Medio siglo del disco ¡®Se?ora azul¡¯, la obra maestra del pop espa?ol que nadie supo entender
El ¨¢lbum de C¨¢novas, Rodrigo, Adolfo y Guzm¨¢n, una banda tan genial como imposible, revive en su aniversario a la par que el libro de memorias ¡®Por el camino p¨²rpura¡¯
Sucedi¨® hace ahora justo 50 a?os y hoy lo consideramos de manera un¨¢nime un episodio hist¨®rico y esencial para el pop espa?ol. Pero de aquella, nadie, absolutamente nadie, fue capaz de reparar en su trascendencia. Cuatro veintea?eros de ins¨®lito aplomo art¨ªstico y amplia experiencia para sus tiernas edades hicieron confluir sus nombres y talentos en un ¨¢lbum que sublimaba el arte de las armon¨ªas vocales y miraba de frente a sus grandes ¨ªdolos anglosajones, desde The Hollies hasta Crosby, Stills, Nash & Young, de quienes copiaron incluso la manera de bautizar a la banda. El resultado, Se?ora azul, figura en todas las clasificaciones entre los cinco o diez mejores ¨¢lbumes espa?oles de todos los tiempos, pero sus art¨ªfices, C¨¢novas, Rodrigo, Adolfo y Guzm¨¢n, solo recibieron entonces un clamoroso silencio colectivo por respuesta. Los cuatro siguen hoy recordando con orgullo y un poco de frustraci¨®n aquella proeza, pero hace tiempo que revivirla se hizo del todo imposible: el primero anda delicado de salud y el segundo hace tiempo que se retir¨®, de manera irrefutable, del mundanal ruido.
Pudo ser un acontecimiento de dimensiones colosales, pero se qued¨® en un secreto al que solo tuvieron acceso unos pocos paladares refinados. En aquella Espa?a de 1974 en la que los ¨¢lbumes m¨¢s despachados eran Hab¨ªa una vez un circo, de Gabi, Fof¨® y Miliki; el recopilatorio El sonido de Filadelfia o The Love Unlimited Orchestra, el proyecto orquestal de Barry White, las exquisiteces sonoras y literarias de Se?ora azul parec¨ªan una extravagancia. ¡°Con nuestras barbas y pantalones de campana d¨¢bamos el perfil de cuatro tipos intelectuales y jipis, y la gente no estaba preparada para eso¡±, se sonr¨ªe hoy, resignado, Jos¨¦ Mar¨ªa Guzm¨¢n (Madrid, 1952), el benjam¨ªn del cuarteto.
Adolfo Rodr¨ªguez tambi¨¦n apela a un factor estacional: ¡°Fuimos vistos como un grupo de invierno en un momento en que se llevaban los solistas y los grupos de verano, en la onda de F¨®rmula V o Los Diablos¡±. Y un repaso a Solo ¨¦xitos: a?o a a?o, el manual de Fernando Salaverri m¨¢s fiable para historiadores de nuestro pop, corrobora esa percepci¨®n: entre las canciones que alcanzaron el n¨²mero 1 aquella temporada constan La fiesta de Blas y Acalorado, adem¨¢s de ¨ªdolos masculinos como Roberto Carlos, Camilo Sesto, Juan Bau, Danny Daniel o Demis Roussos.
Nadie hoy, en cambio, disimula el asombro ante las 11 canciones originales (tanto Rodrigo Garc¨ªa como Guzm¨¢n aportaron cuatro, Juan Robles C¨¢novas dos y Adolfo una, estas tres ¨²ltimas con letras de Rodrigo) que se cocinaron a fuego lento en el barrio madrile?o de Usera, en la casa familiar de los Robles, y cobraron forma definitiva en la m¨ªtica sede del sello Hispavox en la calle de Torrelaguna, ¡°unos estudios m¨¢s grandes que Abbey Road y a su mismo nivel tecnol¨®gico¡±, seg¨²n Guzm¨¢n.
Una edici¨®n especial (en vinilo azul, qu¨¦ menos) servir¨¢ para conmemorar a partir del 11 de octubre este medio siglo de vida de Se?ora azul, un hito fonogr¨¢fico al que conviene sumar la publicaci¨®n de las entretenid¨ªsimas memorias de Adolfo, Por el camino p¨²rpura (ediciones S¨ªlex). Quien tambi¨¦n fuera actor y cantante de Los ?beros da cuenta a la periodista Concha Moya de un periplo vital casi novelesco, rico en aventuras pintorescas como las experiencias inici¨¢ticas en el Torremolinos descocado de los a?os sesenta o sus nueve a?os de residencia en Suecia, adonde emigr¨® por amor, aprendi¨® el idioma e hizo fortuna como prot¨¦sico dental, un oficio sobre el que carec¨ªa del menor conocimiento previo.
Aquellos primeros C¨¢novas, Rodrigo, Adolfo y Guzm¨¢n tuvieron algo de prodigio y de milagro, de dream team s¨²bito y fugaz en la misma temporada en que Cruyff tomaba al asalto el Bernab¨¦u. Queda de todo aquello el recuerdo de una obra formidable a la que el tiempo solo ha hecho crecer, a veces en direcciones insospechadas: Solo pienso en ti se convirti¨® en 1982 en la sinton¨ªa de cabecera de la telenovela diaria venezolana Ligia Elena, interpretada por el gal¨¢n Guillermo D¨¢vila durante cuatro temporadas; y la hasta ahora mucho menos divulgada Supremo director se ha convertido en emblema para los directos de los c¨¢ntabros Los Estanques, un alabado cuarteto de pop psicod¨¦lico cuyos integrantes provienen de la generaci¨®n milenial.
Prevalece tambi¨¦n, sin duda, la amargura ante la oportunidad perdida, el desaprovechamiento de una alianza tan fabulosa y fugaz. La canci¨®n Se?ora azul, a veces le¨ªda err¨®neamente en clave de oposici¨®n al franquismo, era en realidad una diatriba contra esos cr¨ªticos musicales engre¨ªdos que ¡°imponen su terca voluntad¡± y ¡°desde la barrera suelen ver toros que no son y parecen ser¡±. Y la prensa especializada fue, en efecto, la primera en no darse por enterada. ¡°M¨¢s all¨¢ de Vicente Cagiao y Manolo Fern¨¢ndez, que siempre fueron muy entusiastas con nosotros desde Popular FM, y de Juan Mar¨ªa Mantilla en Radio Peninsular, no nos prest¨® atenci¨®n casi nadie¡±, resume Guzm¨¢n.
Pero buena gana de buscar causas ajenas: la puntilla al proyecto se la asest¨® el propio grupo cuando decidi¨® no defender aquel flamante repertorio desde los escenarios. De entrada, los cuatro prefirieron ejercer como m¨²sicos de acompa?amiento de Karina, a la que Hispavox andaba reinventando entonces con el ¨¢lbum Lady Elizabeth y con la que el propio Rodrigo Garc¨ªa emprendi¨® un romance bastante aireado por la prensa del coraz¨®n de la ¨¦poca. Y el mismo Garc¨ªa fue quien a la postre prefiri¨® ganarse el jornal como m¨²sico de sesi¨®n (Mocedades, Juan Pardo, Roc¨ªo Jurado¡) en lugar de llevar una sola vez al directo aquellos cortes que hoy son historia pura de la m¨²sica espa?ola, desde El vividor a El r¨ªo, Si pudieras ver o Don Samuel Jazm¨ªn.
Tanto Adolfo como Guzm¨¢n suspiran cuando piensan en la oportunidad clamorosa que dejaron pasar en aquellos a?os de rutilante plenitud art¨ªstica. ¡°No ¨¦ramos un grupo sino una cooperativa, una uni¨®n temporal en la que cada uno pensaba las cosas a su manera y no antepon¨ªa el inter¨¦s general¡±, se lamenta el primero. ¡°Adolfo y yo abog¨¢bamos m¨¢s por tirar de carretera y manta¡±, arguye Guzm¨¢n, ¡°pero C¨¢novas y Rodrigo eran m¨¢s echados para atr¨¢s, m¨¢s miedosos. Yo me sent¨ªa plet¨®rico, lleno de energ¨ªa y con ganas de comerme el mundo, pero¡ no pudo ser¡±. La formaci¨®n, de hecho, tardar¨ªa 10 a?os en reflotar con dos trabajos consecutivos, Queridos compa?eros (1984) y 1985, al a?o siguiente, para los que tampoco hubo qu¨®rum a la hora de salir a la carretera. Como Rodrigo, Adolfo y Guzm¨¢n (C¨¢novas se hab¨ªa apeado) reaparecieron en 1994 con un ¨¢lbum hom¨®nimo y bastante menos inspirado. Y no se animaron a actuar juntos hasta 2004, a ra¨ªz del reconocimiento que supuso el recopilatorio conmemorativo Gran reserva: 30 a?os.
Verlos debutar en directo aquel oto?o, aunque fuera con tres d¨¦cadas de retraso, en la madrile?a sala Galileo Galilei fue un episodio m¨¢gico, pero tambi¨¦n un espejismo. La reconciliaci¨®n y el fervor intergeneracional que ya suscitaba Se?ora azul propici¨® que CRAG pensaran en un golpe en la mesa definitivo, un gran ¨¢lbum de reencuentro en el que cada uno aportar¨ªa equitativamente tres nuevas canciones, para evitar suspicacias, recelos o distingos. ¡°Hab¨ªa muy buen material¡±, relata Adolfo, a¨²n dolido, ¡°pero cuando yo anunci¨¦ que contar¨ªa con un letrista externo para dos de mis canciones y que la tercera ser¨ªa en ingl¨¦s, Rodrigo me las vet¨® todas. Y esa fue la ruptura definitiva. Hasta hoy¡±.
As¨ª de agridulce es el periplo de estos cuatro caballeros que no han parado de trabajar en distintas direcciones, pero que nunca brillaron tanto como durante los ef¨ªmeros periodos en que confluyeron sus caminos. Los nuevos oyentes que con la efem¨¦ride y la reedici¨®n descubran ahora Se?ora azul se quedar¨¢n at¨®nitos, media centuria despu¨¦s, con la finura vocal e instrumental de aquellos 35 minutos, con el desparpajo de aquellos pipiolos que asum¨ªan sus propios arreglos. ¡°Rafael Trabuchelli [el ilustre productor y orquestador milan¨¦s] nos dej¨® hacer y deshacer cuando comprob¨® que sab¨ªamos lo que nos tra¨ªamos entre manos¡±, anota Jos¨¦ Mar¨ªa Guzm¨¢n, que incluso ejerci¨® de violonchelista mientras Rodrigo tambi¨¦n asum¨ªa en primera persona el viol¨ªn. Ah, y la comunidad LGTBI no saldr¨¢ de su asombro ante una oda l¨¦sbica de la hermosura de Mar¨ªa y Amaranta, concebida tambi¨¦n por Rodrigo 16 a?os antes de aquel Mujer contra mujer con la que Mecano crey¨® en 1990 abordar una tem¨¢tica in¨¦dita en nuestra m¨²sica popular.
Queda para siempre, eso s¨ª, ¡°lo bueno que un d¨ªa hicimos juntos¡±, como dec¨ªa la canci¨®n de 1984 Queridos compa?eros. Perdura el recuerdo gracias a Por el camino p¨²rpura, las apasionantes y esclarecedoras memorias de Adolfo, a las que se sumar¨¢ en no muchos meses la autobiograf¨ªa de Guzm¨¢n, de t¨ªtulo provisional Bajo el signo de Piscis. Podemos curiosear en las digresiones de Rodrigo a trav¨¦s de su blog, Reflexiones del hipocampo, donde se posiciona n¨ªtidamente con los postulados de la derecha y denuncia ¡°los ribetes de pretensi¨®n progre de flexibilidad superflua¡±. Y haremos mejor si rebuscamos en otras escuchas vinculadas a Se?ora azul, que dejaremos anotadas aqu¨ª por si el algoritmo anda a por uvas: el fabuloso ¨²nico disco de Solera (1973), donde Guzm¨¢n y Rodrigo compart¨ªan alineaci¨®n con los hermanos malague?os Jos¨¦ Antonio y Manuel Mart¨ªn; el elep¨¦ hom¨®nimo de Los ?beros (1969), grabado en Londres por un Adolfo jovenc¨ªsimo y tambi¨¦n adelantado a su tiempo; el extraordinario debut en solitario de Guzm¨¢n, El pa¨ªs de la luz (1978), que no se public¨® en CD hasta el a?o 2000 y pide a gritos una reedici¨®n en condiciones; o los devaneos progresivos de C¨¢novas con Franklin, la banda que produc¨ªa Teddy Bautista y contaba con el liderazgo de un p¨²ber Antonio Garc¨ªa de Diego, con los a?os lugarteniente de Miguel R¨ªos y, sobre todo, Joaqu¨ªn Sabina.
Como resumir¨ªa Carrusel, el tema inaugural de Se?ora azul: ¡°Luces de colores, m¨²sica de ayer / Palpitando d¨ªas felices¡±.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.