El implacable cine de Dea Kulumbegashvili fuerza al festival de Venecia a presenciar un parto malogrado y un aborto clandestino
El regreso de la georgiana tras ¡®Beginning¡¯, una ¨®pera prima que dividi¨® pero arras¨® con los premios en 2020 en San Sebasti¨¢n, supone con ¡®April¡¯ otra pel¨ªcula fiel a sus ideas y estilo, sin ninguna concesi¨®n
La secuencia parece durar una eternidad. Pero est¨¢ filmada en tiempo real. Es decir, como en la vida misma. La c¨¢mara de Dea Kulumbegashvili no est¨¢ dispuesta a hacer ni una concesi¨®n. Nada de cortes o elipsis: pasan los minutos, el plano se mantiene fijo. Las piernas desnudas. El ruido met¨¢lico de varias herramientas m¨¦dicas. Los gemidos de sufrimiento. Al final, la camilla manchada de rojo. Como si la directora dejara claro que no hay otra forma de retratar un aborto. ...
La secuencia parece durar una eternidad. Pero est¨¢ filmada en tiempo real. Es decir, como en la vida misma. La c¨¢mara de Dea Kulumbegashvili no est¨¢ dispuesta a hacer ni una concesi¨®n. Nada de cortes o elipsis: pasan los minutos, el plano se mantiene fijo. Las piernas desnudas. El ruido met¨¢lico de varias herramientas m¨¦dicas. Los gemidos de sufrimiento. Al final, la camilla manchada de rojo. Como si la directora dejara claro que no hay otra forma de retratar un aborto. Y m¨¢s uno clandestino, a escondidas, como dos delincuentes, la paciente y la doctora, porque en su Georgia natal a¨²n es ilegal. Dura, duele, sangra, deja huella. En el p¨²blico, tocado y hundido tras el momento m¨¢s impactante de April, presentada en el concurso del festival de Venecia. E infinitamente m¨¢s en las mujeres que pasan por ello. Esa es la ¨²nica verdad, seg¨²n la pel¨ªcula. Todo lo dem¨¢s son cuentos. Casi siempre narrados por se?ores.
Han pasado cuatro a?os desde que Kulumbegashvili asombr¨®, dividi¨® y encant¨® al festival de San Sebasti¨¢n, que dio a su ¨®pera prima, Beginning, la Concha de Oro, la de Plata a la mejor direcci¨®n, y galardones a su actriz, Ia Sukhitashvili, y al guion. Tambi¨¦n hubo, a la vez, algunas cr¨ªticas agotadas por la dureza de sus elecciones estil¨ªsticas, narrativas y tem¨¢ticas. Pues bien, el arranque de April obliga al espectador a asistir de forma muy expl¨ªcita a un parto malogrado. Y el foco, que en 2020 iluminaba el maltrato a una mujer en el marco del fundamentalismo religioso, ahora vira hacia otra zona oculta en la oscuridad: una m¨¦dica que visita pueblos perdidos por el campo georgiano para realizar las interrupciones de embarazo que los hospitales rechazar¨ªan o llevar¨ªan ante los tribunales. Su segundo largo tarda muy poco en demostrar que Kulumbegashvili ha regresado igual de implacable. O m¨¢s, si cabe.
La rueda de prensa sirvi¨® para confirmarlo. ¡°Es un filme hiperrealista¡±, sentenci¨® la cineasta. ¡°Fueron dos a?os de trabajo durante los cuales no existi¨® nada m¨¢s. Est¨¢bamos metidos en la pel¨ªcula con nuestras vidas¡±, agreg¨® Sukhitashvili, protagonista tambi¨¦n de April. La directora cont¨® que se crio en un ¨¢rea rural donde su abuela ejerc¨ªa de educadora: iba de casa en casa para ense?ar a leer y escribir a mujeres analfabetas y, de paso, a sus hijos. ¡°Regres¨¦ a esos lugares, comenzamos a hacer castings de ni?os, y siempre ped¨ªa que vinieran tambi¨¦n las madres. Entonces empec¨¦ a ver al personaje¡±, describi¨® la directora. Como su abuela, fueron visitando muchos hogares. Y descubr¨ªan las historias de las mujeres que quisieran abrirse. ¡°Era muy dif¨ªcil escucharlas. A veces sal¨ªa devastada¡±, afirm¨® Kulumbegashvili.
Un buen resumen de lo que supone April. Durante su turno en un hospital, Nina, la ginec¨®loga protagonista, trae al mundo ni?os. Cuando puede, viaja por las aldeas y pone su ciencia al servicio de las mujeres que no quieren tenerlos. Y, en los pocos huecos que quedan en su d¨ªa, intenta conectar con los otros seres humanos, como buenamente puede y le sale. Valga un ejemplo: sube a su coche a un desconocido que hace autostop en la carretera. Enseguida le revela su trauma infantil relacionado con el barro. Le ofrece y realiza una felaci¨®n. Le pide un cunnilingus. Pero el tipo le propina un golpe en la cara y se marcha. Y as¨ª.
En 2021, la Mostra entreg¨® el Le¨®n de Oro a El acontecimiento, de Audrey Diwan, que tambi¨¦n mostraba de forma expl¨ªcita en la pantalla un aborto, como defensa m¨¢s poderosa del derecho de cada mujer a interrumpir de forma voluntaria un embarazo. Desde entonces, el Tribunal Supremo de EE UU lo ha derogado. Y la presidenta del Gobierno italiano, Giorgia Meloni, logr¨® eliminar una referencia en ese sentido de la declaraci¨®n conjunta del G-7 hace poco m¨¢s de dos meses. As¨ª que los a?os que Kulumbegashvili tard¨® en filmar su segunda obra, parad¨®jicamente, la han vuelto m¨¢s actual.
La directora vuelve a recurrir a muchos y largos planos fijos para que nadie pueda escaparse de lo que est¨¢ viendo. Tambi¨¦n regresan las im¨¢genes bellas y metaf¨®ricas del paisaje y la naturaleza. Aunque, por suerte, introduce alg¨²n cambio respecto a Beginning. Hay secuencias en movimiento, y un personaje surreal. Probablemente, la principal raz¨®n por la que April no alcanza el mismo nivel es que la ¨®pera prima de Kulumbegashvili era una obra maestra. Y, ciertamente, los sellos principales de su estilo impactan menos sin el efecto sorpresa. Pero su firmeza, intenci¨®n y visi¨®n f¨ªlmica mantienen la misma fuerza. Sin duda, uno de los talentos m¨¢s prometedores del cine europeo.
Se suele decir que las mejores pel¨ªculas dejan m¨¢s interrogantes que respuestas. A Kulumbegashvili hasta tres veces le plantearon en la rueda de prensa si pod¨ªa aclarar su visi¨®n sobre otros tantos elementos de April. Pero la directora hizo lo que su cine: animar a que cada uno busque su interpretaci¨®n. La que expres¨® Luca Guadagnino result¨® clar¨ªsima. El cineasta italiano presid¨ªa el jurado en San Sebasti¨¢n en 2020 que le dio los cuatro premios. Y ahora es productor del segundo filme de la directora: ¡°Beginning me impact¨® de manera excepcional. As¨ª que naci¨® colaboraci¨®n. Me parec¨ªa la obra de una voz poderosa y devota al cine de la forma en que yo amo pensarlo. Y en un contexto avaro de esas figuras¡±. La georgiana es una creadora al servicio absoluto del s¨¦ptimo arte, hasta sus ¨²ltimas consecuencias. Aunque algunos se marchen de la sala. Ellos se lo pierden.