Muere Miguel Mil¨¢, el dise?ador industrial que consigui¨® acompa?ar sin molestar
El catal¨¢n de 93 a?os es el creador de la TMC, con la que impuso la idea de que ¡°una l¨¢mpara debe alumbrar y no deslumbrar¡±
El dise?ador Miguel Mil¨¢ (Barcelona, 1931) ha muerto este lunes, en un ¡°hospital de Bilbao, cuando se encontraba de vacaciones con su hija Micaela y su nieto Jos¨¦¡±, ha informado Mercedes Mil¨¢, sobrina del fallecido. ¡°Estaba tranquilo, se fue cantando habaneras¡±, ha a?adido Jos¨¦ Mar¨ªa Mil¨¢. Decir que, con 93 a?os, le fall¨® el coraz¨®n es casi blasfemo. Atribuirle defectos a un ¨®rgano capaz de aguantar alegre y productivo nueve d¨¦cadas, de sobrevivir una Guerra Civil, de celebrar casi todos los premios ¡ªdel Compasso d¡¯Oro al Nacional del Dise?o, la Medalla de Oro al M¨¦rito en las Bellas Artes o la reciente medalla de su propia ciudad¡ª; pensar que flojea un coraz¨®n dispuesto a resistir modas y a ingeni¨¢rselas para dejar un pu?ado de dise?os que conviven por igual en casas de hijos, padres y nietos es faltarle a la verdad de la vida.
El coraz¨®n y el ingenio de Mil¨¢ dieron para mucho. Tambi¨¦n su sentido del deber, y del honor, cuando hablaba de su familia. O de sus maestros. Entre los suyos, su padre, el conde de Montseny, le dej¨® un legado: ¡°S¨¦ ¨²til y te utilizar¨¢n¡±, que ¨¦l supo ampliar. Entre sus maestros de Achille Castiglioni aprendi¨® la cantera que pod¨ªan ser las ferreter¨ªas mucho antes de que los minimalistas pusieran de moda los neones. Lo suyo no era visual, el objetivo de Mil¨¢, ¡°predise?ador industrial¡±, como le gustaba llamarse, era reparador. O rescatador, porque cuando comenz¨® a construir sus muebles en Espa?a no exist¨ªa apenas la industria, sus manualidades no se llamaban dise?o y ¨¦l trabajaba como un cient¨ªfico, a base de prueba y error en busca de la soluci¨®n m¨¢s sencilla: una arandela de pl¨¢stico para sujetar una l¨¢mpara (TMM), o una escalera de caracol que pod¨ªa ensamblar el usuario en su casa (M57 de DAE).
El ADN de sus trabajos est¨¢ en su mirada pausada de hermano peque?o ¡ªcomenz¨® trabajando para su hermano Alfonso y para Federico Correa¡ª, de ni?o de posguerra que abandona su casa escondido en un cami¨®n y de joven tartamudo que funda una empresita, Trabajos Molestos, para cobrar un duro por ir a rellenar el mechero al estanco, y se acostumbra a trabajar con lo que tiene a mano. Tambi¨¦n el encuentro con el ingenio internacional, el de los pa¨ªses n¨®rdicos, y la celebraci¨®n del Mediterr¨¢neo. Esa fue otra clave Mil¨¢: ¡°M¨¢s evolucionario que revolucionario¡±, afirmaba que solo sab¨ªa hablar de las cosas que le pasaban. Y eso ha sido su trabajo: lo que le ha pasado. Mil¨¢ rara vez aceptaba un encargo. Propon¨ªa, cuando ten¨ªa una idea. Y tuvo la primera en los a?os sesenta, cuando dibuj¨® una l¨¢mpara para que su t¨ªa Nuria Sagnier, hermana peque?a de su madre, ¡°que se dedicaba a escribir sobre un ¨²nico tema: Wagner¡±, pudiera trabajar en su despacho. Esa luminaria terminar¨ªa a por convertirse en la TMC, un dise?o ¡ªDelta de oro Adi-FAD de 1961¡ª que lleva 67 a?os demostrando que ¡°una l¨¢mpara debe alumbrar y no deslumbrar¡±.
M¨¢s que hacer de todo, Mil¨¢ supo elegir muy bien qu¨¦ no hacer. Ni sucumbi¨® a la posmodernidad, ¡°la moda es lo que pasa de moda. Te quita personalidad, es un error pensar que te la da¡±, ni se dej¨® tentar por la tecnolog¨ªa innecesaria: ¡°Los objetos que complican no me interesan. El dise?o debe ayudar¡±.
As¨ª, su trayectoria es un aut¨¦ntico carpe diem del dise?o. No es que tratara de aprovechar el momento, su decisi¨®n fue trabajar con lo disponible en cada instante y en cada lugar. Y a ¨¦l le toc¨® una Espa?a empobrecida por la guerra y la falta de di¨¢logo con una tradici¨®n mediterr¨¢nea sabia que aunaba buen vivir con sobrevivir. Fue ah¨ª donde ¨¦l se puso a indagar. Le interesaban los artesanos capaces de inventar cosas indispensables para la vida diaria. Era de reciclar y de no desperdiciar, de no cambiar lo que funciona ¡°quien progresa es el que sabe conservar lo bueno y no el que intenta destruir todo lo anterior para hacerlo de nuevo¡±.
Con 93 a?os, tuvo ocasi¨®n de ser pionero ¡ªsuyo y de Andr¨¦ Ricard fue el primer Premio Nacional de Dise?o en 1989¡ª, de retirarse y de regresar triunfante. Mil¨¢ sab¨ªa que envejecer bien es potenciar tus valores. Tambi¨¦n que dise?ar es ordenar. Por eso llevaba a?os poniendo orden entre sus cosas. En las ¨²ltimas d¨¦cadas: los homenajes, entrevistas, documentales, libros y exposiciones se han sucedido. ?l acud¨ªa alegre, acompa?ado de su inseparable Cuqui para repetir su ideario sacado del mundo del toreo: ¡°Cl¨¢sico es lo que no se puede hacer mejor¡± y defender el confort, en una ¨¦poca visual ¡°la calidad no entra por los ojos¡±. Sab¨ªa que el mejor dise?o acompa?a y no molesta. Que algo se haga presente a diario sin jam¨¢s molestar es dise?o. Es el mejor dise?o. Mil¨¢ consigui¨® hacerlo.