Aleksandar Ti?ma: el centenario del escritor del subsuelo del Holocausto
El autor serbio, que naci¨® hace un siglo, trat¨® las oscuridades del alma humana desde la maldad a la doble moral. Su literatura permanece como conciencia escrita del mayor drama del siglo XX
Aleksandar Ti?ma (Horgo?, 1924 ¨C Novi Sad, 2003) estaba obsesionado con la literatura ¡ª¡°Para m¨ª escribir era una cuesti¨®n de vida o muerte¡±¡ª, pero descubri¨® que hay encrucijadas m¨¢s graves que la vocaci¨®n profesional, las que no dependen de uno mismo. Para la generaci¨®n que vivi¨® el Holocausto esto fue una obviedad tan insoportable como dif¨ªcil de transmitir.
?l conoci¨® esa crudeza a los dieciocho a?os. En Novi Sad, donde resid¨ªa la familia Ti?ma (de origen serbio y h¨²ngaro-jud¨ªa), durante tres d¨ªas, a partir del 20 d...
Aleksandar Ti?ma (Horgo?, 1924 ¨C Novi Sad, 2003) estaba obsesionado con la literatura ¡ª¡°Para m¨ª escribir era una cuesti¨®n de vida o muerte¡±¡ª, pero descubri¨® que hay encrucijadas m¨¢s graves que la vocaci¨®n profesional, las que no dependen de uno mismo. Para la generaci¨®n que vivi¨® el Holocausto esto fue una obviedad tan insoportable como dif¨ªcil de transmitir.
?l conoci¨® esa crudeza a los dieciocho a?os. En Novi Sad, donde resid¨ªa la familia Ti?ma (de origen serbio y h¨²ngaro-jud¨ªa), durante tres d¨ªas, a partir del 20 de enero de 1942, unos 1.400 jud¨ªos y serbios fueron conducidos a punta de pistola a un Danubio g¨¦lido. Los soldados h¨²ngaros les dispararon por la espalda y los dejaron caer en los agujeros en el hielo. Cuentan los testigos, que el volumen de cuerpos era tan inmenso que los ejecutores tuvieron que detenerse porque los cad¨¢veres desbordaban la superficie del r¨ªo. Ti?ma y la mayor parte de su familia se salvaron gracias a un vecino h¨²ngaro que distrajo a los soldados.
Todas las novelas de Ti?ma son autobiogr¨¢ficas. As¨ª lo reconoce sucesivamente en sus diarios, Dnevnik 1942¨C2001 (Diario) (1991) y Se?aj se ve?krat na Vali (Recuerda eternamente a Vasli) (2000). El escritor asume la aparente contradicci¨®n entre su retraimiento, que le distanciaba de la gente, y la necesidad de imitar voces y gestos, de emular a Marcel Proust o Thomas Mann sobre el papel. A Ti?ma le atra¨ªa cualquier mundo desconocido (le¨ªa con fluidez alem¨¢n, franc¨¦s e ingl¨¦s, adem¨¢s de h¨²ngaro y serbio), pero le conmocionaba el atraso, el tedio y las actitudes triviales de su entorno. Las termin¨® abrazando como material literario, convirtiendo los paisajes anodinos de la Voivodina, un reto para los poetas, como se dice en la regi¨®n, en un escenario intrigante.
Algo de ese car¨¢cter tan esquivo como observador se encuentra en Miroslav Blam. El protagonista de El libro de Blam (Acantilado, 2006; sus obras han sido traducidas al castellano por L.F. Garrido y T. Pi?telek) es un sobreviviente del Holocausto, casado con una cristiana. Sus padres y su hermana son asesinados, pero ¨¦l salva la vida gracias a un colaboracionista serbio, amante de su madre. Al mismo tiempo, su esposa le enga?a con otro, anhelante de una pasi¨®n que le niega su pareja, consumida por la culpa y los fantasmas del pasado. Ti?ma cuenta que escribi¨® empujado por el arrebato.
Hab¨ªa publicado otros libros, pero este ser¨¢ el inicio de una senda que marcar¨¢ su trayectoria. El catalizador no fueron las vivencias causadas por la masacre de Novi Sad. Fue durante un viaje a Polonia en 1961, como editor en la instituci¨®n cultural Matica srpska, cuando su vocaci¨®n tom¨® esa direcci¨®n. Visit¨® Auschwitz y aquella experiencia fue el detonante de su ciclo dedicado al Holocausto, Ramas entrelazadas, con el que le llegaran los galardones y las traducciones a cerca de veinte lenguas.
Fascinado por la maldad
A Ti?ma le fascinaba la maldad, pero sin los fatalismos de Ivo Andri? o Me?a Selimovi?. Su sadismo confesado siempre le sugestion¨® a comprenderla. El resultado es una renuncia a los arquetipos de buenos y malos, para otorgar a los caracteres la ambivalencia de una naturaleza humana cuya integridad se resiente seg¨²n las circunstancias. Este realismo no deja espacio a las ilusiones, ni siquiera a un atisbo de grandeza, sino que, sin moralismos, interpela a la moralidad de los lectores, seducidos (y hasta a veces identificados) con las dobleces de los personajes. Su misi¨®n, como declar¨® en varias ocasiones, ¡°era la precisi¨®n, la precisi¨®n del lenguaje y la precisi¨®n del pensamiento¡±. El producto final es una desnudez quir¨²rgica, las debilidades, pasiones y necedades de v¨ªctimas y agresores, que pueden ser una misma persona.
En El uso del hombre (Acantilado, 2013), con la que obtuvo el premio nacional m¨¢s relevante de la ¨¦poca, el NIN, analiza a las familias Kroner, Lazuki? y Bo?i?, de diferentes or¨ªgenes y clase social, pero con un destino compartido, y en la colecci¨®n de relatos Escuela de impiedad (1978) vuelve a la guerra y a la posguerra desde la perspectiva de la supervivencia. En Lealtades y traiciones (Acantilado, 2019) la guerra ha terminado, pero empa?a cualquier porvenir a base de remordimientos y rencor: ¡°La existencia es un problema para m¨ª, probablemente porque coincide con la identidad. Solo aquellas partes de mi existencia que abolen la identidad est¨¢n libres de sufrimiento: el sue?o, los viajes, el sexo y la escritura¡±.
No obstante, la guerra no es solo un contexto, y aqu¨ª es donde el escritor destaca por su virtuosismo. Su cualidad principal reside en la recreaci¨®n atmosf¨¦rica de la guerra y de sus secuelas, para convertir esos ambientes en otro personaje m¨¢s, faceta donde Ti?ma est¨¢ a la altura de los grandes. Porque para Ti?ma el ser humano es un vestigio atrapado en el v¨®rtice de la guerra, en una espiral sin retorno hacia la desgracia y la manipulaci¨®n, la decadencia, la hipocres¨ªa y ese medio es tan relevante como la propia psicolog¨ªa y quehacer de los protagonistas.
Su pesimismo era tambi¨¦n autobiogr¨¢fico. Cuando termin¨® la Segunda Guerra Mundial y volvi¨® a Novi Sad, ya en el bando partisano, declar¨®: ¡°Al llegar la liberaci¨®n, me sent¨ª un miserable¡±. Le produc¨ªan rechazo todos aquellos que, durante el Holocausto, con premeditaci¨®n, hab¨ªan rondado a los cruces flechadas h¨²ngaros, para luego rendirle pleites¨ªa a los partisanos, que tomaban desatados las ciudades con ¨¢nimo revanchista.
Estudioso del nazismo
Ti?ma se convirti¨® en un estudioso tenaz del nazismo, con la misma dedicaci¨®n que otros escritores como David Albahari o Da?a Drndi?. As¨ª lleg¨® a la trama de El Kapo (Acantilado, 2004): ¡°En los documentos encontr¨¦ que un jud¨ªo de Zagreb hab¨ªa sido kapo en Auschwitz. No quer¨ªa cambiar nada. Si no hubiera encontrado eso en los documentos, probablemente no habr¨ªa escrito esa novela¡±.
Novelista, escritor de viajes, ensayista, periodista, editor y traductor (por ejemplo, de Imre Kert¨¦sz al serbio), son dos de sus ¨²ltimas obras, los relatos Sin un grito (Acantilado, 2008) y la novela A las que amamos (Acantilado, 2004), las que en su madurez m¨¢s hablan de ¨¦l como creador, ya sin el peso argumental y simb¨®lico del Holocausto. La primera por ser una obra contra-propagandista, que desnuda las miserias sociales que se ventilaban durante el apogeo titoista en la Voivodina, y la segunda por el dominio de las artes de la seducci¨®n de una prostituta como Beba, una novela desprovista de cualquier lirismo (tampoco frivolidad) que edulcore la sobriedad del autor. ?l mismo declaraba: ¡°Estoy convencido de que el arte surge del subsuelo¡±.
Exiliado en Francia durante tres a?os del r¨¦gimen de Slobodan Milo?evi?, mostr¨® en sus ¨²ltimos a?os un compromiso ideol¨®gico que ocult¨® deliberadamente durante la Segunda Guerra Mundial. ?l, como su literatura, expusieron las diferentes caras del ser humano, como conviven en una misma persona luces y sombras que se proyectan y oscurecen seg¨²n las disyuntivas: ¡°Soy una persona muy cauta. La vida ense?a a todos algo diferente. A m¨ª me ense?¨® a ser desconfiado. No conf¨ªo en nadie¡±.