M¨¢s all¨¢ de Hemingway y Fitzgerald: el regreso de las autoras olvidadas de los locos a?os veinte
El rescate de las novelas ¡®La divorciada¡¯ de Ursula Parrott y ¡®Escapada¡¯ de Evelyn Scott descubre la modernidad de dos escritoras estadounidenses que rompieron con las convenciones morales y est¨¦ticas
Mucho antes de que Carrie Bradshaw y sus amigas epataran a la audiencia televisiva hablando de sexo y solter¨ªa en las calles de Nueva York, o de que Truman Capote narrara la historia de Holly Golightly en Desayuno en Tiffany¡¯s, la escritora Ursula Parrott revent¨® las listas de ventas en los a?os veinte con su descripci¨®n de las aventuras de una joven tras su ruptura matrimonial, sus ligues y noches de juerga e...
Mucho antes de que Carrie Bradshaw y sus amigas epataran a la audiencia televisiva hablando de sexo y solter¨ªa en las calles de Nueva York, o de que Truman Capote narrara la historia de Holly Golightly en Desayuno en Tiffany¡¯s, la escritora Ursula Parrott revent¨® las listas de ventas en los a?os veinte con su descripci¨®n de las aventuras de una joven tras su ruptura matrimonial, sus ligues y noches de juerga en los clubes clandestinos de la Gran Manzana. Vivaz, ¨¢gil, desprejuiciada y francamente moderna, La divorciada fue publicada originalmente en 1929 con seud¨®nimo y recientemente ha sido rescatada en espa?ol por la editorial Gatopardo. ¡°Como Fitzgerald pero desde una perspectiva femenina, Parrott examina la descomposici¨®n del tejido social tras la I Guerra Mundial¡±, afirma Joyce Carol Oates en un texto reciente sobre la novela.
El libro de Parrott habla abiertamente de infidelidades, abortos y rollos de una noche, tambi¨¦n de la vida en la oficina o las visitas al gimnasio a la hora de comer de una joven veintea?era a quien su marido deja. La divorciada vendi¨® m¨¢s de 100.000 ejemplares ese invierno en que el crac hundi¨® la bolsa. Su autora, que ya era periodista ¡ªy estaba divorciada de un reportero de The New York Times¡ª, se convirti¨® en una de las escritoras m¨¢s exitosas de los a?os treinta, una firma frecuente en las revistas femeninas; y tambi¨¦n de relatos, novelas y guiones, por ejemplo de la pel¨ªcula Siempre habr¨¢ un ma?ana (1955), interpretada por Barbara Stanwyck. Parrott fue protagonista y narradora de los locos a?os veinte, y, como ocurri¨® con muchos de los miembros de aquella generaci¨®n perdida, su mecha se consumi¨® r¨¢pido: muri¨® a los 58 a?os en una sala de beneficencia de un hospital en Nueva York. De alguna manera los excesos y el declive de esta autora tambi¨¦n la acercan al m¨¢ximo cronista de aquellos a?os, a Scott Fitzgerald, el autor de El gran Gatsby, con quien se rumorea que Parrott tuvo una relaci¨®n que fue m¨¢s all¨¢ del trato profesional que s¨ª consta que mantuvieron.
¡°Su suc¨¨s de scandale le revel¨® a mi madre, por entonces una escritora y periodista de moda, que pod¨ªa ganar mucho dinero en aquel tiempo todav¨ªa casi sin impuestos. A partir de entonces, pr¨¢cticamente no hubo quien la detuviera¡±, escribi¨® el hijo de Parrot a?os despu¨¦s en un ep¨ªlogo que recoge la edici¨®n en espa?ol, con traducci¨®n de Patricia Ant¨®n. ¡°Mi madre era una derrochadora; le gustaban los hombres y otras posesiones. Se cas¨® cuatro veces, y dos de sus maridos le costaron mucho dinero¡±, a?ade antes de recordar lo mucho que trabaj¨® entre caf¨¦ y cigarrillos ¡ªla describe como un ¡°galeote¡±¡ª para cumplir con los plazos de entrega, y hablar tambi¨¦n de su empe?o en que ¨¦l tuviera una buena educaci¨®n.
De familia irlandesa, criada en Dorchester, Parrott estudi¨® en Radcliffe (prestigioso college para chicas en Cambridge, Massachussetts, que acab¨® siendo absorbido por Harvard en 1999) durante la I Guerra Mundial. En 1920 se traslad¨® al Greenwich Village de Manhattan y se despos¨® con Lindsay Marc Parrott, padre de su ¨²nico hijo. La pareja, como la de la novela, no sobrevivi¨® a esos locos a?os. ¡°Casas, coches, criados, viajes y los mejores productos de Bergdorf Goodman y Bonwit absorbieron todo el dinero. No se trataba de un lento deshielo de una herencia, ni de una fortuna repentina; ella gastaba seg¨²n ganaba¡±, recuerda Marc Parrott de su madre en ese texto que escribi¨® en los ochenta con motivo de una reedici¨®n de la c¨¦lebre novela.
Sin embargo, la resurrecci¨®n m¨¢s exitosa e internacional de Parrott ha tenido lugar en el ¨²ltimo a?o tras ser rescatada en 2023 por McNally Editions, la editorial de la cadena de librer¨ªas independientes de Nueva York volcada en recuperar joyas olvidadas, una tendencia que siguen sellos a uno y otro lado del oc¨¦ano. En esa l¨ªnea la editorial espa?ola Mu?eca Infinita ha publicado Escapada, de Evelyn Scott, otra novela olvidada del periodo de Entreguerras firmada por una flapper rebelde. Coet¨¢nea de Parrott, la accidentada peripecia vital de Scott inspir¨® su libro, una suerte de memorias de corte modernista.
Esc¨¢ndalo y transgresi¨®n
Ni?a bien del sur de EE UU, una belle a lo Zelda Fitzgerald, la autora de Escapada naci¨® en Tennessee en1893 como Elsie Dunn. Su familia se instal¨® en Nueva Orleans buscando el amparo de un abuelo rico y all¨ª ella pronto mostr¨® sus inquietudes art¨ªsticas y pol¨ªticas. Su inconformismo la llev¨® a unirse al partido de las sufragistas en Luisiana cuando ten¨ªa 17 a?os y a escribir a favor de la legalizaci¨®n de la prostituci¨®n, para esc¨¢ndalo de su convencional madre. A los 20 Elsie daba el campanazo definitivo y se fugaba con un m¨¦dico, decano del departamento de medicina tropical de la Universidad de Tulane, cuya edad era m¨¢s del doble que la suya y que abandon¨® a su familia por ella. Era 1913. Preocupados por las consecuencias legales de su huida, cambiaron sus nombres y acabaron instalados en Brasil, donde tuvieron un hijo. La Gran Guerra impidi¨® su regreso cuando los planes empezaron a torcerse y la ruina era ya evidente. El para¨ªso se convirti¨® en el infierno de hoteles de mala muerte, enfermedades y pobreza que queda recogido en Escapada, escrito como un diario y publicado en 1923. Scott no esconde nada en esas p¨¢ginas, no teme mostrarse como una anti-hero¨ªna, destrozada por el giro que toma su vida. El libro logra plasmar el agrio desencanto de aquella aventura que dej¨® marcada Scott de por vida.
Cuatro a?os antes de que Scott publicara su roman ¨¢ clef, la pareja hab¨ªa regresado a Nueva York, y se hab¨ªan separado en 1922. Scott sigui¨® publicando a lo largo de esa d¨¦cada (entre otros t¨ªtulos, una trilog¨ªa que arranc¨® con The Narrow House y la novela The wave, que los cr¨ªticos relacionan con otras obras sobre la Guerra de Secesi¨®n como Lo que le viento se llev¨®) y estuvo pr¨®xima a los c¨ªrculos literarios y bohemios del Greenwich Village neoyorquino. Fr¨¢gil e inestable, seg¨²n su coet¨¢nea Kay Boyle, Scott fue amante y amiga de William Carlos Williams, y una gran defensora del trabajo de sus coet¨¢neos Jean Rhys y de William Faulkner, con quienes mantuvo correspondencia. El autor de El ruido y la furia dijo que el trabajo de Scott era ¡°bastante bueno para ser mujer¡±, frase que ha dado t¨ªtulo a una breve biograf¨ªa sobre la escritora publicada en 1997 en EE UU. Quiz¨¢ la corresponsal m¨¢s llamativa de la novelista fue Emma Goldman, la anarquista con quien se cruz¨® algunas cartas.
El trabajo de Scott, sus poemas y relatos, aparecieron en las revistas que recog¨ªan la prosa modernista de James Joyce y los versos de T. S. Elliot, aunque ella qued¨® de alguna manera fuera del canon y olvidada con el paso de los a?os. Escribi¨® 11 novelas, dos libros de poes¨ªa, obras de teatro, libros infantiles y numerosas cr¨ªticas. Las ¨²ltimas dos d¨¦cadas de su vida no public¨® nada. Scott vivi¨® en Europa, en el sur de Francia, Portugal y Espa?a y pas¨® unos a?os en Inglaterra y Canad¨¢ con su segundo esposo, el escritor John Metcalfe, de quien tambi¨¦n se separ¨®. Muri¨® en 1963 y fue enterrada en una tumba an¨®nima en Nueva York. La aparici¨®n de Escapada, como la de La divorciada de Parrott, arroja ahora nueva luz sobre esas vidas rebeldes llenas de talento, inconformismo y pasi¨®n literaria.