Crear al borde del abismo: ¡°Cuando estaba en los ensayos, desde un cuarto de hospital, no me sent¨ªa solo¡±
Este a?o han coincidido dos obras dirigidas a distancia: ¡®14.4¡ä, de Sergio Peris-Mencheta, que padec¨ªa leucemia, y ¡®Segundo premio¡¯, de Isaki Lacuesta, a cuya hija, Luna, le diagnosticaron esa misma enfermedad. Esta es la historia de ambos procesos, de la creaci¨®n como forma de aferrarse a la vida
Solo faltaba un d¨ªa para que empezara el rodaje. Parec¨ªa que la pel¨ªcula, finalmente, iba a salir adelante. A pesar de las muchas dificultades, de las mil penurias. A pesar de que en muchos momentos pensaban que estaba maldita. Pero los actores y el equipo t¨¦cnico hab¨ªan llegado ya a Granada. Estaban viendo los espacios, la ciudad, la casa. El set de Segundo premio estaba montado. El proyecto, inspirado en el grupo de m¨²sica Los Planetas, que tantas vueltas hab¨ªa dado y que hab¨ªa pasado de las manos de Jon¨¢s Trueba a las de Isaki Lacuesta, ver¨ªa la luz.
De pronto, lleg¨® el director:
¡ª A mi hija le han diagnosticado leucemia. Me tengo que ir.
Su hija, Luna, ten¨ªa nueve a?os. Lacuesta cogi¨® un taxi hacia el aeropuerto de M¨¢laga. Ten¨ªa que llegar a Barcelona lo antes posible. El equipo de la pel¨ªcula se qued¨® en shock. Un shock ¡°s¨²bito y salvaje¡±, como recuerda uno de los actores protagonistas, Daniel Ib¨¢?ez.
Ocho meses m¨¢s tarde, en enero de 2024, y a 9.000 kil¨®metros de distancia de Granada, el actor y director Sergio Peris-Mencheta estaba en Los ?ngeles con los preparativos de su obra de teatro 14.4. Un proyecto muy importante para ¨¦l, una idea que llevaba muchos a?os en su cabeza. Ahmed Younoussi, marroqu¨ª, que cruz¨® el Estrecho de Gibraltar con nueve a?os ¡ªjusto la misma edad de Luna¡ª y que hab¨ªa conocido en 2009, iba a protagonizar un mon¨®logo sobre su propia vida. El texto lo hab¨ªa escrito, junto a ellos dos, Juan Diego Botto.
Peris-Mencheta llevaba un tiempo con cosas raras en los an¨¢lisis de sangre. Se encontraba bien, pero algo no iba bien. Tres meses antes de la fecha prevista para empezar los ensayos, lleg¨® el diagn¨®stico definitivo: leucemia. Otro mazazo s¨²bito y salvaje.
Pero la pel¨ªcula sigui¨® adelante. La obra de teatro sigui¨® adelante. Esta es la historia de dos personas, Isaki Lacuesta y Sergio Peris-Mencheta, que en medio de un terremoto emocional ¡ªy, en el caso de Peris-Mencheta, tambi¨¦n f¨ªsico¡ª se empe?aron en continuar haciendo lo que ten¨ªan previsto hacer. De c¨®mo sus equipos les acompa?aron en el camino. Y de la creaci¨®n art¨ªstica como forma de aferrarse a la vida.
Cap¨ªtulo I ¡°Hay que pararlo todo¡ o no¡±
La reacci¨®n de Lacuesta y Peris-Mencheta ante el shock fue exactamente la misma. Quer¨ªan hacer Segundo premio y 14.4 a toda costa. Lo necesitaban. Pero sus equipos, al inicio, no lo vieron igual: ¡°Esto es una locura¡±, pensaron o dijeron casi todos. ¡°Hay que parar. Es lo ¨²nico sensato y razonable¡±.
¡°Mientras iba en el taxi hacia el aeropuerto, Isaki me llam¨® para decirme que pod¨ªa dirigir la pel¨ªcula a distancia¡±, recuerda Chloe Rosell, ayudante de direcci¨®n de Segundo premio. ¡°Yo, la verdad, pens¨¦ que estaba tan afectado que no sab¨ªa lo que dec¨ªa y que era evidente que hab¨ªa que abandonar el proyecto. Le respond¨ª que lo importante era que llegara a Barcelona con su familia y que ya hablar¨ªamos. Pero me dijo: ¡®No, Chloe, esto lo voy a necesitar, tengo que hacer esta pel¨ªcula¡¯. Y ah¨ª cambi¨® todo para m¨ª. Si ¨¦l necesitaba seguir adelante, no hab¨ªa m¨¢s que hablar. Creo que todo el equipo lo enfoc¨® as¨ª a partir de ese momento. No pod¨ªamos cambiar lo que le estaba pasando a Luna, pero s¨ª pod¨ªamos apoyar a Isaki en el momento m¨¢s dif¨ªcil de su vida con lo que ¨¦l nos pidiera. Si era hacer esta pel¨ªcula, la har¨ªamos¡±.
Cuando Lacuesta tuvo claro c¨®mo iba a ser el tratamiento de Luna, cuando supo que iban a pasar meses entre el hospital y una residencia, sigui¨® dando vueltas a c¨®mo organizar la direcci¨®n a distancia. Porque aquello no era tan f¨¢cil. Su cabeza, y la de todos, empez¨® a ir a mil. El director de fotograf¨ªa, Takuro Takeuchi, hab¨ªa rodado publicidad en streaming durante la pandemia, y pensaron que pod¨ªan montar un sistema con varios monitores en una habitaci¨®n de la residencia de Luna.
¡°A m¨ª me segu¨ªa preocupando la direcci¨®n de actores y toda la parte digamos m¨¢s m¨¢gica de un rodaje, la reacci¨®n ante los imprevistos que surgen¡±, recuerda Rosell. ¡°Pens¨¦ que no era algo que pudiera asumir yo sola y que necesit¨¢bamos a un segundo director en el set¡±. Lacuesta hizo, por su cuenta, la misma reflexi¨®n. En ese momento no sab¨ªa si tendr¨ªa que ausentarse mucho y quer¨ªa asegurarse de que la pel¨ªcula se acabara. Con ¨¦l o sin ¨¦l.
No era tan f¨¢cil dar con alguien que les acompa?ara en la aventura. ¡°Yo no ve¨ªa posible seguir¡±, recuerda Takeuchi. ¡°?C¨®mo ¨ªbamos a hacer para meter en tan poco tiempo a un director nuevo en una pel¨ªcula que ten¨ªa ya todo organizado? ?C¨®mo iba a entrar alguien de repente en el universo que ten¨ªa pensado Isaki, que adem¨¢s es alguien con una cabeza muy particular, muy propia?¡±.
Lacuesta y Rosell, cada uno por separado, pensaron en la misma persona: Pol Rodr¨ªguez, que hab¨ªa sido ayudante de direcci¨®n de Lacuesta en Un a?o, una noche, su pel¨ªcula sobre los atentados de la sala Batacl¨¢n en Par¨ªs, un rodaje que no hab¨ªa sido precisamente f¨¢cil. ¡°Todos conoc¨ªamos bien a Pol¡±, explica Rosell. ¡°Le encantan los desaf¨ªos, tiene una energ¨ªa incre¨ªble y, sobre todo, es una persona lo suficientemente loca como para tirarse a la piscina con algo as¨ª¡±. ¡°Cuando escuch¨¦ su nombre pens¨¦ que con ¨¦l s¨ª podr¨ªa funcionar¡±, a?ade Takeuchi. Se juntaron la confianza en su talento y la amistad que los un¨ªa a todos. En el caso de Lacuesta y Rodr¨ªguez, desde hace 25 a?os.
Cuando recibi¨® la llamada, el nuevo codirector pens¨® tambi¨¦n que era una gran locura y tem¨ªa la gesti¨®n emocional de todo aquello. Pero ten¨ªa claro que iba a hacer lo que quer¨ªa su amigo. As¨ª que acept¨® y pidi¨® un mes para prepararse. Le dieron dos semanas. Y se tiraron los cuatro, juntos, de cabeza, sin saber si habr¨ªa agua.
El proceso de 14.4 fue muy similar. ¡°A m¨ª tambi¨¦n me pareci¨® una mala idea en un primer momento seguir con la obra de teatro¡±, explica Juan Diego Botto. ¡°Recuerdo mi primera conversaci¨®n con Nuria [Moreno], la productora de Barco Pirata y mano derecha de Sergio. Yo pensaba que ¨¦l ten¨ªa que centrarse en lo suyo, en afrontar la enfermedad, que no hab¨ªa nada m¨¢s importante que su salud y que adem¨¢s iba a estar muy flojo. En ese momento ya sab¨ªamos que el ¨²nico camino posible para ¨¦l eran varios ciclos de quimioterapia y radioterapia y un trasplante de m¨¦dula. Me parec¨ªa que lo sensato y razonable era suspender la obra. Y que mi obligaci¨®n como amigo era intentar parar aquello. Nuria pensaba lo mismo. Pero Sergio nos dijo que ten¨ªa mucho miedo a lo que le iba a tocar vivir y que lo ¨²nico que le sacaba de ese estado mental era seguir adelante con la obra, tener algo a lo que agarrarse. Ante eso, no puedes hacer otra cosa que acompa?arlo. Si quer¨ªa seguir, hab¨ªa que hacerlo¡±.
Tras el diagn¨®stico, cualquier desplazamiento a Madrid era imposible. Ten¨ªa que quedarse en Los ?ngeles y dirigir a distancia. El mon¨®logo era complejo. La actuaci¨®n, de una hora y cuarenta y cinco minutos, descansaba en una sola persona, Ahmed Younoussi, que hab¨ªa estudiado arte dram¨¢tico pero no estaba acostumbrado a hacer teatro. Contaba su propia vida como ni?o de la calle que acaba migrando solo. ¡°Esto era complicado, pero crearon un equipo maravilloso¡±, explica Botto. ¡°Yo confi¨¦ en Sergio, cerr¨¦ los ojos y tir¨¦ para adelante¡±, a?ade Younoussi, que tiene ahora 35 a?os. ¡°Y, a partir de ah¨ª, sent¨ª en todo momento que ¨¦l estaba conmigo, a mi lado, aunque estuviese en una cama de hospital en Los ?ngeles¡±.
Cap¨ªtulo II Isaki: ¡°Luna me acompa?aba a veces, ve¨ªamos juntos las escenas¡±
El rodaje de Segundo premio y los ensayos de 14.4 de nuevo coinciden en lo esencial. A pesar del susto inicial, todo funcion¨® bien cuando empezaron a trabajar. Isaki Lacuesta y Sergio Peris-Mencheta, rodeados de monitores, dirig¨ªan sus obras a distancia. Lacuesta, junto a Luna. Peris-Mencheta, sobre todo desde el hospital.
¡°La enfermedad de Luna fue un golpe tremendo¡±, recuerda Cristalino, m¨²sico y uno de los protagonistas de Segundo premio. ¡°Nos dej¨® completamente descolocados. Pero luego fue todo bien, mucho m¨¢s f¨¢cil de lo que esper¨¢bamos. No hubo sensaci¨®n de agobio. Habl¨¢bamos con Pol, habl¨¢bamos con Isaki a trav¨¦s del ordenador. Ellos hablaban mucho entre ellos. Lo que estaba pasando nos coloc¨® la mente en un lugar especial, nos dio una sensaci¨®n de equipo muy fuerte. Mantener el ¨¢nimo y la ilusi¨®n era muy importante para todos. Anclarnos a la vida y a la creaci¨®n¡±.
¡°Al comienzo hubo que encontrar el punto de comunicaci¨®n con Isaki¡±, explica Pol Rodr¨ªguez. ¡°El segundo d¨ªa tuvimos una peque?a crisis, pero lo hablamos, y nunca m¨¢s¡±. ¡°Se me pone la piel de gallina cuando recuerdo la primera toma que hicimos¡±, a?ade Takeuchi, el director de fotograf¨ªa. ¡°De repente, todo flu¨ªa de una manera especial y, de alguna manera, sencilla¡±. ¡°Ese d¨ªa, tras esa primera toma, todo el equipo se puso a aplaudir, con una emoci¨®n incre¨ªble¡±, recuerda Chloe Rosell. ¡°Era la primera vez que yo presenciaba algo as¨ª¡±.
Lacuesta lo ve¨ªa todo desde sus monitores. ¡°Luna me acompa?aba a veces¡±, recuerda. Quiz¨¢ era una forma de analgesia de lo que les estaba pasando. A Luna, a ¨¦l, a su mujer, Isa Campo, guionista. Mientras tanto, la ni?a se estaba curando. En los v¨ªdeos de los dos mirando las pantallas se la ve contenta, sonriente, comentando lo que aparec¨ªa en el set. ¡°Le ense?aba algunas tomas¡±, recuerda su padre. ¡°Isa y ella ten¨ªan sus rutinas, pero cuando ve¨ªa que algo pod¨ªa hacerle gracia, como unas escenas que rodamos con un cocodrilo, se las mostraba. Hubo cosas con las que se rio mucho. Su madre y yo nos dedicamos al cine. Es el mundo que ella ha conocido¡±.
El rodaje acab¨® en Nueva York. Con alguna locura de por medio. Rodr¨ªguez y Takeuchi estuvieron a punto de apagar las luces del puente de Manhattan por su cuenta y sin permisos. Con una escalera que se llevaron a escondidas y corriendo de madrugada. Hasta que lleg¨® el equipo de producci¨®n a poner orden. A ese final de rodaje raro, fuera de Espa?a, llegaron ya todos justos de fuerzas. Pero lo acabaron, con sensaciones mezcladas de alivio, de orgullo, de emoci¨®n. Para los directores, a¨²n quedaba el montaje.
Cap¨ªtulo III Sergio: ¡°Salvar la vida no depend¨ªa de m¨ª, pero tener la obra montada, s¨ª¡±
¡°Solo ped¨ª una infraestructura para poder ver todo en plano general y en plano corto¡±, explica Peris-Mencheta en videollamada desde su casa de Los ?ngeles, donde vive. Est¨¢ tumbado. Al principio parece cansado, pero cuando se pone a hablar de la obra, y de lo que supuso para ¨¦l, brota una energ¨ªa que le lleva a hablar casi sin pausa durante m¨¢s de una hora y media. ¡°Como era un mon¨®logo, solo ten¨ªa que supervisar a un actor en escena, lo que facilitaba las cosas. Casi todos los ensayos fueron desde el hospital mientras me met¨ªan sangre, suero, plaquetas¡ pero para m¨ª supon¨ªa olvidarme de todos mis males durante un rato y meterme en el mundo de Ahmed¡±.
Muchos d¨ªas llegaba al hospital ¡°hecho un desastre¡±, seg¨²n sus propias palabras. A veces, incluso sin voz, pensando que iba a ser imposible hacer el ensayo. ¡°Pero pasaba una cosa muy curiosa: empezaba, y llegaba la voz¡±, recuerda. ¡°Paseaba por los pasillos del hospital y empezaba a dar notas: ¡®Ahora vete para all¨¢, mu¨¦vete para ac¨¢¡¯. Y entonces me di cuenta de lo que estaba aportando el proceso creativo al proceso curativo. Era alucinante. Me colocaba en un tipo de energ¨ªa especial. Luego acababa el ensayo y ca¨ªa fundido. Pero durante todo ese rato hab¨ªa sido yo otra vez¡±.
Intenta explicar c¨®mo se siente alguien ante una enfermedad por la que sabe que se puede morir: ¡°Hay dolores que no sabes ni explicar, sensaciones que no has tenido nunca. Es muy f¨¢cil obsesionarte. Entran cada 20 minutos para tomarte las constantes vitales. Te cagas. Vomitas. Todo a la vez. Y a la gente que te rodea, que te ama, que te cuida, no le est¨¢ pasando lo mismo que a ti. Lo vives muy en primera persona, en soledad, de forma muy intensa. El ¨²nico momento en el que no me sent¨ªa solo era ensayando. Me olvidaba de la enfermedad. Me dejaba de doler todo. No sent¨ªa ning¨²n tipo de fatiga. Estaba conectado y concentrado, con los cinco sentidos puestos en la pantalla del ordenador. Y con un equipo que sab¨ªa que lo que est¨¢bamos haciendo era un milagro¡±.
¡°Ver a Sergio era un espect¨¢culo¡±, recuerda Botto. ¡°Los ensayos se hac¨ªan con videollamada. A veces estaba ocho horas, a veces dos. Lo que pod¨ªa. Impresionaba verle tan delgado y sin pelo, ajustando su gotero, tratando de explicarse con herpes en la boca, tratando de explicar un movimiento. Delgado, delgad¨ªsimo. Pero era siempre ¨¦l quien dec¨ªa: vamos a seguir un poco m¨¢s. Yo nunca hab¨ªa visto un nivel de entrega, de sacrificio y de amor al teatro como ese. Y se notaba su alegr¨ªa. La primera vez que lo vi dirigir desde el hospital pens¨¦: hay que seguir¡±.
No siempre fue f¨¢cil. Algunos d¨ªas s¨ª que se quedaba sin voz. Entonces, escrib¨ªa en una pizarra y Marta [Solaz, su compa?era, actriz, cantante y pintora], su apoyo fundamental durante todo este proceso junto a sus dos hijos, de 9 y 12 a?os, ense?aba la pizarra o le¨ªa lo que estaba escrito en voz alta. Cuando quer¨ªa cambiar algo de la escenograf¨ªa, se iba moviendo con el gotero mientras ella le intentaba interpretar y transmitir todo a los que estaban en Madrid.
Tuvieron 45 d¨ªas para ensayar. Despu¨¦s hab¨ªa que estrenar. Pero, en medio, lleg¨® el trasplante de m¨¦dula. Su hermano fue el donante, desde Espa?a. Era un momento cr¨ªtico.
¡ª Antes del trasplante aceleramos todo ¡ªrecuerda¡ª. Yo no sab¨ªa si iba a salir vivo de aquello, y quer¨ªa que la obra se estrenara s¨ª o s¨ª. Reun¨ª a todo el equipo en la sala de ensayos y fue un momento muy emotivo, muy bonito. Les dije que les necesitaba al 200%, que ten¨ªamos que seguir para que, si a m¨ª me pasaba algo, el proyecto estuviera listo.
¡ª ?Por qu¨¦? ?Por qu¨¦ tanto empe?o ante una situaci¨®n que era de vida o muerte?
¡ª Salvar la vida no depend¨ªa de m¨ª. Lo ¨²nico que depend¨ªa de m¨ª era tener la obra montada. Cre¨ªa que esta historia era importante y quer¨ªa que la gente la viera y la escuchara aunque yo ya no estuviera. Era el ¨²nico prop¨®sito al que me pod¨ªa agarrar. Cuando me hicieron el trasplante, que dur¨® nueve horas, entr¨¦ tranquilo porque sab¨ªa que la obra estaba lista. Ten¨ªa la sensaci¨®n de haber cumplido.
Cap¨ªtulo IV ¡°El arte cura, individual y socialmente¡±
Segundo premio est¨¢ entre las tres pel¨ªculas espa?olas preseleccionadas para los Oscar y se estren¨® con excelentes cr¨ªticas, las mismas que ha recibido 14.4. Despu¨¦s de las representaciones, en las Naves del Matadero de Madrid, muchos espectadores se acercaban al actor Ahmed Younoussi a¨²n con l¨¢grimas en los ojos. Y, lo que es m¨¢s ins¨®lito, algunos d¨ªas hubo incluso quien subi¨® al escenario a darle un abrazo durante los aplausos. Cuando se estren¨® la obra Sergio Peris-Mencheta se conect¨® desde su casa de Los ?ngeles con Marta, por sorpresa, y apareci¨® en la pantalla. Delgado y sin pelo, pero lleno de fuerza.
¡°Ha sido todo muy emocionante¡±, reflexiona Juan Diego Botto. ¡°Adem¨¢s, el azar ha querido que estrenemos una obra sobre un ni?o que vino solo a Espa?a en un momento en el que este tema ocupa la centralidad del debate pol¨ªtico. Si ver la obra hace que alguien mire a estos menores desde otro lugar, ya solo por eso habr¨¢ merecido la pena. Creo que el arte cura en un sentido amplio. Individual y socialmente. Hay algo muy doloroso en lo azaroso de un c¨¢ncer. ?Por qu¨¦ estoy enfermo? Y no hay un porqu¨¦. Sergio ha sabido suplir esta falta de sentido con el que s¨ª tiene contar esta historia¡±.
¡°Lo que hemos hecho es un enorme acto de amor¡±, a?ade Peris-Mencheta. ¡°Esa palabra tan mal usada muchas veces y que tanta importancia cobra cuando est¨¢s enfermo. Amor al teatro, al arte, a estar todos juntos a pesar de todo, a pensar que contar historias tiene sentido. A m¨ª me ha salvado la vida¡±.
¡°Hay algo metaf¨®rico en esta obra, adem¨¢s¡±, opina Botto. ¡°El estrecho de Gibraltar son 14,4 kil¨®metros. Es poco, pero para miles y miles de personas es algo infranqueable. Conseguir cruzarlo es toda una epopeya. Sergio ha tenido que cruzar su propio oc¨¦ano para poder contar esta historia. ?l tambi¨¦n ha vivido la vulnerabilidad, los obst¨¢culos incre¨ªbles que te puede poner la vida, la fragilidad, el sentirte peque?o¡±.
¡°Segundo premio ha tenido una carga emocional que yo nunca hab¨ªa vivido¡±, relata Chloe Rosell. ¡°Tiene otra dimensi¨®n. A¨²n se me ponen los pelos de punta al recordar todo. Estoy a punto de llorar. Ha habido una entrega y una intensidad que yo nunca hab¨ªa visto ni sentido antes. Nos ha generado emociones m¨¢s all¨¢ del cine y de nuestro trabajo¡±.
Ep¨ªlogo Sergio y Luna
Este reportaje se ha basado en tres entrevistas presenciales, una reuni¨®n a tres entre Isaki Lacuesta, Pol Rodr¨ªguez y Takuro Takeuchi, y tres videollamadas, una de ellas con Sergio Peris-Mencheta desde su casa de Los ?ngeles. Presencialmente, o a trav¨¦s de la pantalla, era imposible no advertir la emoci¨®n detr¨¢s de las palabras de los que recordaban el rodaje de Segundo premio o los ensayos y preparaci¨®n de 14.4.
Peris-Mencheta se est¨¢ recuperando. La leucemia, t¨¦cnicamente, est¨¢ curada. ¡°Aunque ahora tengo m¨¢s pinta de enfermo que nunca, pero as¨ª son estos procesos¡±, explica. Son los efectos secundarios del trasplante, de la quimioterapia y de la radioterapia previas, que fueron sesiones muy duras. Ha empezado a caminar. La comida empieza a saberle a algo. Lo primero que not¨® fue el sabor a chocolate. La recuperaci¨®n de un trasplante de este tipo suele durar dos a?os. Ya han pasado los primeros 100 d¨ªas, los m¨¢s delicados.
Durante los d¨ªas que se represent¨® 14.4 en las Naves del Matadero, en Madrid, la vio casi a diario, a distancia. Sigui¨® haciendo anotaciones, hablando con Ahmed. En breve comienzan la gira y la semana pr¨®xima se reestrena otra obra suya, Cielos, en el teatro de la Abad¨ªa. Est¨¢ grabando un documental sobre todo lo que le est¨¢ pasando por si a alguien le sirve; y porque ¡ªde nuevo¡ª lo necesita.
¡°Sin creatividad te mueres¡±, afirma. ¡°A m¨ª me ha ayudado a salir de la cueva del pozo oscuro. Estuve un tiempo mirando a mi familia sin poder dejar de pensar que me iba a morir, pensando ¡®pobrecito de m¨ª¡¯, que me pase esto con 49 a?os. Pero un d¨ªa, en la ducha, donde reflexiono mucho ahora, decid¨ª que quer¨ªa seguir contando cosas, y que si iban a ser mis ¨²ltimos d¨ªas, quer¨ªa que me pillaran moviendo el culo¡±. Verlo hablar es como presenciar una fuerza de la naturaleza aceptando la fragilidad de la vida, pero decidido a saborearla despacio todo el tiempo que pueda.
¡°Estoy aqu¨ª¡±, escribi¨® el 21 de agosto en su cuenta de Instagram junto a una foto risue?a y desafiante. ¡°Estoy vivo. Y la vida es la hostia. Me falta a¨²n mucho para encontrarme bien, y s¨¦ que no volver¨¦ nunca a ser el de antes. Pero esta foto y este tema (la canci¨®n T.N.T. de AC/DC) reflejan mis ganas de vivir y de comerme la vida a bocaos¡±.
Luna Lacuesta Campo falleci¨® en septiembre de 2023. No lleg¨® a cumplir los 10 a?os. Parec¨ªa que todo iba bien, estaba curada, pero de repente algo dej¨® de ir bien. Muri¨® de un d¨ªa para otro. El tr¨¢gico final ha marcado Segundo premio, y a todos los que participaron en ella, para siempre. ¡°Cada vez que pienso en la pel¨ªcula, pienso en Luna y se me encoge el coraz¨®n¡±, relata Chloe Rosell. ¡°Fue muy duro para todos, una experiencia muy fuerte, una hostia en la cara. Te sientes impotente, sabes que no puedes alcanzar a compartir el dolor inmenso de esos padres, de Isaki, de Isa, que no les puedes ayudar. Pero nos queda al menos la entrega absoluta de un grupo de personas apoyando a otras en los momentos m¨¢s dif¨ªciles de su vida¡±.
Isaki Lacuesta recogi¨® el galard¨®n del Festival de M¨¢laga a la mejor pel¨ªcula espa?ola, la Biznaga de Oro, el pasado 9 de marzo. Sali¨® al escenario con una guitarra y todo el equipo arrop¨¢ndole detr¨¢s. Una veintena de personas sobre el escenario. ?l, todos, visiblemente emocionados. No era una pel¨ªcula m¨¢s. No era un premio m¨¢s. Toc¨® la letra de la canci¨®n L¨ªnea 1, de Los Planetas, con los acordes de El sitio de mi recreo de Antonio Vega, imaginando la voz de Albert Pl¨¢, recreando a Kiko Veneno.
Iba a hacerlo esta ma?ana
Levantarme de la cama
Comprar algo de comida
Y ordenar, por fin, mi vida
Fue su emotivo homenaje a lo que representan la m¨²sica y el arte. Su poder intangible y transformador. Su capacidad para conectar profundamente con la emoci¨®n humana, para expresar verdades esenciales. ¡°Nadie recordar¨¢ qui¨¦n era el ministro de Hacienda, o del Interior, cuando se enamor¨® por primera vez¡±, dijo Lacuesta sobre ese escenario de M¨¢laga. ¡°Pero todo el mundo recuerda cu¨¢ndo escuch¨® a Kiko Veneno¡±.
Aquel d¨ªa fue, por encima de todo, un homenaje a su hija Luna, sin la que no puede entenderse esta pel¨ªcula. Esa canci¨®n la cantaba con ella.