Don Juan Tenorio se encuentra con sus muertos por primera vez en un cementerio real
La ic¨®nica obra teatral de Jos¨¦ Zorrilla se representa entre las l¨¢pidas del cementerio de San Justo de Madrid, donde estuvo enterrado el autor antes de ser trasladado a Valladolid
Mucho antes de que Jos¨¦ Zorrilla escribiera en el siglo XIX el celeb¨¦rrimo y repetido ¡°?No es verdad, ¨¢ngel de amor, / que en esta apartada orilla / m¨¢s pura la luna brilla / y se respira mejor?¡±, en boca de Don Juan Tenorio y dirigido a la novicia Do?a In¨¦s, el vers¨ªculo 19 del cap¨ªtulo 3 del libro del G¨¦nesis nos dej¨® aqu...
Mucho antes de que Jos¨¦ Zorrilla escribiera en el siglo XIX el celeb¨¦rrimo y repetido ¡°?No es verdad, ¨¢ngel de amor, / que en esta apartada orilla / m¨¢s pura la luna brilla / y se respira mejor?¡±, en boca de Don Juan Tenorio y dirigido a la novicia Do?a In¨¦s, el vers¨ªculo 19 del cap¨ªtulo 3 del libro del G¨¦nesis nos dej¨® aquello de ¡°Memento, homo, quia pulvis es, et in pulverem reverteris¡± (Recuerda hombre que eres polvo y al polvo volver¨¢s). Y esta misma frase en lat¨ªn presid¨ªa el escenario en el que este s¨¢bado se celebr¨® la en¨¦sima representaci¨®n del autor vallisoletano. Un escenario donde jam¨¢s, hasta este tercer s¨¢bado de noviembre, se hab¨ªa realizado en todo el mundo.
Fue en el cementerio sacramental de San Justo de Madrid, el antiguo Cerro de las ?nimas, inaugurado en agosto de 1847 y donde reposan algunos de los escritores espa?oles m¨¢s importantes del XIX. Donde estuvo tres a?os enterrado el autor de la obra, aunque desde mayo de 1893 sus huesos reposan en Valladolid; donde tambi¨¦n est¨¢ enterrado Carlos Latorre, el primero de los actores que represent¨® a Don Juan.
Era un escenario sin tel¨®n, pero rodeado de ficus. Con una capilla como trasera, con un templo convertido en el camerino de los actores y actrices de la Asociaci¨®n Amigos del Teatro de Valladolid, encargados de representar la obra. Con un Jesucristo clavado en la cruz que asomaba cada vez que se abr¨ªa y cerraba la puerta. Y un patio inmenso repleto de l¨¢pidas, con flores de pl¨¢stico y naturales, en el que se sentaron casi doscientas personas, tapadas con una manta y con el sonido de fondo de los p¨¢jaros, alguna ambulancia y hasta un helic¨®ptero.
La idea de que Do?a In¨¦s muriera de amor en las puertas de una capilla en Carabanchel parti¨® de Paloma Contreras y Ainara Ariztoy, fundadoras de la Asociaci¨®n Cultural FunerARTE. Una propuesta cuyo guante no solo recogi¨® la Asociaci¨®n de Amigos del Teatro de la capital vallisoletana, sino tambi¨¦n la Casa Zorrilla, el Ayuntamiento y la Diputaci¨®n provincial.
La representaci¨®n empez¨® pasadas las cinco de la tarde, a¨²n con luz natural y un fr¨ªo de esos que a¨²n no calaban los huesos. Previamente, los organizadores optaron por colocar dos ramos de flores blancas y moradas ¡ª¡±tan de Castilla¡±, dijeron¡ª en la tumba del autor, al que le dieron las gracias por escribir la obra m¨¢s representada en castellano de la historia.
El p¨²blico, expectante, tard¨® poco en taparse. Algunos llevaban una manta extra por si acaso, gorros y mitones. Hubo toses y risas, pero ni un sonido de llamada de tel¨¦fono m¨®vil. Son¨® La tarara al inicio, los micr¨®fonos de diadema jugaron alguna que otra mala pasada con el sonido a los actores y actrices, una de las espadas cort¨® un par de hojas de los ¨¢rboles, y varios asistentes repitieron de memoria algunos de los fragmentos de ese Don Juan Tenorio que hoy estar¨ªa fulminantemente cancelado.
Por acosar a una menor de edad sobre todo, aunque los versos contengan algunos de los patrones del manual de la masculinidad y el amor t¨®xicos que a¨²n gozan de excelente salud. Esas apuestas de caballerotes donde se habla de pasiones, placer y amores. Donde uno se bate en duelo por ¡°muertos en desaf¨ªo¡± y ¡°mujeres burladas¡±. Donde a la m¨ªnima se le considera a una mujer que duda ¡°pobre garza enjaulada¡±. Una Espa?a de mancebos y doncellas, donde se fanfarronea y solo se teme, al menos de boquilla, por el juicio final y la opini¨®n del Alt¨ªsimo.
Al acabar, algunas caras estaban como las de algunos de los protagonistas, embozadas por el fr¨ªo. ¡°Qu¨¦ bonito¡±, susurraban varias asistentes de la segunda fila, que repet¨ªan versos al terminar como las palabras del Credo, de carrerilla. La luna, casi llena, la noche cerrada y mucho m¨¢s fr¨ªo a eso de las siete y pico de la tarde, cuando el Tenorio pas¨® a mejor vida despu¨¦s de hab¨¦rsela privado a otros personajes.
Muchos aplausos finales, agradecimientos y r¨¢pidamente el desmontaje, con el actor que encarg¨® a Don Luis Mej¨ªa, eterno rival del protagonista, encargado de uno de los focos. Fuera del camposanto, un improvisado chiringuito con bebida y comida para algunos de los presentes. A eso de las nueve de la noche, Ainara Ariztoy confes¨® que ya hab¨ªa dejado de llorar despu¨¦s de este momento ¨²nico.