El burgu¨¦s apasionado
Thomas Mann dijo que nunca escribir¨ªa su autobiograf¨ªa porque estaba ¡°entero¡± en sus novelas, pero el ¨¦xito le oblig¨® a contar su vida
Thomas Mann (1875-1955), el escritor alem¨¢n que mejor representa a¨²n hoy la faz humanista de Alemania junto con Goethe, admiti¨® que nunca quiso convertir su vida en literatura escribiendo su autobiograf¨ªa, pues ya se mostraba ¡°entero¡± en sus obras. Tampoco su vida le parec¨ªa ¡°relevante¡±. En realidad, s¨®lo la consagr¨® a su oficio, que desempe?aba con constancia y meticulosidad. A Mann le obsesionaba la perfecci¨®n (aunque siempre crey¨® que no la consegu¨ªa), pues la obra de arte debe ser perfecta para perdurar. Desde muy joven s¨®lo anhel¨® dar rienda suelta a sus ansias creadoras, a un irrefrenable impulso literario nacido de lo que ¨¦l llam¨® su ¡°man¨ªa de fabular¡±, herencia de su ex¨®tica madre, una bella mujer de ascendencia germano-brasile?a.
Aunque el autor de obras tan geniales como Muerte en Venecia y La monta?a m¨¢gica nunca escribiera una autobiograf¨ªa al uso, cuando le lleg¨® la fama se vio obligado a hablar de s¨ª mismo para su p¨²blico. Tuvo que hacer frente a entrevistas, lo invitaron a dar conferencias sobre su obra y fue objeto de homenajes. De ah¨ª nacieron numerosos textos de circunstancias que, en conjunto, aportan una visi¨®n unitaria de su trayectoria vital y las constelaciones intelectuales que la guiaron. ¡°Mi ¨¦poca ha sido rica en contrastes¡±, escribi¨®, ¡°pero mi vida ha sido una unidad¡±. Todos ellos muestran el camino recto de un hombre que desde joven fue consciente de tener una ¡°vocaci¨®n¡± y un ¡°destino¡±; y tambi¨¦n de su enorme val¨ªa como artista.
As¨ª lo declar¨® en el conciso ¡®Relato de mi vida¡¯ (1930), poco despu¨¦s de recibir en 1929 el Premio Nobel de Literatura, que no le sorprendi¨®: ¡°Se encontraba sin duda en mi camino; digo esto no por vanidad, sino porque poseo una visi¨®n tranquila, si bien no desinteresada, del car¨¢cter de mi destino, de mi papel en la tierra, del cual forma parte el brillo inequ¨ªvoco del ¨¦xito¡±.
Ganar el Premio Nobel de Literatura en 1929 no le sorprendi¨®. ¡°Se encontraba sin duda en mi camino¡±, escribi¨® en ¡®Relato de mi vida¡±
Junto a este informe autobiogr¨¢fico fundamental ¡ªque ya estaba en castellano (Alianza, 1969) en la excelente traducci¨®n recuperada ahora por Hermida Editores¡ª, el completo volumen titulado Sobre m¨ª mismo re¨²ne varios escritos m¨¢s, in¨¦ditos en espa?ol casi todos, en los que ¡°el Mago¡± (as¨ª llamaba Erika Mann a su padre) evoc¨® sus vivencias personales. Que algunos sean algo reiterativos no les hurta inter¨¦s. Mann relat¨® en varias ocasiones y de manera parecida su fulgurante carrera literaria, la cual dio un primer salto cualitativo en 1901, cuando con 25 a?os public¨® Los Buddenbrook, un ¨¦xito de ventas sin precedentes. Su fama prosigui¨® imparable con el magno galard¨®n sueco, que lo convirti¨® en un referente intelectual de primer rango en el mundo entero. Pues Thomas Mann no s¨®lo contaba historias plenas de referencias culturales, tambi¨¦n defend¨ªa y simbolizaba la tradici¨®n del mejor humanismo europeo.
En ¡®Mi ¨¦poca¡¯ (1950) ¡ªotro texto esencial¡ª se refiri¨® a ello declar¨¢ndose heredero directo de Erasmo y Goethe. Como ¨¦stos, fue un enamorado de la idea de humanidad y crey¨® en la utop¨ªa de ver una Europa unida en la defensa de la dignidad de todos. Al igual que los sabios de cualquier ¨¦poca, Mann cre¨ªa que los grandes esp¨ªritus se dan la mano a trav¨¦s del tiempo, uniendo sus voces en defensa de lo mejor, lejos de fronteras f¨ªsicas e ideol¨®gicas. Y que el arte, la literatura, la filosof¨ªa, la m¨²sica unen a los pueblos, jam¨¢s los separan.
Relevante como ejemplo pr¨¢ctico de este entendimiento es el diario de la visita a Par¨ªs que en 1926 efectuaron el escritor y su esposa, Katia, con objeto de un ciclo de conferencias del primero. La lujosa y ajetreada vida parisiense encant¨® a Mann, que se vio agasajado y escuchado como una de las voces se?eras que tras la Gran Guerra ped¨ªan reconciliaci¨®n y democracia. All¨ª encontr¨® a intelectuales que pensaban lo mismo que ¨¦l, entre ellos a Le¨®n Chestov e Iv¨¢n Schmeliov, cr¨ªticos con aquella revoluci¨®n rusa de idealismo inicial y que termin¨® en r¨ªos de sangre.
De arraigadas convicciones burguesas y liberales, Mann acab¨® reconociendo el necesario triunfo de lo democr¨¢tico que caracteriz¨® el convulso siglo XX. Asimismo repudi¨® el militarismo rampante, la manipulaci¨®n de las masas por el totalitarismo y la mentira pol¨ªtica. Y aunque era un hombre que sosten¨ªa que lo m¨¢s ¡°digno y cierto¡± era ¡°el aislamiento, el silencioso y provechoso equilibrio de la vida¡±, esa soledad ¡ªque para ¨¦l era igual a ¡°ingenuidad¡±¡ª, de la que nace la obra de arte original, no dud¨® en saltar a la palestra p¨²blica y alzarse como el primero en la defensa apasionada de la dignidad humana pisoteada por las tiran¨ªas.
Estos oportunos escritos autobiogr¨¢ficos recuperan la imagen que Thomas Mann quiso dar de s¨ª mismo a cuantos lo admiraban mientras a¨²n viv¨ªa, peque?a en verdad, comparada con la que hoy tenemos que reconocerle sus lectores en la gloria de su posteridad.
Sobre m¨ª mismo. Escritos autobiogr¨¢ficos. Thomas Mann. Traducci¨®n de Carlos Fortea. Edhasa, 2016. 574 p¨¢ginas. 36 euros. / Relato de mi vida y El ¨²ltimo a?o de mi padre. Erika Mann. Traducci¨®n de Andr¨¦s S¨¢nchez Pascual. Hermida, 2016. 204 p¨¢ginas. 17,90 euros.
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