El paseo por la ciudad como acto po¨¦tico y rebelde: de Baudelaire a la turistificaci¨®n
Coincidiendo con la crisis urbana y de vivienda varios ensayos destacan el deambular ¡®psicogeogr¨¢fico¡¯, una forma de habitar la urbe prestando atenci¨®n a la injusticia y al encuentro con lo maravilloso en lo cotidiano
¡°Es curioso que haya quien crea que cruzar una calle es lo mismo que cruzar una calle. Porque no lo es¡±, escribe Julio Monteverde (parafraseando a Cort¨¢zar) en Psicogeograf¨ªa. Trayectoria de un m¨¦todo (Pepitas de Calabaza). La diferencia entre cruzar una calle y cruzar una calle es estar presente. As¨ª podr¨ªa definirse la pr¨¢ctica psicogeogr¨¢fica: el tr¨¢nsito consciente de la urbe, cuando el paseante atraviesa la ciudad, pero la ciudad tambi¨¦n atraviesa al paseante. La urbe como exploraci¨®n y aventur...
¡°Es curioso que haya quien crea que cruzar una calle es lo mismo que cruzar una calle. Porque no lo es¡±, escribe Julio Monteverde (parafraseando a Cort¨¢zar) en Psicogeograf¨ªa. Trayectoria de un m¨¦todo (Pepitas de Calabaza). La diferencia entre cruzar una calle y cruzar una calle es estar presente. As¨ª podr¨ªa definirse la pr¨¢ctica psicogeogr¨¢fica: el tr¨¢nsito consciente de la urbe, cuando el paseante atraviesa la ciudad, pero la ciudad tambi¨¦n atraviesa al paseante. La urbe como exploraci¨®n y aventura; el caminar como actividad revolucionaria.
Se da en el panorama editorial un llamativo auge de lo psicogeogr¨¢fico: otros lanzamientos recientes, adem¨¢s del citado, tratan el paseo cr¨ªtico y po¨¦tico. De fuego cercada. Geograf¨ªa secreta de Madrid (Alianza Editorial), de Servando Rocha; Psicogeograf¨ªa del ah¨ª. Paseos po¨¦ticos contra la compulsi¨®n tur¨ªstica (Icaria), de Emilio Santiago Mui?o; Lo quieras o no, del colectivo Democracia con la colaboraci¨®n de Luis Navarro, o La ciudad y sus pliegues (La Torre Magn¨¦tica), de Javier G¨¢lvez. Se podr¨ªa a?adir, publicado en 2023, Propuesta para una mejora ultrarracional de Madrid (Aguas mayores), donde la escritora Ainhoa Rebolledo y el colectivo Homo Velamine hacen una recopilaci¨®n de sus garbeos por los barrios de la capital. Por cierto: el n¨²mero de enero de la longeva Revista de Occidente, fundada por Ortega y Gasset, est¨¢ dedicado a las ¡°po¨¦ticas del caminar¡±.
Hist¨®ricamente el hilo de lo psicogeogr¨¢fico se puede rastrear al menos hasta figuras decimon¨®nicas como Charles Baudelaire o Thomas de Quincey, que en los albores de la ciudad moderna, llenas de luces novedosas, multitudes heterog¨¦neas o prodigios tra¨ªdos de todo el planeta, reivindicaron la figura del fl?neur, el paseante an¨®nimo que era testigo de esa multitud sin confundirse con ella. En Par¨ªs, la ciudad-mundo de entonces, esta figura encarnaba la experiencia de la modernidad urbana.
Posteriormente, ya en el siglo XX, vanguardias como el dada¨ªsmo o el surrealismo (en la obra de Breton, Apollinaire o Aragon) recogieron la fascinaci¨®n por la ciudad desbordante y misteriosa, explorando su potencial po¨¦tico y on¨ªrico: la b¨²squeda de ¡°lo maravilloso¡± en lo cotidiano. Es el primer estadio que recoge Julio Monteverde en Psicogeograf¨ªa, una especie de manual donde traza la historia de la disciplina en tres etapas, ofreciendo introducci¨®n a algunos de sus textos cl¨¢sicos.
El segundo estadio, tal vez el m¨¢s seminal, sucede cuando la vanguardia del letrismo aporta el t¨¦rmino psicogeograf¨ªa, aunque es posteriormente la Internacional Situacionista, comandada con mano ebria y f¨¦rrea por Guy Debord, la que desarrolla te¨®ricamente la deriva psicogeogr¨¢fica. La pr¨¢ctica de la deriva, un vagar experimental por el espacio urbano, se convirti¨® en una forma de resistencia frente a la ¡°sociedad del espect¨¢culo¡±, ese sistema alienante que sustituye la vida aut¨¦ntica por su representaci¨®n y que no ha hecho m¨¢s que intensificarse hasta nuestros d¨ªas. El tercer estadio, seg¨²n la cronolog¨ªa de Monteverde, incluir¨ªa las expresiones pase¨ªsticas m¨¢s cercanas al presente, las de colectivos como el Grupo Surrealista de Madrid, Industrias Mikuerpo, La Felguera o Luther Blisset.
Las dos almas de la psicogeograf¨ªa
La psicogeograf¨ªa ha tenido dos almas que se han trenzado y destrenzado: una es la vertiente po¨¦tica y estetizante, muy querida por los surrealistas, en la que predomina el asombro antes las maravillas cotidianas que se esconden en la urbe. ¡°Hay que resaltar que la psicogeograf¨ªa no es m¨¢s que una idea de poetas, son los poetas los que se la inventan¡±, afirma Monteverde. Y la vertiente cr¨ªtica, m¨¢s cultivada por los situacionistas, dedicada a transformar la ciudad, a menudo de manera radical, y, por tanto, a transformar radicalmente la vida; una idea que tiene conexiones con el concepto de derecho a la ciudad, acu?ado por el fil¨®sofo Henri Lefebvre y luego retomado por el ge¨®grafo David Harvey.
¡°Este punto de vista cr¨ªtico le viene a la psicogeograf¨ªa de la tradici¨®n de las vanguardias art¨ªsticas de izquierdas, que entend¨ªan que cualquier actividad po¨¦tica individual estaba condicionada por la alienaci¨®n moderna. As¨ª que lo maravilloso solo se pod¨ªa experimentar en una ciudad distinta¡±, dice Emilio Santiago Mui?o. En su Psicogeograf¨ªa del ah¨ª, este autor recopila sus exploraciones por Par¨ªs, algo as¨ª como el gran parque de atracciones hist¨®rico de esta disciplina, pero tambi¨¦n quiere demostrar que es posible en otros lugares inopinados como Ferrol, donde naci¨®, o M¨®stoles, donde ha crecido y vivido: si se est¨¢ dispuesto a mirar, lo maravilloso se puede encontrar en cualquier lugar. Como militante ecologista, Santiago Mui?o hace hincapi¨¦ en el car¨¢cter extractivista de la industria tur¨ªstica y en sus conexiones con el desastre ambiental en curso.
Dentro de lo textual, la psicogeograf¨ªa es muy amplia; cabe de todo, tanto tem¨¢tica como estil¨ªsticamente. Desde el poema arrebatado hasta el fr¨ªo informe situacionista, desde la an¨¦cdota tierna hasta la teor¨ªa m¨¢s abigarrada, desde la parrafada art¨ªstica hasta el costumbrismo callejero, de la autobiograf¨ªa a la cr¨®nica. La pol¨ªtica, el urbanismo, la sentimentalidad, la historia. Distop¨ªa o realismo m¨¢gico. La versi¨®n m¨¢s oculta y contracultural del paseo es puesta en pr¨¢ctica por Servando Rocha (muy influenciado por el psicoge¨®grafo brit¨¢nico Iain Sinclair) en De fuego cercada: se trata de un ¡°diario de viaje¡±, lleno de meandros y sorpresas, desde el centro hasta los confines de la ciudad de Madrid, en l¨ªnea recta desde la Puerta del Sol y en direcci¨®n norte. ¡°Uno de mis fines era comprobar si se pod¨ªa salir a pie de la ciudad¡±, dice el autor, que presta especial atenci¨®n a todo aquello que ha ido desapareciendo pero que, de alg¨²n modo, permanece.
¡°El pasado no ha desaparecido, el pasado sigue aqu¨ª, presente, con nosotros, y se refleja en la ciudad¡±, dice Rocha, con la mirada, pues, muy centrada en lo hist¨®rico: en su texto se trata la memoria del fuego de Madrid, las huellas de la Guerra Civil, los cementerios abandonados, las historias que resurgen y se conectan entre s¨ª y con el presente. ¡°Cuando uno enfoca la mirada, empiezan a pasar cosas¡±, a?ade. Adem¨¢s, en su faceta al frente de la editorial La Felguera, Rocha le ha dedicado notables esfuerzos al divulgar el paseo, publicando textos de ilustres paseadores como P¨ªo Baroja, Emilio Carr¨¨re, Pierre Mac Orlan o Ivan Chtcheglov.
Psicogeograf¨ªa subterr¨¢nea
El enfoque del colectivo Democracia y Luis Navarro en Lo quieras o no tiene que ver con la reivindicaci¨®n de los m¨²sicos que trabajan en el metro y con la exploraci¨®n psicogeogr¨¢fica del suburbano. ¡°El metro, por un lado, es un lugar muy proclive al encuentro de todo tipo de personas que de otro modo no se relacionar¨ªan, pero tambi¨¦n es un espacio extremadamente reglado, una red de vectores sin paisaje, en la que vas contando una estaci¨®n cada dos minutos: no hay lugar para el extrav¨ªo ni para el descubrimiento¡±, dice Navarro, quien tambi¨¦n lamenta que muchas veces las t¨¦cnicas psicogeogr¨¢ficas hayan sido utilizadas para el control y la dominaci¨®n. ¡°Los estudios que se han hecho en este sentido son para dirigir la vida de la gente, que, de alguna manera, es lo que quer¨ªan hacer los situacionistas, pero en sentido ut¨®pico¡±, a?ade.
El metro tambi¨¦n es fundamental para Ainhoa Rebolledo y los miembros del colectivo Homo Velamine, que, explorando en sus ¡°garbeos¡± una por una las paradas del tren subterr¨¢neo, van copando el plano de la capital. Y no solo eso, sino proponiendo ¡°mejoras¡± a la ciudad, muchas veces delirantes, muchas veces mezcladas con la broma y la guerrilla comunicativa, siguiendo la l¨®gica de su m¨¦todo ¡°ultrarracional¡±. En el caso de Javier G¨¢lvez en La ciudad y sus repliegues, no se trata de la mejora de la ciudad, sino de la mirada que encuentra la poes¨ªa y el asombro en los peque?os detalles, los letreros, la corteza de los ¨¢rboles, los guantes perdidos, las pintadas en los cierres de los comercios. Y desde una mirada cr¨ªtica: ¡°Ciudades sin ciudadanos: esa parece ser la nefasta tendencia desde finales del siglo XX¡±, escribe.
El inter¨¦s por el paseo psicogeogr¨¢fico se mantiene a trav¨¦s del tiempo, pero vive momentos de auge como el presente, que puede conectarse con la actual crisis urbana. Las ciudades est¨¢n sufriendo cambios radicales: gentrificaci¨®n, turistificaci¨®n, segregaci¨®n, el problema de la vivienda... Pero el inter¨¦s tambi¨¦n puede conectarse con razones m¨¢s personales: ¡°Creo que hay un psicoge¨®grafo escondido en mucha gente que ni siquiera lo sabe. Hay algo muy humano en la experiencia de libertad del paseo, en el enriquecimiento sensual, en el deseo de vivir de una forma menos acelerada y encapsulada¡±, concluye Santiago Mui?o.