?Estamos locos¡­!

Si se hubiera anunciado un concurso de belleza, quiz¨¢ hubiera merecido la pena; toros guapos, bien hechos, serios, con cuajo, y pitones y el premio se lo habr¨ªan disputado entre el primero, de Concha y Sierra, una estampa, y el sexto, de Salvador Gavira, ambos de muy astifinas defensas.

Pero, no. Se trataba de una corrida de toros, y tal circunstancia exige otras condiciones m¨¢s all¨¢ de la belleza. Un encierro de toros mansos, distra¨ªdos, de corto recorrido y descastados en la muleta, con la excepci¨®n del cuarto, el de m¨¢s clase, sin exagerar, de la tarde. Solo dos de ellos, tercero y cuarto, acudieron tres veces a los caballos, pero ning¨²n toro hizo pelea de bravo en ese primer tercio.

Pero hay tal hambre de toros entre la afici¨®n, tal necesidad de ver algo m¨¢s que los animales sin sangre en las venas que suelen aparecer por los chiqueros, que en tardes como la de ayer se cometen tropel¨ªas incomprensibles. ?ngel S¨¢nchez, por ejemplo, pidi¨® el cambio tras el segundo puyazo de su primer toro, y el tendido la tom¨® con el torero cuando el animal no hab¨ªa demostrado nada. Parte de la plaza aplaudi¨® al toro de Partido de Resina en el arrastre, el m¨¢s deslucido de la tarde, y lo hizo quiz¨¢ para fastidiar a Amor Rodr¨ªguez, que acababa de escuchar los tres avisos. Muy exigente este p¨²blico torista, intransigente, con voces a destiempo, pitos sin motivos y consejos desde la zona de confort del asiento. En fin, una peque?a locura ¡ªy una gran injusticia¡ª de aficionados deseosos de un disfrute que hoy no ha sido posible.

A pesar de ello, hubo un oasis en tarde tan destemplada. A Rafael de Julia se le nota que lleva diez a?os como profesor de la escuela taurina de Madrid; conoce el oficio, tiene buen gusto y el trato regular con los aspirantes a la torer¨ªa le ha mantenido la ilusi¨®n. Su paso por Madrid, a punto de cumplir pronto los 45 a?os, y tras una decena de temporadas alejado del p¨²blico, ha sido meritorio. En el cuarto dio una vuelta al ruedo, que pod¨ªa haber sido con una oreja si no marra en la suerte suprema, tras una faena medida, hilvanada, honda y muy torera al oponente con m¨¢s calidad de encierro, agotado a mitad de faena pero con la clase suficiente para permitir que De Julia se luciera por naturales largos y sentidos en la mejor tanda de la tarde, y en la siguiente dibujara con la misma mano un muletazo de ensue?o abrochado con un airoso pase de la firma. El p¨²blico estuvo con ¨¦l y fueron muchos los espectadores que solicitaron un trofeo a pesar de la mala colocaci¨®n de la espada. Por fortuna, el palco estuvo en su sitio.

Ya hab¨ªa cantado sus buenas intenciones con el que abri¨® plaza. Lo esper¨®, como al otro, de rodillas en los medios, y lance¨® a la ver¨®nica con temple y buen gusto. Antes de brindar a los tendidos, el toro hizo por el torero, y este lo salud¨® con ayudados por alto y dos pases de la firma que anunciaban los mejores augurios. Pero el toro de Concha y Sierra, tan guapo como insulso, no le permiti¨® m¨¢s que detalles de buena experiencia mezclada con sentimiento.

Ni ?ngel S¨¢nchez ni Amor Rodr¨ªguez han podido disfrutar de la tarde so?ada. El primero se las vio en primer lugar con un toro deslucido y aburrido ¡ªese por el que pidi¨® el cambio tras el segundo puyazo¡ª y tuvo que escuchar palmas de tango antes de marrar con una fea estocada envainada y que hizo guardia. El quinto, de Pedraza de Yeltes, era un muermo, manso y descastado, y no le permiti¨® lucimiento alguno.

Y Amor Rodr¨ªguez ven¨ªa a encontrar una oportunidad y ¨¦l mismo se ha firmado una sentencia muy dolorosa para su futuro. No queda claro si lleg¨® con escasa preparaci¨®n o es que, de verdad, le ha tocado el lote m¨¢s infumable, que tambi¨¦n. El presidente le envi¨® el tercer aviso cuando su primero se desplomaba en la arena. Fue un toro de Partido de Resina, muy, muy complicado, con el que Rodr¨ªguez se mostr¨® precavido en exceso y mat¨® muy mal. Inv¨¢lido y protestado el sexto, con el que hizo un gran esfuerzo con la muleta, y tambi¨¦n fall¨® con la espada.