¡°El dise?o debe ayudar. Los objetos que complican no me interesan¡±
Vitalista, mordaz y atento a la actualidad sumida en desaf¨ªos de independencia e inestabilidad, el gran dise?ador Miguel Mil¨¢ demuestra por qu¨¦ mantenerse activo es garant¨ªa de una madurez plena
Algunas de sus l¨¢mparas se venden desde hace m¨¢s de medio siglo sin que nada delate
su edad. En esta ¨¦poca de modas y caducidad programada, sigue reivindicando la nobleza de las cosas bien hechas. A sus 85 a?os, este pionero del dise?o espa?ol ha dedicado su vida a idear objetos ¡°que acompa?an y no molestan¡±. En su casa de Barcelona, Miguel Mil¨¢ abre la puerta vestido con chaqueta y corbata.
?Todav¨ªa se mueve en moto? S¨ª. Es mi silla de ruedas, voy m¨¢s c¨®modo que andando.
?Qu¨¦ opina su familia? Se han cansado de protestar. Yo entiendo que no me ayuda y que deber¨ªa andar, pero¡ si tengo que hacer un recado, ahorro tiempo.
Ha vuelto a la casa en la que se crio. Aqu¨ª nos hemos criado decenas de Mil¨¢. Las primeras casas las mand¨® construir mi bisabuela para sus tres hijas. Luego se hicieron m¨¢s. Todo forma parte de una finca en la que estamos viviendo como privilegiados.
Efectivamente, la suma de casas forma una colonia ajardinada, una isla verde en Esplugas, un municipio colindante al sur de Barcelona. En la verja de la entrada, un cartel advierte: ¡°Cuidado, hay muchos ni?os¡±. Y en el interior, tras una vegetaci¨®n frondosa, la antigua capilla de la finca es hoy un trastero familiar junto al que Miguel Mil¨¢ (Barcelona, 1931) ha construido su cuarto de herramientas.
Pertenece a una familia aristocr¨¢tica. Burgues¨ªa alta, dir¨ªa yo.
Su padre fue conde de Montseny. Pero les inculc¨® la cultura del esfuerzo. Nos educamos a partir de una frase suya: ¡°Pensad que vuestro padre no tiene fortuna¡±. Es decir, ¡°espabila¡±. Esa ha sido la base de nuestra educaci¨®n. El privilegio me viene de haber podido vivir muy dignamente haciendo lo que me ha gustado. Disfrutar de lo que haces para ganarte la vida es el mayor lujo. Debes luchar y pagar el precio que sea por hacer lo que m¨¢s te gusta en el mundo. No hay m¨¢s oportunidades. Por eso yo dise?¨¦ antes de que se llamara dise?o a lo que hago y dise?ar¨¦ cada vez que se me ocurra una idea.
?Una idea para qu¨¦? Para conseguir mayor bienestar, mayor confort o mayor est¨¦tica.
Siendo el octavo de nueve hermanos, ?su educaci¨®n fue m¨¢s laxa? No es lo mismo ser el mayor que el peque?o. Cuando estaba en el colegio me pillaban siempre dibujando y me castigaban por lo que luego ha sido mi vida.
?Eso le ha servido para educar a sus hijos? Creo que s¨ª. He procurado respetarlos. Estoy orgulloso de todos: Juan, Gonzalo, Micaela y Lucas.
El peque?o pintaba por las paredes¡ Lucas es grafitero. Empiezan pintando paredes y se convierten en artistas a medida que evolucionan. Ahora tiene muchos encargos. Hacen cosas inveros¨ªmiles como una cara inmensa desde un andamio. Yo no sabr¨ªa. Es un arte.
Se le reconoce como el primer dise?ador industrial ¨Cjunto con Andr¨¦ Ricard¨C, pero siempre se ha considerado un dise?ador preindustrial. Yo ve¨ªa cosas y pensaba: ¡°Qu¨¦ pena, si fuera de esta forma funcionar¨ªa mejor¡±. Lo de ser preindustrial es porque apenas hab¨ªa industria en Espa?a cuando empec¨¦, en los cincuenta. Siempre he entendido que el dise?o deb¨ªa ayudar y no molestar. No me han interesado los objetos que complican, prefiero los que simplifican, y considero que la est¨¦tica est¨¢ por encima de todo.
?De todo? Siempre que se cumpla la funci¨®n. Cuando una cosa es ingeniosa hasta el punto de que la idea es emocionante, la est¨¦tica ya est¨¢ conseguida. Es una consecuencia que no puede nunca ser forzada.
Precursor y preindustrial, ?su trabajo ha sido el de un inventor? Un poco s¨ª, sin sacarlo de quicio, ?eh? Me he dedicado a hacer objetos caseros. Y me considero un artesano. Los artesanos inventaron las vajillas y la rueda, cosas indispensables para la vida diaria.
¡°Cuando dej¨¦ Arquitectura fue uno de los d¨ªas m¨¢s felices de mi vida¡±
?C¨®mo se atrevi¨® a hacer lo que quer¨ªa cuando la burgues¨ªa heredaba la profesi¨®n del padre? ?ramos muchos. Creo que mi hermano mayor hered¨® la profesi¨®n de abogado porque a ¨¦l lo que m¨¢s le preocup¨® fue no decepcionar a nuestro padre. Eso es dif¨ªcil. Adem¨¢s de ser el primero, mi padre, en el lecho de muerte, le dijo: ¡°S¨¦ fiel¡±. Y eso dibuj¨® su vida. Jos¨¦ Luis tambi¨¦n fue abogado. Y luego llegamos los dise?adores: Leopoldo ¨Cque hizo la moto Impala de Montesa¨C, Alfonso ¨Cel arquitecto del Estadio Ol¨ªmpico de Barcelona¨C, y el peque?o, que fue por libre e hizo Qu¨ªmica. Es el m¨¢s herm¨¦tico. Ahora no est¨¢ bien y no se queja.
?La buena educaci¨®n consiste en no quejarse? En parte s¨ª.
?Sus hermanas no estudiaron? Una fue monja. Supongo que hizo lo que le gust¨®.
?Ten¨ªa vocaci¨®n? Creo que s¨ª, pero como era muy seria y cumplidora no sabes qu¨¦ pensar. Mis padres estuvieron contentos de que fuera monja.
?Usted lo estar¨ªa con un hijo religioso? No te lo s¨¦ decir. Pero supongo que s¨ª. Tengo tendencia a aceptar la voluntad de mis hijos.
No porque sea religioso. No, no. Vamos, lo fui mucho, durante un tiempo. Bueno¡, sigo siendo creyente. Me gusta el personaje de Jesucristo, lo considero de izquierdas. Los restos de mi creencia son esos.
Mil¨¢ cuenta que su hermana monja ¡°era de izquierdas¡±. A su otra hermana, Mar¨ªa Asunci¨®n, Tot¨®n, la define como ¡°una activista religiosa¡±. Con 12 hijos.
?Algo que ver con el Opus? Nada. Del Opus aqu¨ª, gracias a Dios, no hay nada. Mi hermana ha protestado mucho porque en el catecismo se acepta una cierta pena de muerte. No le parec¨ªa bien y escribi¨® al Papa.
?El Papa contest¨®? Con muy buena caligraf¨ªa. Luego, al llegar a Estados Unidos, lo primero que hizo fue criticar la pena de muerte en el Congreso.
Han sido una familia privilegiada, pero tambi¨¦n progresista. ?C¨®mo se conjugan esos atributos? Aprend¨ª a tener ideales influido por mi hermano Alfonso. En una discusi¨®n que hubo entre el fiel a mi padre, Jos¨¦ Luis, que era el mayor, y Alfonso, me llam¨® la atenci¨®n que mi padre dijera: ¡°Jos¨¦ Luis, Alfonso tiene raz¨®n¡±. Eso me impact¨®. Me dio que pensar. Lo que dec¨ªa mi hermano Alfonso siempre me interesaba.
Empez¨® a estudiar Arquitectura como ¨¦l. ?Por qu¨¦ lo dej¨® tras dos a?os? No pod¨ªa con los ex¨¢menes y me aburr¨ªa con los c¨¢lculos. Soy una persona de hacer, y all¨ª encerrado no estaba bien. Segu¨ªa por miedo a defraudar a mi padre. Hasta que el socio de mi hermano, Federico Correa, me dijo que lo dejara. Reun¨ª el valor y sal¨ª de la escuela caminando, sin decir nada a nadie, y sabiendo que no iba a volver. Recuerdo que en la calle respir¨¦. Tambi¨¦n que fue uno de los d¨ªas m¨¢s felices de mi vida.
Tuvo que defraudar a su padre. Pero no dijo nada. En aquella ¨¦poca ya no era tan estricto. Un poco decepcionado por todo, se hab¨ªa ablandado.
?Qu¨¦ le hab¨ªa decepcionado? Era de derechas y mon¨¢rquico. Ayud¨® a los nacionales. Pero creo que si hubiera vivido ahora no ser¨ªa el hombre de derechas que fue.
?Por qu¨¦? Porque muchas veces tuvo una actitud progresista. Creo que su pensamiento hubiera evolucionado porque nada lo aferraba al conservadurismo. Recuerdo cosas que me cuesta decir.
?Las casas esconden secretos? Una vez reunieron a todos los Mil¨¢ en el Museo de Historia de Barcelona para que cont¨¢ramos cosas, pero yo a veces no me atrevo a decir algunas. Indagar entre las de mi padre me parece una falta de respeto. Le guardo admiraci¨®n.
Se mueven en las altas esferas. ?Son todos mon¨¢rquicos? S¨ª. Somos mon¨¢rquicos, pero no cortesanos. Yo no soy de escudos ni de banderas. Por eso todo lo que est¨¢ pasando en Catalu?a me espanta.
?C¨®mo lo vive? Mal. Casi ni te atreves a decirlo. O piensas como ellos, o eres un apestado. Es tremendo y antidemocr¨¢tico. Cada semana aparece un nuevo disparate. Para decir que est¨¢n dentro de la ley se han inventado una ley.
?Por qu¨¦ cree que tantos pol¨ªticos demandan ahora la independencia? Para encubrir la corrupci¨®n. Su obsesi¨®n es tener la Agencia Tributaria, pero est¨¢n jugando con fuego. El problema es que la bola cada vez es mayor y cada vez costar¨¢ m¨¢s salir. Es tan contradictorio que el presidente de Catalu?a ¨Cque es un cargo dependiente de Madrid, no un cargo independiente¨C lidere una facci¨®n independentista como si no fuera tambi¨¦n el presidente de los que no pensamos as¨ª¡ Oiga, que tambi¨¦n es mi presidente. Ha abandonado a la mitad de la poblaci¨®n. Se han montado una fiesta mayor que nos ha costado car¨ªsima porque todo esto vale mucho dinero. Est¨¢n metidos en un l¨ªo impresionante.
?Tiene recuerdos de la Guerra Civil? Infantiles. Todo era misterioso. Mi padre estaba prisionero en el castillo de Montju?c y le avisaron para que saliera. Se despidi¨® de sus compa?eros de celda pensando que lo iban a matar. Estaba esperando el tiro cuando apareci¨® un franc¨¦s, un capit¨¢n de barco que hab¨ªa hecho un canje por un prisionero republicano que luego quiso conocernos. Y lo conocimos. Mi padre se fue en barco a Francia, y mi madre y nosotros nueve lo seguimos en otro barco con un miedo horroroso: todos apretados en el camarote hasta que salimos de la zona republicana. Llegamos a Marsella. De ah¨ª fuimos a Bordighera, en Italia, y de all¨ª, a Sevilla, donde estuvimos m¨¢s de dos a?os.
?Qu¨¦ recuerda? Todo bueno. Mis hermanos iban a un colegio en la calle de los Pajaritos. All¨ª todo ten¨ªa un apodo: ¡°Deme una gorda de lentejas¡±. Ya le digo, tengo memorias de ni?o. Viv¨ª la Guerra Civil de una forma infantil.
¡°No soy de escudos ni banderas. Lo que pasa en Catalu?a me espanta¡±
?Conoci¨® una vida distinta? Conoc¨ª una vida de escasez que no hab¨ªa visto. Y esa educaci¨®n en el reciclaje y el aprovechamiento me ense?¨® a no desperdiciar. Eso me ha servido mucho. No entiendo el gasto absurdo ni la novedad por la novedad. Y estoy muy orgulloso de tener productos que tienen m¨¢s de cincuenta a?os en el mercado. En la pel¨ªcula Ocho apellidos catalanes sale una casa con mis l¨¢mparas.
Cuando regresaron, su familia se instal¨® en el paseo de Gracia de Barcelona. En el n¨²mero 7.
En esa calle est¨¢ tambi¨¦n La Pedrera, que su t¨ªo Pedro le encarg¨® a Gaud¨ª. Era primo hermano de mi padre. Pero yo conoc¨ª mucho m¨¢s a mi t¨ªa: Rosario Segim¨®n, que me llevaba a los toros. Como la plaza era suya¡
?Qu¨¦ plaza? La Monumental. La mand¨® hacer mi t¨ªo porque era muy aficionado a los toros. Era un bon vivant, le gustaban los toros y las mujeres. A m¨ª me ca¨ªa muy bien. La gente dice que se cas¨® con mi t¨ªa por su dinero, porque ella era la viuda de un millonario que se llamaba Guardiola (hucha en catal¨¢n). As¨ª que se inventaron una cosa que no me gusta escuchar, pero que tiene su gracia: ¡°No sabemos si Pedro se ha casado con la viuda de Guardiola o con la guardiola de la viuda¡±.
Por lo menos hizo buen uso del dinero. Pues s¨ª, tiene mucho m¨¦rito levantar un edificio en contra de la sociedad y en contra de su familia que ha supuesto una gran riqueza para Barcelona. Por eso no me gustaba que se metieran con sus cosas. Ellos sabr¨ªan, ella tambi¨¦n, por qu¨¦ se casaron. Al fin y al cabo, ella fue la primera que se cas¨® con un millonario.
Eso ten¨ªan en com¨²n. Pues s¨ª [risas].
?Qu¨¦ relaci¨®n ten¨ªan con La Pedrera? ?Ten¨ªan la sensaci¨®n de que un familiar hab¨ªa encargado un monumento? No. Mi padre hablaba de su primo con cari?o pero con distancia. Estaba muy lejos de su modo de proceder. Eso hac¨ªa que La Pedrera no nos gustara nada. Que la vi¨¦ramos como un disparate, fea y obra de un loco. Hasta que no entend¨ª el valor que ten¨ªa me pareci¨® horrible. Hoy pienso que es la mejor obra de Gaud¨ª junto con la cripta de la Colonia G¨¹ell.
Le cost¨® una educaci¨®n lograr apreciarla y hoy la gente la valora como un monumento querido de la ciudad. Hoy tienen mayor apertura mental. Eso es fruto del conocimiento, pero tambi¨¦n de la publicidad. Te gusta lo que te dicen que tiene que gustarte. Yo, si tuviese capacidad para escribir, har¨ªa un libro sobre el valor de mi t¨ªo Pedro.
Con todo el talento que hay en su familia ¨Csus hermanos Leopoldo y Alfonso, sus sobrinos Mercedes y Lorenzo¨C, ?dir¨ªa que el m¨¢s talentoso era su t¨ªo Pedro Mil¨¢? Bueno, buena parte de su valor era el esnobismo, el querer ser importante como mecenas, a la manera de G¨¹ell o Batll¨® [clientes de otras casas de Gaud¨ª]. ?l tambi¨¦n quer¨ªa estar ah¨ª. Lo que sucede es que ese capricho personal mejoraba las ciudades.
?Por qu¨¦ cree que los burgueses actuales han abandonado ese deseo de contribuir a la mejora de su ciudad para hacerse un nombre? Es dif¨ªcil calibrar los motivos de cada uno, pero la burgues¨ªa de antes no pagaba impuestos. Ten¨ªa con qu¨¦ corresponder y seguramente deb¨ªa hacerlo. ?Es un dem¨¦rito? No. Simplemente fue as¨ª. Al resolverse socialmente esa situaci¨®n, los burgueses se han convertido en unas personas que no sueltan un duro. Pero est¨¢ claro que es m¨¢s justo que todo el mundo pague impuestos.
¡°La moda no puede justificar los cambios en las cosas esenciales¡±
Con apenas ocho a?os, Mil¨¢ ¡°mont¨®¡± su primera empresa. La llam¨® Tramo (un acr¨®nimo de Trabajos Molestos), y el negocio resid¨ªa en cobrar a sus hermanos por limpiarles los zapatos, ir a comprar sellos o a cargar el mechero. ¡°Hice unos carteles anunciando mis servicios y los puse por toda la casa: ¡®La agencia Tramo, correo como un gamo¡¯. Cosas as¨ª. No tuve mucho ¨¦xito porque pagar una peseta por gesti¨®n les parec¨ªa car¨ªsimo¡±. Luego, cuando empez¨® a esbozar l¨¢mparas en un tiempo en el que los dise?adores montaban sus propias empresas, Mil¨¢ le puso Tramo a la suya, aunque ya no realizara trabajos molestos.
Toda su vida ha tenido alergia a la novedad. A la palabra ¡°innovaci¨®n¡±. Es en lo que se basa la moda. A m¨ª cambiar lo que funciona me pone nervioso. Cost¨® tanto meter el dise?o funcional en nuestras casas que cuando dices que eres dise?ador y alguien pregunta ¡°?de moda?¡±, piensas que nos han robado la palabra. Ellos ten¨ªan una estupenda: modista. Pero se quedaron con la nuestra.
?C¨®mo vive la obsolescencia programada, la voluntad de que los aparatos tecnol¨®gicos nazcan con una fecha de caducidad? Es el ideario opuesto al m¨ªo. Creo que los coches o los electrodom¨¦sticos nacen enfermos porque sus metas son muy inmediatas y precipitadas. El envejecimiento enriquece algunos objetos, algunos materiales nobles, como la madera o la piedra, y a algunas personas. A m¨ª me gusta ver envejecer los objetos.
?Por qu¨¦? Siempre repito una frase que dijo El Guerra, un torero, cuando le preguntaron: ¡°Maestro, ?qu¨¦ es lo cl¨¢sico?¡±. Y ¨¦l contest¨®: ¡°Aquello que no se puede hacer mejor¡±. Tambi¨¦n Alvar Aalto dec¨ªa que cuando una cosa no es ¨²til, el tiempo la vuelve fea. La moda no puede justificar los cambios en las cosas esenciales. Cuando son ¨²tiles y est¨¢n bien hechas son hermosas, y eso no se acaba nunca. Dicho esto, yo he hecho cosas que no supieron envejecer. No muchas, por suerte, pero alguna.
?Por qu¨¦ las hizo? Seguramente por prisas. Soy un creador m¨¢s de matices que de revoluciones. Por eso la posmodernidad que todo lo quer¨ªa cambiar me descoloc¨®. Pens¨¦ que deb¨ªa hacer algo, pero no pude, me qued¨¦ parado. Cuando no crees en lo que haces, no haces las cosas bien.
?La buena materia prima es tambi¨¦n la que permite a las personas envejecer bien? Envejecer bien es potenciar tus valores. Y eso se puede hacer. Las personas que se obsesionan con no envejecer a base de operaciones me dan pena. Ver a una antigua belleza transformada en eso es horrible porque constatas el envejecimiento.
?Est¨¢ en contra de la cirug¨ªa est¨¦tica? No estoy en contra de nada. Pero siempre la he visto fracasar. Es un camino equivocado. Delata una debilidad interior.
?La austeridad voluntaria es una educaci¨®n? En mi casa hab¨ªa dos polos: mi padre y mi madre. Como no era creador, ¨¦l era m¨¢s espectacular. Cuando fue presidente de la Diputaci¨®n hizo construir en el Palacio de la Generalitat el Pati dels Tarongers. Le gustaba el lujo. A mi madre no. Era muy discreta. Por temperamento, familia y educaci¨®n era austera. Yo, admirando a mi padre, eleg¨ª el lado de mi madre.
?Qu¨¦ admiraba de ¨¦l? Su honestidad. Era el anticorrupto. Cuando se fue dej¨® las cuentas claras.
?Ha sido un buen lector? No. Mi hijo mayor, Juan, es editor en Salamandra. Estudi¨® Filolog¨ªa Inglesa en Estados Unidos y es mucho m¨¢s intelectual que yo. Yo leo poco. Me gusta conversar y la tertulia, rodearme de gente que me haga pensar.
Miguel Mil¨¢
Dise?ador preindustrial, perteneciente a una familia de la alta burgues¨ªa catalana (su t¨ªo Pedro Mil¨¢ le encarg¨® La Pedrera a Gaud¨ª y sus sobrinos son los periodistas Mercedes y Lorenzo Mil¨¢), Miguel Mil¨¢ (Barcelona, 1931) fue el primer premio Nacional de Dise?o, en 1987. Como escribi¨® Pedro Azara, ¡°ha dise?ado para su familia, su mundo es el que le rodea¡±. Tal vez por eso, sus l¨¢mparas y bancos ¨Choy producidos por la empresa Santa & Cole¨C han acumulado premios Delta y llevan vendi¨¦ndose m¨¢s de medio siglo. En 2008 obtuvo el Compasso d¡¯Oro, el galard¨®n con mayor prestigio internacional, en reconocimiento por su carrera.
Ese hijo escribi¨® un art¨ªculo sobre usted en el que simplemente explica c¨®mo le ense?¨® a desmontar un grifo, pieza por pieza, para ponerlo en remojo en vinagre. S¨ª, para quitarle la cal.
?C¨®mo transmitir hoy esa cultura del mantenimiento? He tenido la inmensa suerte de que la empresa que produce mis dise?os (Santa & Cole) se ha dado cuenta de que el ¨¦xito no est¨¢ en que yo cambie de productos constantemente. Cuando las cosas son buenas se pueden extender en lugar de renovarse. La l¨¢mpara Estadio, que hice para mi hermano Alfonso y Federico Correa para el Estadio de Montju?c, ahora, m¨¢s de 20 a?os despu¨¦s de que la dise?ara, es la pieza del cat¨¢logo que m¨¢s se vende en el mundo.
Ha sido un dise?ador de ferreter¨ªa: una arandela de goma para sujetar una l¨¢mpara, un cordel trenzado de algod¨®n para encenderla. ?Por qu¨¦ le gusta trabajar con soluciones econ¨®micas? Porque son las mejores. Siempre he querido vivir al lado de una ferreter¨ªa. Me inspira lo que venden all¨ª. Hay mucha gente pensando piezas ¨²tiles para los dem¨¢s.
Barcelona tiene por fin un Museo del Dise?o. ?Qu¨¦ opina de ¨¦l? Mal. No me disgusta el edificio, aunque la gente lo llame ¡°la grapadora¡±. Pero el contenido es un relleno, un desorden. No estoy nada de acuerdo con ¨¦l porque relaciona dise?o y moda, justo lo contrario de lo que yo defiendo. Es m¨¢s un almac¨¦n que un lugar para informar. No le veo el sentido. No han sabido elegir.
?Cu¨¢ndo tiene sentido dise?ar una l¨¢mpara m¨¢s? Cuando encuentro la manera de aportar algo. Para innovar, algunos han hecho tenedores que se te escurren, cuchillos que no cortan, cucharas con poca capacidad. Todo eso no me interesa, por eso no he aceptado hacer una cuberter¨ªa. Y de los platos asim¨¦tricos ni hablamos. Son dif¨ªciles de guardar, inc¨®modos para comer y no tienen ning¨²n sentido. Creo que en ese ¨¢mbito han hecho mucho da?o los nuevos cocineros. La complicaci¨®n no es sofisticaci¨®n.
?C¨®mo vive la Barcelona actual? Desde que decidieron convertirla en ¡°la millor botiga del mon¡± (la mejor tienda del mundo) vamos mal. La est¨¢n destrozando. Se han cargado los barrios. Ya no son micromundos, con lo agradable que eso era. Barcelona hace a?os que trata mejor a los turistas que a los ciudadanos. Cuando voy a ver a mi hijo Gonzalo, que tiene el estudio en el Born, y veo que ese barrio de mercaderes se ha erigido como la catedral del nacionalismo, siento verg¨¹enza. Cuatro piedras elevadas a historia a partir de un episodio hist¨®rico hecho a medida. Siempre digo que igual que el Bar?a es m¨¢s que un club, el sentiment catal¨¢ es m¨¢s que un sentiment, es un resentiment.
elpaissemanal@elpais.es
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