Miguel Poveda viaja al flamenco del tiempo de Lorca
Con ¡®Federico y el cante¡¯ protagoniza la primera de las ¡®Noches ?nicas¡¯ de la Bienal de Flamenco de Sevilla
La XVI Bienal de Flamenco de Sevilla, en 2010, arranc¨® con la ¨²ltima aparici¨®n de Miguel Poveda en la cita, inaugurada en la Plaza de Toros de la Maestranza, arena y tendidos a rebosar, con el espect¨¢culo Historias de viva voz, que se alarg¨® hasta las tres horas. Catorce a?os despu¨¦s, en los que ha estado ausente, el cantaor regres¨® al evento no para inaugurarlo, aunque casi, al protagonizar en el Teatro de la Maestranza la primera de las Noches ¨²nicas (13 y 14 de septiembre) de la programaci¨®n sevillana, con el aforo totalmente vendido.
El espect¨¢culo preparado para la ocasi¨®n, Federico y el cante, remit¨ªa a la manifiesta devoci¨®n del cantaor por el poeta, pocos meses despu¨¦s del lanzamiento de la grabaci¨®n Poema del Cante Jondo, disco con el que parece redondear una obra que se inici¨® en 2015, cuando adapt¨® dos sonetos de Lorca en el disco Para la Libertad. Sonetos y poemas, y se concret¨® tres a?os despu¨¦s con Enlorquecido (t¨¦rmino prestado por el hispanista Ian Gibson), un trabajo ¨ªntegramente dedicado a la poes¨ªa lorquiana, en el que asumi¨® la mayor¨ªa de la creaci¨®n musical y selecci¨®n de poemas. Cada uno de ellos le pidi¨® algo distinto a la hora de musicalizarlos, de ah¨ª la libertad formal y la variedad de sonoridades de la obra, en la que no falta el flamenco.
El Poema del Cante Jondo, tanto la grabaci¨®n de Poveda como los versos o los mismos parlamentos de Lorca en torno a este arte, estar¨ªan presentes en un espect¨¢culo que el artista defin¨ªa, en conversaci¨®n con El Pa¨ªs unos d¨ªas antes de su presentaci¨®n, como ¡°un gesto de gratitud a Lorca y un mensaje de amor a todas las voces ¡ªChac¨®n, El Tenazas, Juan Breva, Pastora y Tom¨¢s Pav¨®n, Manuel Torre, Silverio¡¡ª que son eternos referentes, como Lorca dice en una de sus conferencias, donde hac¨ªa una s¨²plica para que no se perdiesen esos cantes. Esta es la idea y el motivo del recital¡±.
Si se le pregunta a Poveda por su pasi¨®n de llevar la obra de Lorca al flamenco, responde que ¡°en realidad, es Federico el que nos lleva a ¨¦l: su enorme entusiasmo, que le hizo ser parte muy activa de la organizaci¨®n del primer Concurso de Cante Jondo, en 1922; sus conferencias, poemarios y sus vivencias con grandes de la historia de este arte hacen que, hoy en d¨ªa, siga contagiando a intelectuales y gente sensible al arte. Para mi?, Federico es un flamenco m¨¢s¡±.
Con Poema del Cante Jondo, Poveda ha regresado, discogr¨¢ficamente hablando, a estilos tradicionales como la ca?a, la sole¨¢, la malague?a, la seguiriya o las buler¨ªas, aunque a ¨¦l le gusta recordar que el flamenco nunca ha dejado de estar en sus recitales. ¡°La lectura musical, que hemos hecho Jes¨²s Guerrero y yo en torno a ese libro ¡ªaclara¡ª no pod¨ªa ser de otra manera que no fuese flamenca¡±. Para ello, y preguntado por la dificultad de adaptar el verso libre de Lorca a la m¨¦trica del g¨¦nero, confiesa que se ha permitido ¡°la libertad de llevar los cantes a la manera en que resonaban en mi cabeza cuando los le¨ªa. Federico tampoco se cin?o? a ninguna m¨¦trica del cante, sino que escribi¨®? con libertad todo aquello que el cante le inspiraba, cantes que provocaron en el poeta un tsunami de emociones, que lo llevo? a escribir este maravilloso libro que es Poema del Cante Jondo¡±.
As¨ª que, con esas voces hist¨®ricas en la memoria, el espect¨¢culo constituy¨® un viaje en el tiempo a los a?os del flamenco que pudo vivir Lorca, lo que, de manera inevitable, transmiti¨® la vigencia de esos cantaores y cantaoras en el flamenco posterior, una influencia que ¡ªcon los vaivenes propios del tiempo¡ª ha llegado a nuestros d¨ªas. La cabal de Silverio, por ejemplo, es un monumento con el que no muchos se atreven, pero que no se olvida. Poveda principi¨® su recital con ¨¦l, antes de entregarnos con una soberbia seguiriya del poema-retrato que Federico escribi¨® al cantaor Franconetti: ¡°entre italiano y flamenco, c¨®mo cantar¨ªa aquel Silverio¡±.
Fue el principio de una galer¨ªa de inolvidables, recordados a base de una sucesi¨®n de estilos que constituyeron una antolog¨ªa, un completo recital de estilos tradicionales como ya no se recordaba en el cantaor. De Manuel Torre su grana¨ªna y su taranto, de Pastora, como no podr¨ªa ser de otra forma, un vasto y variado recorrido que fue desde los tientos y tangos a la petenera, donde por un momento se soseg¨® el aluvi¨®n de cante al que asist¨ªamos. Con Lorca siempre presente ¡ªla alusi¨®n a aquel concurso de baile en Jerez que gan¨® una mujer de ochenta a?os¡ª aparecieron las Tatas de la Pe?a T¨ªo Jos¨¦ de Paula del Barrio de Santiago de Jerez, con la T¨ªa Yoya al frente, para quiz¨¢s evocarnos las fiestas que el poeta pudo vivir. Comp¨¢s de Jerez a tope con cante y baile comandados por la guitarra de Diego del Morao.
El relato del viaje, que incluy¨® la malague?a de Juan Breva o la sole¨¢ con fondo de gram¨®fono de Tom¨¢s Pav¨®n, tuvo un conductor especial en la persona del joven jerezano Manuel Monje, que pudo ser el Caracol ni?o en el Concurso de Granada de 1922 y que result¨® ser un imaginario Lorca joven que, en el guion, avanz¨® parte del discurso del poeta, como lo hizo Poveda al convocar al duende, materia de la teor¨ªa flamenca lorquiana y de su m¨¢s conocida conferencia. Qui¨¦n mejor para personificarlo que la bailaora Eva Yerbabuena, que derrocha estampas con cada uno de sus movimientos.
Podr¨ªa haber sido un perfecto colof¨®n, pero estamos en Bienal y faltaba la simbiosis entre el artista y un p¨²blico m¨¢s que entregado. Poveda recurri¨® al poema Sevilla, que tambi¨¦n interpreta en su reciente grabaci¨®n, y para rematar la faena se regal¨® la presencia de la muy nutrida Agrupaci¨®n Musical Virgen de los Reyes para hacerse un hueco en su marcha procesional e interpretar fragmentos de otro poema c¨¦lebre, La Saeta. El teatro fue un clamor.