal. Un momento hist¨®rico registrado con la c¨¦lebre fotograf¨ªa de los supervivientes recibiendo a los militares con una pancarta en uno de los accesos que dec¨ªa en espa?ol: ¡°Los espa?oles antifascistas saludan a las fuerzas liberadoras¡±. Los informes de los soldados estadounidenses hablaban de que hasta seis personas compart¨ªan cama en algunos barracones y que las inyecciones de benzeno o los lanzamientos desde lo alto de la cantera formaban parte de los m¨¦todos de aniquilaci¨®n en las postrimer¨ªas del espanto.
Tras la guerra mundial, la Organizaci¨®n Internacional para los Refugiados, de las Naciones Unidas reconoci¨® a los Spanier como ¡°v¨ªctimas del r¨¦gimen falangista en Espa?a¡±, se?ala Mart¨ªnez L¨®pez. Sin embargo, hasta 1951 la Convenci¨®n de Ginebra (sobre derecho internacional humanitario) no estableci¨® un marco jur¨ªdico. ¡°Hubo unas docenas de prisioneros que volvieron a Espa?a pero no sabemos qu¨¦ pas¨® con ellos¡±. En paralelo, se produce una di¨¢spora entre Francia, adonde van la mayor¨ªa; Austria y otros pa¨ªses europeos, y luego est¨¢n los que embarcan para Am¨¦rica, en especial a Argentina. Una dispersi¨®n que impidi¨® cualquier tipo de reconocimiento a estas personas en Espa?a. No fue hasta 2019 cuando el Gobierno de Pedro S¨¢nchez aprob¨® que el 5 de mayo de cada a?o se instaurara como d¨ªa de homenaje a las v¨ªctimas espa?olas del nazismo.
Babelia
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