Muere Noel Soto, el roquero rom¨¢ntico
El cantante ha fallecido a los 78 a?os en Madrid, ciudad en cuyos bares vel¨® esencialmente armas, siempre al servicio del blues, el rock, el country y la balada m¨¢s melanc¨®lica
¡°Por la ventana pod¨ªa o¨ªrse perfectamente, entre el jazz del walkman, a Noel Soto cantando Noche de Samba en Puerto Espa?a; y Coy subi¨® el volumen¡±. La cita pertenece al best seller La carta esf¨¦rica de Arturo P¨¦rez-Reverte, uno de esos ilustres admiradores de las canciones de Noel Soto, tropa no demasiado numerosa pero s¨ª fiel, escogida y entusiasta. Ellos han permitido a Noel Soto alargar su carrera pr¨¢cticamente hasta este pasado 30 de enero, en el que se anunci¨® su fallecimiento, con 78 a?os, en Madrid y por una insuficiencia respiratoria. Una ciudad en cuyos bares vel¨® esencialmente armas, siempre al servicio del blues, el rock, el country y la balada m¨¢s pura y melanc¨®lica como esa hermosa canci¨®n que erizaba la piel del curtido marino Manuel Coy. ¡°Se ha ido muy l¨²cido y con una sonrisa¡±, ha declarado su viuda, Bego?a Ayala, a este peri¨®dico.
Noel Soto naci¨® accidentalmente en Nador (Marruecos), hijo de padre gallego y madre andaluza, pero siempre vivi¨® en Madrid y se consider¨® madrile?o. Estudio en el Ramiro de Maeztu y se matricul¨® en la Facultad de Ciencias, para abortar prematuramente su porvenir acad¨¦mico agobiado con el dibujo lineal, las matem¨¢ticas y la estad¨ªstica y lanzarse de cabeza a la piscina del farandulero tras caer rendido ante las canciones de Dylan, Beatles o Los Kinks. La vieja Polydor editar¨¢ su primer ¨¢lbum tratando de canalizar su carrera hacia la m¨²sica m¨¢s tranquila, social y sesuda de los cantautores, tan en auge por entonces. De ese arduo equilibrio entre la canci¨®n de autor y el rock con solera surgir¨¢ el ¨¢lbum 3,3,5,7, al que le seguir¨¢ Alfa y Omega, una ¨®pera rock, que aunque tendr¨¢ el privilegio de considerarse como la primera compuesta en nuestro pa¨ªs y la osad¨ªa del artista saboteando las expectativas comerciales que auguraban sus primeros singles no interesar¨¢ al gran p¨²blico.
?ste, sin embargo, volver¨¢ a engancharse con su siguiente ¨¢lbum, El Arca de Noel, donde incidir¨¢ en presentarse como uno de esos raros pioneros empe?ados en conectar universos tan antag¨®nicos con el rock y los buenos textos de canci¨®n, tratados con la meticulosidad y el mimo po¨¦tico de los cantautores urbanos, un camino que por entonces apenas si frecuentaba en nuestro pa¨ªs el malogrado Hilario Camacho, pero que con el tiempo cultivar¨¢n con ¨¦xito autores como Joaqu¨ªn Sabina. A ti que me quieres bien, su siguiente ¨¢lbum, ya inaugurando la d¨¦cada de los ochenta, grabado con el mismo equipo de m¨²sicos e instrumentistas del famoso Roncanrol Bumerang de Miguel R¨ªos, constituir¨¢ su momento m¨¢s ¨¢lgido y uno de los discos m¨¢s hermosos de la m¨²sica espa?ola con canciones tan memorables como Deborah o la balada A m¨¢s de mil kil¨®metros que se abrir¨¢ camino sonando persistentemente en las emisoras de radio justo cuando la movida madrile?a, a la que Soto siempre declarar¨¢ su animadversi¨®n, ya impon¨ªa su ley rupturista de colores, desfachatez y algarab¨ªa.
A partir de entonces Noel Soto cortar¨¢ sus lazos con la industria, compondr¨¢ para otros (Luz Casal, Sabina) y sobre todo se empecinar¨¢ en recuperar su faceta m¨¢s roquera trep¨¢ndose a todos los escenarios dispuestos a recibir a un roquero insobornable y obstinado, un noct¨¢mbulo empedernido y nost¨¢lgico al que de vez en cuando se le escapa alguna entra?able y dulce balada con la que mantendr¨¢ la t¨ªpica relaci¨®n de amor-odio. Trabajos como Esperando el man¨¢, El Rey del blues o el m¨¢s reciente Noel Soto & C¨ªa pertenecen a esta ¨¦poca en la que lucir¨ªa en portada con chupa de cuero y gafas oscuras detr¨¢s de las que a pesar de todo, quienes le conoc¨ªan bien, sab¨ªan que se escond¨ªa un coraz¨®n extremadamente sensible y rom¨¢ntico.