SOS internacional por Belchite: la ruina definitiva amenaza los restos del pueblo s¨ªmbolo de la Guerra Civil
Una fundaci¨®n estadounidense escoge a la localidad zaragozana entre 25 lugares en el mundo para los que captar¨¢ fondos y potenciar¨¢ el turismo cultural ante su progresivo deterioro
¡°Prohibida la blasfemia¡±. El cartel situado encima del arco de la Villa, una de las entradas al Pueblo Viejo de Belchite, revela que estamos a las puertas de otros tiempos y otros conflictos, cuando este lugar, a unos 40 kil¨®metros de Zaragoza y al que se llega hoy por una carretera de subibajas entre la estepa, ten¨ªa en los a?os treinta del pasado siglo unos 4.500 habitantes, que viv¨ªan con cierta prosperidad, gracias sobre todo al olivo y los cereales. Lo certificaba su calle Mayor, que estuvo flanqueada por viviendas, iglesias y hasta sinagogas mud¨¦jares y barrocas. De todo aquello solo quedan ruinas y cascotes debido a una batalla de la Guerra Civil en la que en solo dos semanas hubo 5.000 v¨ªctimas entre muertos y heridos, y al paso del tiempo.
¡°El pueblo no ten¨ªa murallas, las casas adosadas cumpl¨ªan esa funci¨®n¡±, dice Marta Beltr¨¢n, responsable de la Oficina de turismo de Belchite y gu¨ªa que ense?a los restos de la localidad (de lunes a viernes, a las 12.00 y a las 16.00). En 2024 fueron 38.000 los visitantes, se?ala. Beltr¨¢n pertenece adem¨¢s a la Fundaci¨®n Pueblo Viejo de Belchite, una entidad local que desde 2019 intenta, como dec¨ªa Miguel de Unamuno, que ¡°hasta una ruina pueda ser una esperanza¡±.
Para ello cuentan desde este mi¨¦rcoles con la ayuda de World Monuments Fund (WMF), una fundaci¨®n internacional que naci¨® en Nueva York en 1965 y que, desde 1996, publica cada dos a?os una lista de monumentos y espacios en peligro en todo el mundo. A estos los ayuda mediante captaci¨®n de fondos de donantes y patrocinadores. En su historia ha participado en m¨¢s de 700 proyectos en 112 pa¨ªses, para los que ha recaudado unos 300 millones de d¨®lares, seg¨²n datos de la organizaci¨®n.
Entre los 25 lugares de los que alerta esta vez se encuentra Belchite, s¨ªmbolo de la barbarie de la Guerra Civil y de la dejadez del ser humano hacia el patrimonio hist¨®rico, en este caso, b¨¦lico, declarado Bien de Inter¨¦s Cultural (BIC) en 2002. WMF calcula que si no se pone remedio al deterioro, los restos belchitanos habr¨¢n desaparecido en unos 20 a?os. Otros espacios escogidos en el planeta este 2025 son el Trazado urbano hist¨®rico de Gaza, la Casa del Maestro de Kiev (Ucrania) o la ciudad antigua de Antioqu¨ªa (Turqu¨ªa).
El director ejecutivo de la delegaci¨®n de WMF en Espa?a, que abri¨® en 1992, Pablo Longoria, explica que en esta ¨²ltima convocatoria llegaron ¡°m¨¢s de 250 solicitudes¡±. Un panel de siete expertos en patrimonio decidi¨® que Belchite estuviera en la lista final ¡°ante el riesgo de derrumbe¡±. ¡°Ahora se trata de buscar fondos privados para conservar lo que se pueda y atender otras necesidades, como la creaci¨®n de un centro de visitantes¡±.
Quien logr¨® que WMF ¡ªque organiz¨® este viaje de prensa¡ª se fijara en las necesidades de Belchite fue un particular (tambi¨¦n pueden solicitarlo administraciones, instituciones, entidades...): Joan Sastre, un mallorqu¨ªn, ingeniero inform¨¢tico, amante de la tierra aragonesa y del patrimonio hist¨®rico que present¨® una memoria con datos y hechos que justificaban el SOS. ¡°Desde que vine la primera vez, me impact¨® este sitio. Sigo viniendo mucho, pero cada vez veo una grieta nueva o una pared menos¡±, afirma.
Marta Beltr¨¢n explica que en 1936 hab¨ªa un alcalde socialista en Belchite, Mariano Castillo. Cuando estalla la guerra tras el fallido golpe de Estado de los sublevados, el pueblo fue tomado por falangistas llegados desde Zaragoza la noche del 18 al 19 de julio. Adem¨¢s de asesinar ¡°a cerca de 300 personas¡±, detuvieron al regidor. Castillo dej¨® un diario de aquellos d¨ªas, en los que su letra se fue haciendo poco a poco m¨¢s ilegible por el sufrimiento, y gotas de su sangre mancharon el papel. Finalmente, se suicid¨®.
Mientras Beltr¨¢n camina entre piedras y polvo, en un d¨ªa soleado, cuenta que con Belchite convertido en basti¨®n de los sublevados en plena zona republicana, el frente de guerra qued¨® estabilizado ¡°a unos dos kil¨®metros del pueblo¡±. ¡°Hubo algunas escaramuzas, hasta que empez¨® la ofensiva republicana el 24 de agosto de 1937¡å. El historiador franc¨¦s St¨¦phane Michonneau, autor de Fue ayer. Belchite, un pueblo espa?ol frente a la cuesti¨®n del pasado (Prensas de la Universidad de Zaragoza, 2017), explica por tel¨¦fono los motivos que llevaron a la Rep¨²blica a tomar a toda costa un lugar de poca importancia estrat¨¦gica. ¡°En el fondo, se quer¨ªa distraer a los franquistas de su avance en el Pa¨ªs Vasco tomando Zaragoza¡±. Sin embargo, la resistencia de unos 2.000 soldados, a los que se uni¨® parte de la poblaci¨®n, escondida en las bodegas del pueblo, convirti¨® la toma en un cerco por tierra y con bombardeos a¨¦reos.
El valor de Belchite se multiplic¨® hasta el punto de que la dirigente comunista Dolores Ibarruri, Pasionaria, acudi¨® para infundir ¨¢nimos a los suyos. Tambi¨¦n fue un im¨¢n para periodistas, como Hemingway, que se desplaz¨® al lugar.
Finalmente, la noche del 5 al 6 de septiembre, tras dos semanas de feroces combates casa por casa, ya que el trazado de las calles imped¨ªa el avance de los tanques, los cercados huyen a sangre y fuego por el arco de San Roque, otra de las puertas de la localidad, tras varios intentos fallidos. ¡°Los que no logran escapar son fusilados¡±, apunta Michonneau. Belchite cristaliza entonces como mito de la lucha republicana. En marzo de 1938, en pleno avance del ej¨¦rcito de Franco, sus tropas recuperan el pueblo sin apenas resistencia. La gu¨ªa tur¨ªstica calcula que en torno ¡°a un 30% de las casas resultaron afectadas por la batalla¡±. De la ruina que hoy se ve se encargaron adem¨¢s el paso del tiempo y las condiciones climatol¨®gicas en un espacio abierto a la lluvia, el viento y el calor. Beltr¨¢n considera que hoy no debe de quedar ni un 10% de las construcciones.
Tras la victoria, Franco se desplaz¨® hasta aqu¨ª para prometer que, al igual que suceder¨ªa con Oviedo o la Ciudad Universitaria de Madrid, Belchite renacer¨ªa de sus cenizas. Lo asegur¨® el 3 de marzo de 1938, desde un balc¨®n del Ayuntamiento, en la plaza Nueva, donde se mantiene la fuente de cuatro ca?os a la que las belchitanas iban por agua y a contarse sus cosas. Sin embargo, al acabar la contienda, Franco decidi¨® que el pueblo quedara como estaba, ¡°como s¨ªmbolo de la barbarie roja¡± y emblema de la resistencia franquista.
El dictador orden¨® la construcci¨®n de un nuevo Belchite junto al arrasado ¡°con mano de obra de presos de las brigadas internacionales y luego de presos republicanos¡±, se?ala el profesor Michonneau, de la Universidad Par¨ªs-Este Cr¨¦teil (UPEC). ?Por qu¨¦ cambi¨® de opini¨®n? El historiador dice que, entre los posibles motivos, pudo estar que quisiera ¡°conectar con el discurso falangista, que sent¨ªa pasi¨®n por las ruinas¡±. Belchite, que hoy cuenta con unos 1.500 habitantes, se inaugur¨® en 1954. Diez a?os despu¨¦s dej¨® el viejo Belchite su ¨²ltimo habitante.
Tras la guerra, comenz¨® adem¨¢s el expolio de madera y hierro de las ruinas por parte de los propios belchitanos, que necesitaban dinero para comprar, encima, sus nuevas viviendas. A esto se une lo que Beltr¨¢n llama ¡°expolio externo¡±, el perpetrado por personas de fuera.
Adem¨¢s de las visitas guiadas, desde la Fundaci¨®n y el Ayuntamiento hay otras iniciativas para que estos escombros sirvan de motor del turismo cultural, como los rodajes cinematogr¨¢ficos. Estas no calles han sido escenario de pel¨ªculas como El laberinto del fauno, de Guillermo del Toro; Las aventuras del bar¨®n Munchausen, de Terry Gilliam; o Incierta gloria, de Agust¨ª Villaronga; y series c¨¦lebres como The Walking Dead. Siguiendo la estela de los zombis y el m¨¢s all¨¢, cuando el viejo Belchite no estaba vallado, muchos curiosos acud¨ªan por las noches para ver si se topaban con alg¨²n fantasma de la guerra o escuchaban psicofon¨ªas. Hoy hay, adem¨¢s de las diurnas, visitas nocturnas, en las que se cuentan leyendas a la luz de la luna.
Desde el a?o 2000 se han llevado a cabo varias intervenciones. ¡°La m¨¢s reciente, el pasado noviembre, con las tareas de consolidaci¨®n del ¨¢bside de la iglesia de San Mart¨ªn¡±, explica Mar¨ªa Jos¨¦ Andr¨¦s, responsable de la Fundaci¨®n Pueblo Viejo de Belchite. Aunque antes de acometer la obra ¡°hubo que llamar a los Tedax para desactivar un proyectil, es algo que suele pasar¡±. ¡°Se financi¨® con 150.000 euros del Gobierno de Arag¨®n y otros 30.000 de fondos propios¡±. Esta historiadora del arte destaca otra ruina consolidada, la Torre del Reloj, mud¨¦jar y del siglo XVI, perteneciente a una iglesia desaparecida, y se?ala que junto a las visitas, a lo largo del a?o se celebran, entre otras actividades, ¡°un festival de m¨²sica y otro de cine¡±. ¡°Son diferentes maneras de que el pasado favorezca el futuro¡±.
En la iglesia de San Mart¨ªn de Tours, del siglo XV y cuya cubierta ha desaparecido por completo, finaliza el recorrido. En su puerta de madera hay una chapa con la letra de la jota melanc¨®lica que compuso Natalio Baquero, quien tuvo la mala fortuna de nacer en Belchite durante la batalla, el 1 de septiembre de 1937: ¡°Pueblo viejo de Belchite, ya no te rondan zagales, ya no se oir¨¢n las jotas que cantaban nuestros padres¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.