Pobre Feria, pobre plaza
Bochornoso espect¨¢culo de los toros de El Pilar y Victoriano del R¨ªo a los que Manzanares cort¨® una oreja sin motivo
Si quieren cargarse esta plaza y esta Feria de Julio, no llamen al enemigo porque posiblemente est¨¦ en casa. Si quieren salvar plaza y feria, denle un giro de 180 grados y veremos qu¨¦ pasa. El espect¨¢culo de esta tercera de abono fue bochornoso, principalmente por los toros. De dos hierros la corrida, aunque por juego y hechuras bien podr¨ªan pasar del mismo padre, madre y resto de familia. De escaso trap¨ªo los seis, aunque intentaban tapar sus carencias por unas defensas astifinas y ofensivas. Puro atrezo. Porque por dentro, los seis fueron otras tantas piltrafas: descastados, con las m¨ªnimas fuerzas, mansos y, para colmo y remate a tan lamentable env¨ªo, el sexto se ech¨® dos veces durante la supuesta faena de Talavante. En la segunda ocasi¨®n ya no se levant¨® y un banderillero tuvo que apuntillarlo.
Ante toda esa desquiciada tarde, Manzanares le cort¨® una oreja al quinto todav¨ªa no se sabe por qu¨¦ motivo. El mismo torero incluso se lo debe estar preguntando. La faena fue movida, sin asentarse, despegado, alivi¨¢ndose, sin gobierno. Una impresi¨®n de inseguridad, tapada por las habilidades de un matador ya curtido y veterano. A la hora de matar, una estocada desprendida, soltando muleta y saliendo por pies del embroque. Esa fue la faena de la ¨²nica oreja de la tarde que, por supuesto, ya no se acuerda nadie.
Castella anduvo animoso en sus dos toros. Una tanda ligada con la derecha a su primero sobresali¨® de una labor sin emoci¨®n contagiada por la escasa transmisi¨®n del toro. Un pase cambiado a un toro que le cost¨® enterarse del cite de Castella, despistado y entretenido con las idas y venidas de las gentes del callej¨®n, fue el pr¨®logo de una faena al cuarto que se descarril¨® en cuanto el toro de Victoriano del Rio se decidi¨® a buscar las tablas y refugiarse en ellas. Lo que vino a continuaci¨®n fue un poco de nada. Por cierto, ese toro fue bravuc¨®n en varas y en la primera derrib¨® con estr¨¦pito al picador Agust¨ªn Romero y su montura.
Y Alejandro Talavante, porf¨ªa in¨²til ante el encogido tercero, con alg¨²n natural suelto a la inercia de la embestida cansina del astado. Con el toro metido en tablas, la faena acab¨® incolora. El sexto, lidiado al son de unas t¨ªmidas palmas de tango, no solo se neg¨® a pasar de principio, sino que se ech¨® una vez, para levantarse a la fuerza, pero antes de que Talavante montara la espada se volvi¨® a acostar. Ya nadie lo pudo levantar y un banderillero lo apuntill¨® a la primera. En aquel tercero, dos pares de banderillas de Javier Ambel, comprometidos, fueron lo mejor de una tarde nefasta.
La m¨²sica sigue tocando a destiempo, venga o no a cuento, y en el ambiente de esta corrida se percib¨ªa mucho p¨²blico no habitual. En esta corrida le han asestado una pu?alada trapera a una feria de la que dicen quieren recuperar. No llamen al enemigo, que duerme en casa.
El Pilar-Del R¨ªo/Castella, Manzanares, Talavante
Toros de El Pilar (1º, 2º y 6º) y de Victoriano del Río, de escaso trapío aunque ofensivos de cara; mansos, descastados y carentes de fuerza.
Sebastián Castella: metisaca, estocada _aviso_ y descabello (saludos); pinchazo y descabello (saludos).
José María Manzanares: cuatro pinchazos y estocada (silencio); estocada desprendida perdiendo muleta (oreja).
Alejandro Talavante: pinchazo y estocada _aviso_ (silencio); el sexto fue apuntillado (división de opiniones).
Plaza de Valencia. 20 de julio. Segunda corrida de la Feria de Julio. Casi tres cuartos de entrada.
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