Borja Jim¨¦nez, herido grave y dos orejas en San Ferm¨ªn
El torero sevillano sufri¨® una seria cogida al entrar a matar al sexto; Fernando Adri¨¢n, muy entregado, cort¨® un trofeo sanferminero, y Urdiales, por debajo del ¨²nico toro encastado de una mansa y sosa corrida de La Palmosilla
La cogida forma parte del toreo, pero es un grave contratiempo que rompe los sue?os del torero y deja el cuerpo contrariado al que la presencia. Es inevitable no sentirse solidario con la v¨ªctima de esa voltereta en la que un ser humano queda a merced de los pitones astifinos de un toro.
Esta tarde, Borja Jim¨¦nez ha sufrido una muy seria cogida al entrar a matar al sexto toro. Hab¨ªa pinchado en su primer intento, y a sabiendas de lo mucho que se jugaba, si tir¨® a rengl¨®n seguido encima del toro y al tiempo que enterraba el estoque sali¨® empitonado en la cara superior e interior del muslo derecho. Cuando se puso en pie era evidente que iba herido de verdad. Intent¨® mantenerse en el ruedo para saborear el triunfo, pero a la vista de la sangre que manaba por la pierna y c¨®mo se le cambiaba el semblante al torero, sus compa?eros lo trasladaron con urgencia a la enfermer¨ªa. Y hasta all¨ª le llev¨® su cuadrilla las dos orejas ganadas despu¨¦s de que sus hombres de plata dieran la vuelta al ruedo con los trofeos.
?Era de dos orejas la faena de Borja Jim¨¦nez? La pregunta tiene miga. Antes de entrar a matar, no lo era, a pesar de que su labor estuvo salpicada de momentos brillantes, no redondeada quiz¨¢ por el escaso fondo del noble toro. Hab¨ªa comenzado la faena de muleta de rodillas en el centro del ruedo y traz¨® hasta seis derechazos largos que consiguieron despertar el inter¨¦s del p¨²blico. Ya enhiesto, se acopl¨® a la bondad del toro y hubo dos tandas, una por cada lado, templada y ligada con la mano derecha la primera, y limpios y hondos los naturales. Y ah¨ª acab¨® la faena porque el toro se desfond¨®. Pero Jim¨¦nez, bien aleccionado, pas¨® de artista a bullanguero, volvi¨® a poner las rodillas en tierra, y de tal modo, y ante el regocijo de las pe?as, alarde¨® de desplantes varios y teatralidad valerosa y hueca que tanto emocionan en esta plaza. Y, despu¨¦s, pinch¨®. No obstante, su gesto de torero pundonoroso de echarse encima del morrillo toro para asegurar los trofeos le hace merecedor de los dos pa?uelos que mostr¨® el presidente.
El resto de la corrida tuvo poca historia. Es verdad que los toros de La Palmosilla no ofrecieron las oportunidades deseadas, pero la terna se empe?¨®, como la pr¨¢ctica totalidad de los toreros actuales, en dar pases, muchos pases, anodinos, insulsos, aburridos, y olvidar el concepto inequ¨ªvoco de la lidia.
Urdiales, por ejemplo, se encontr¨® en primer lugar con el ¨²nico toro encastado del encierro, exigente, por tanto, dificultoso, tambi¨¦n, y al fino torero riojano le cost¨® un mundo acoplarse con la vibrante y temperamental embestida. Y no se acopl¨®. Hubo muletazos sueltos de bella factura, pero no la respuesta poderosa y artista que el toro merec¨ªa. El cuarto era muy deslucido y no pas¨® nada.
Fernando Adri¨¢n recibi¨® a su primero con cuatro faroles de rodillas en el tercio y un par de airosos delantales como prueba de las ganas con las que llegaba a Pamplona. Muleta en mano transmiti¨® seguridad, confianza y entrega, y sin probatura alguna se pudo a dar pases vac¨ªos a un toro descastado y soso que merec¨ªa otro trato. Veronique¨® con buen gusto al quinto, y mulete¨® sin mando ni orden, pases y m¨¢s pases, sin decir nada ante otro oponente de soso comportamiento. Sin explicaci¨®n cient¨ªfica alguna le concedieron una oreja.
Borja Jim¨¦nez se plant¨® de rodillas (en Pamplona ponerse en tan inc¨®moda posici¨®n se valora mucho) en los medios para recibir con una larga cambiada a su primero, y en el inicio de la faena de muleta se sent¨® en el estribo para pasar por alto a otro animal desbordante de soser¨ªa al que, al igual que su compa?ero, le recet¨® abundancia de pases tediosos. Vaya en su descargo que en los toros de Adri¨¢n dibuj¨® dos quites, por garbosas chicuelinas el primero, y ce?idos delantales el otro, de meritoria elegancia.
La Palmosilla / Urdiales, Adri¨¢n, Jim¨¦nez
Toros de La Palmosilla, correctos de presentación, mansos, descastados y deslucidos, a excepción del primero, que cumplió en varas y derrochó casta y movilidad en la muleta; noble el sexto en el tercio final.
Diego Urdiales: pinchazo, estocada contraria y siete descabellos -dos avisos- (silencio); estocada (silencio).
Fernando Adrián: pinchazo y estocada (palmas); estocada desprendida (oreja).
Borja Jiménez: media tendida -aviso- (silencio); pinchazo y estocada (dos orejas). Fue cogido al entrar a matar al sexto, y el parte médico indica que sufre una herida en el triángulo de scarpa que diseca la arteria femoral y penetra de forma transversal hasta la parte externa del muslo. Pronóstico grave.
Plaza de Pamplona. 7 de julio. Primera corrida de la Feria de San Fermín. Lleno.
Babelia
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