El Tribunal Supremo deroga el derecho al aborto en Estados Unidos
Una mayor¨ªa de seis jueces contra tres decide tumbar el precedente de ¡®Roe contra Wade¡¯, fallo que, en 1973, convirti¨® en constitucional la interrupci¨®n voluntaria del embarazo. Su protecci¨®n queda ahora en manos de cada uno de los 50 Estados
El derecho constitucional al aborto es historia en Estados Unidos. El Tribunal Supremo ha tumbado este viernes medio siglo de un precedente sentado por la sentencia del caso Roe contra Wade, que dio en 1973 rango federal a la libertad de las mujeres de interrumpir el embarazo. La decisi¨®n, que amenaza con cambiar el pa¨ªs de una manera a¨²n dif¨ªcil de predecir, devuelve a los 50 Estados la potestad de legislar sobre el tema. Se calcula que 26 est¨¢n dispuestos a derogarlo.
En un d¨ªa hist¨®rico, el alto tribunal ha emitido el fallo correspondiente al caso Dobbs contra Jackson Women¡¯s Health Organization, una cl¨ªnica de salud reproductiva de la capital de Misisipi. Se dirim¨ªa la constitucionalidad de una ley de ese Estado de 2018, que proh¨ªbe la mayor¨ªa de las intervenciones despu¨¦s de las primeras 15 semanas de embarazo. De fondo, se discut¨ªa la continuidad del precedente de Roe contra Wade. Por seis votos a favor y tres en contra, el Supremo m¨¢s conservador en 80 a?os ha cumplido con el sue?o de las organizaciones antiabortistas del pa¨ªs, que llevan d¨¦cadas esperando y presionando para que llegue este momento.
No se puede decir que haya sido una sorpresa. La filtraci¨®n sin precedentes, a principios de mayo, de un borrador de 98 p¨¢ginas de la opini¨®n mayoritaria de los jueces sobre el tema, redactado en un tono de gran dureza por Samuel Alito, miembro del ala m¨¢s conservadora, contaba entonces (se calcula que fue escrito en febrero) con el apoyo de Amy Coney Barrett, Brett Kavanaugh, Clarence Thomas y Neil Gorsuch. Tambi¨¦n se ha sumado en este tiempo el presidente del Supremo, el juez John Roberts, que escribe que est¨¢ de acuerdo con el fondo, pero que habr¨ªa tomado ¡°una opci¨®n m¨¢s mesurada¡±, que no implicara necesariamente tumbar el precedente de 1973 (y otro, de 1992, Planned Parenthood contra Casey).
En la sentencia, de 213 p¨¢ginas, que mantiene la pol¨¦mica frase de que la argumentaci¨®n de Roe contra Wade estaba ¡°atrozmente errada, y en franca colisi¨®n con la Constituci¨®n desde el momento en que fue publicada¡±, Thomas pide, en un voto particular concurrente, que el Supremo reconsidere otros precedentes, como el derecho a la contracepci¨®n, el que protege las relaciones entre personas del mismo sexo y el matrimonio homosexual. Las sentencias que dieron carta de naturaleza a todos esos derechos civiles (Griswold, Lawrence y Obergefell) est¨¢n, como en el caso del aborto, sostenidas en la decimocuarta enmienda, la que garantiza la intimidad.
En contra de una decisi¨®n que afecta a la vida de unos 36 millones de mujeres en edad reproductiva que viven en esos 26 Estados han votado los magistrados liberales Elena Kagan, Sonia Sotomayor y Stephen Breyer, que anunci¨® en enero su retirada y ya tiene reemplazo, la tambi¨¦n liberal Ketanji Brown Jackson. Los tres firman un voto particular oponi¨¦ndose al texto en el que dicen: ¡°La ley de Misisipi proh¨ªbe los abortos tras la decimoquinta semana, pero otros Estados podr¨ªan hacerlo despu¨¦s de 10 semanas, o de 5, o de 3, o de 1, o, de nuevo, desde el momento de la fecundaci¨®n. (...) Algunos han promulgado leyes que se extienden a cualquier forma de aborto, incluida la toma de medicamentos en casa. Han aprobado normas sin ninguna excepci¨®n para cuando la mujer es v¨ªctima de una violaci¨®n o de incesto. En virtud de esas leyes, una mujer tendr¨¢ que dar a luz al hijo de su violador o una ni?a al de su padre, sin importar que hacerlo destruya su vida. Tras la sentencia de hoy, algunos Estados pueden obligar a las mujeres a llevar a t¨¦rmino un feto con graves anomal¨ªas f¨ªsicas. Pueden incluso argumentar que una prohibici¨®n del aborto no tiene por qu¨¦ proteger a la mujer del riesgo de muerte o da?o f¨ªsico. En una amplia gama de circunstancias, un Estado podr¨¢ imponer su elecci¨®n moral a una mujer y obligarla a dar a luz a un ni?o¡±.
La decisi¨®n ha provocado inmediatamente una concentraci¨®n ante el edificio del Supremo en Washington. Centenares de activistas en favor de la libertad reproductiva de las mujeres y grupos menos numerosos de antiabortistas han estado toda la ma?ana intercambiando consignas. Hay convocada una manifestaci¨®n, que cuenta con el respaldo de las principales organizaciones consagradas a defender el derecho a decidir, para el viernes a las cinco de la tarde. ¡°La maternidad forzada es esclavitud femenina¡± y ¡°Ayudare e instigar¨¦ el aborto¡± son dos de las frases que se pod¨ªan leer en los carteles de los concentrados ante el alto tribunal. ¡°Estoy aqu¨ª, he venido de Nueva York, porque cuido a una ni?a de 11 a?os, a la que est¨¢ a punto de llegarle la regla. Me siento obligada a defenderla de la que se le viene encima¡±, explicaba Vanessa Pel¨¢ez, mientras repart¨ªa afiches color verde de la organizaci¨®n RiseUp4AbortionRights.
La sentencia parte literalmente el pa¨ªs en dos. Prominentes asociaciones en favor del derecho de las mujeres a decidir, como el Instituto Guttmacher o Planned Parenthood, calculan que tras la ca¨ªda de Roe, 26 (de los 50) Estados acabar¨¢n prohibiendo en mayor o menor medida el aborto. Ah¨ª incluyen a Alabama, Arkansas, Arizona, Florida, Georgia, Idaho, Indiana, Iowa, Kentucky, Louisiana, M¨ªchigan, Misisipi, Misuri, Montana, Nebraska, Dakota del Norte, Ohio, Oklahoma, las Carolinas, Tennessee, Texas, Utah, Virginia Occidental, Wisconsin y Wyoming. Trece de esos 26 Estados tienen preparados textos conocidos como trigger laws (leyes gatillo). Est¨¢n escritas y aprobadas (alguna, como la de M¨ªchigan, se redactaron en 1931) y podr¨ªan activarse de inmediato o en los pr¨®ximos d¨ªas o semanas. Eric Schmitt, fiscal general de Misuri, corri¨® este viernes por la ma?ana para darle al bot¨®n y lograr que su Estado se convirtiera en el primero en prohibir el aborto en la Am¨¦rica pos-Roe.
Dos lugares, Texas y Oklahoma, ya tienen en vigor leyes tan restrictivas, aprobadas en los ¨²ltimos meses y ante la inminencia del pronunciamiento del Supremo, que equivalen a una prohibici¨®n total.
El mapa que esta oleada regresiva amenaza con dejar tras de s¨ª presenta una gran mancha en el centro del pa¨ªs con algunas zonas de excepci¨®n (como Colorado, Nuevo M¨¦xico o, de momento, Kansas). Ese ¡°desierto¡±, como lo defin¨ªa en una reciente conversaci¨®n con EL PA?S Nancy Northup , presidenta del Centro para los Derechos Reproductivos, quedar¨¢ flanqueado por dos franjas permisivas en ambas costas.
A medida que algunos Estados han ido avanzando en su acoso a los derechos de las mujeres, otros han visto sus cl¨ªnicas inundarse de pacientes que provienen de los lugares en los que las prohibiciones se han hecho efectivas. Algunos Estados dem¨®cratas ya han anunciado, por su parte, que amarrar¨¢n legislativamente los derechos de las mujeres como reacci¨®n al nuevo escenario pos-Roe y otros, como Nueva York, se han ofrecido como refugio para quienes no puedan abortar en sus Estados de origen.
Los sectores m¨¢s vulnerables econ¨®micamente ser¨¢n tambi¨¦n los m¨¢s afectados por el panorama que emerja en Estados Unidos a partir de este viernes. Viajar a otros lugares para abortar no est¨¢ al alcance de todas las mujeres. Al precio de la intervenci¨®n en s¨ª, hay que a?adir el viaje, el combustible (por las nubes en la Am¨¦rica de la inflaci¨®n) y el alojamiento; en muchos de los sitios donde a¨²n estar¨¢ permitido, la ley obliga a que pase al menos un d¨ªa entre la primera consulta y la intervenci¨®n, lo que dilata el proceso y aumenta los gastos. Muchas recurrir¨¢n, auguran los expertos, a la alternativa de las p¨ªldoras abortivas, que son menos seguras para las pacientes. En los Estados m¨¢s duros, se est¨¢n dise?ando herramientas para impedir que estas puedan adquirirse por internet, a vuelta de correo.
El Partido Dem¨®crata ha coqueteado en el Senado en las ¨²ltimas semanas con la idea de sujetar el derecho a la interrupci¨®n del embarazo por ley, y no dejarlo al albur de las decisiones del Supremo. El tribunal registra una mayor¨ªa superconservadora de seis contra tres nunca vista desde los a?os treinta, que es muy dif¨ªcil de deshacer, dado que los puestos son vitalicios y los ¨²ltimos en llegar son magistrados que se encuentran en la cincuentena. La C¨¢mara alta vot¨® recientemente una iniciativa que sab¨ªa condenada al fracaso, y que aspiraba a convertir el derecho al aborto en una norma de alcance federal. Los dem¨®cratas, que tienen 50 de los 100 esca?os, andaban muy lejos de los 60 que son necesarios en virtud de la tradici¨®n del filibusterismo, que obliga a mayor¨ªas cualificadas para asuntos de ese calado. Ni siquiera fue posible cosechar el apoyo de todos los suyos: Joe Manchin III, senador por Virginia Occidental, se pronunci¨® en contra, y dej¨® el marcador en 49-51.
La semana pasada s¨ª se pusieron de acuerdo ambos partidos en sacar adelante una norma que proteja a los jueces del Supremo, despu¨¦s de que la filtraci¨®n del borrador alentara las protestas de personas favorables a la libertad reproductiva de las mujeres ante las casas de algunos magistrados conservadores. La semana pasada un hombre fue detenido en las inmediaciones de la vivienda en Washington de uno de ellos, Brett Kavanaugh. Estaba armado y confes¨® su intenci¨®n de asesinarlo.
La filtraci¨®n a la web Politico, dedicada a informar de las interioridades de Washington, cay¨® hace semanas como una bomba sobre el ecosistema legislativo y medi¨¢tico de Washington. Roberts anunci¨® la apertura de una investigaci¨®n para localizar el punto en el que se hab¨ªa producido una fuga de informaci¨®n in¨¦dita en 233 a?os de existencia del alto tribunal.
No ha trascendido nada sobre el resultado de esas pesquisas, aunque s¨ª se ha hecho notar el clima de desconfianza que ha cundido en el seno del Supremo. No est¨¢ claro siquiera qu¨¦ pretend¨ªa la persona que facilit¨® el borrador a la web Politico. Si la fuga se dio en las filas conservadoras, tal vez persiguiera difundir una foto fija de las posiciones de unos y de otros para asegurarse de que estas no cambiaban por el camino. Si la filtraci¨®n proven¨ªa del lado liberal, probablemente buscara ejercer presi¨®n sobre los conservadores que han votado finalmente a favor, tres de los cuales (Gorsuch, Kavanaugh y Barrett) fueron nombrados durante el mandato de Donald Trump, una cantidad ins¨®lita para un solo presidente y en una ¨²nica legislatura.
Los design¨® con la expresa intenci¨®n de colocar en el tribunal magistrados dispuestos a tumbar el precedente Roe contra Wade. Este viernes, Trump se sali¨® con la suya.
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