¡®Cuando cae el oto?o¡¯: la dulce abuelita de Fran?ois Ozon merece otra oportunidad

Un a?o despu¨¦s del vodevil Mi crimen, entregado a los decorados y el puro artificio, el cineasta franc¨¦s Fran?ois Ozon se da un ¡ªaparentemente ligero¡ª paseo por la campi?a en su nueva historia, Cuando cae el oto?o. La nueva pel¨ªcula del prol¨ªfico director entronca con su gusto por el cruce de g¨¦neros y, sobre todo, con su particular humor en el retrato de personajes ambiguos sin someterlos a juicios morales.

Lo del paseo campestre no es gratuito: el paisaje rural de la Borgo?a es central en este drama con tintes de thriller y de oscura tragicomedia sobre la apacible vida de una abuela jubilada, Michelle, que desea pasar m¨¢s tiempo con su nieto mientras lidia con la mala relaci¨®n con su ¨²nica hija. Ozon observa la rutina diaria de su protagonista en un preciso retrato de personaje: del huerto a la cocina, o acompa?ando a su mejor amiga, Marie-Claude, a la c¨¢rcel donde est¨¢ preso el ¨²nico hijo de esta, que acabar¨¢ siendo una pieza fundamental en la vida de Michelle. Ozon muestra los detalles de su cotidianeidad, pero el momento m¨¢s revelador quiz¨¢ est¨¢ en la primera secuencia del filme, cuando en misa la anciana atiende a un pasaje b¨ªblico sobre Mar¨ªa Magdalena.

Sostenida en todo momento por sus dos actrices principales (las maravillosas H¨¦l¨¨ne Vincent y Josiane Balasko; ambas directoras, adem¨¢s de int¨¦rpretes), Cuando cae el oto?o se adentra en un cuadro familiar t¨®xico y disfuncional que se ve alterado por un suceso que rompe en dos el relato. Lo que ocurre a partir de ese momento resulta tan chocante como osado en su apuesta. La buc¨®lica vida de la dulce abuelita esconde un problem¨¢tico puzle afectivo cuyas fichas ir¨¢n encajando y, aunque algunas piezas chirr¨ªen (especialmente la de la hija), el conjunto sale airoso.

De la misa inicial a la crisis que desencadena un plato de setas ¡ªy que encierra el soterrado veneno del conflicto materno filial¡ª, todo acaba cuadrando de una forma imposible, aunque natural, en un filme que reivindica las segundas oportunidades y los modelos familiares menos convencionales. Ozon acierta en el tono ligero te?ido de humor negro, en la invisible pero precisa direcci¨®n de actores y, sobre todo, en el retrato de una protagonista capaz de aunar ternura y turbiedad mientras pasea como si nada por los bosques de Borgo?a.