Christoph Eschenbach, el director de orquesta que sobrevivi¨® a la II Guerra Mundial gracias a un piano: ¡°No m¨¢s guerras, por favor¡±
El m¨²sico alem¨¢n que fue apadrinado por Karajan, acompa?ante de Fischer-Dieskau y mentor de Lang Lang, celebra su 85? cumplea?os con el lanzamiento de una biograf¨ªa donde revela sus terribles vivencias en su infancia


Christoph Eschenbach (Breslavia/Wroclaw, 85 a?os) podr¨ªa haber sido un personaje en la reciente pel¨ªcula de Pablo Larra¨ªn sobre Maria Callas. El director de orquesta alem¨¢n, que en 1977 era un pianista de ¨¦xito, alquil¨® un apartamento en Par¨ªs y recibi¨® la oferta de repasar con la legendaria soprano grecoamericana el personaje de Leonora del Fidelio de Beethoven. ¡°Hablamos por tel¨¦fono y quedamos para vernos cuando regresase a Par¨ªs¡±, recuerda a trav¨¦s de videoconferencia, ¡°as¨ª que le envi¨¦ un ramo de rosas en cuanto llegu¨¦, el 17 de septiembre. Para mi sorpresa, me lo devolvieron enseguida con una nota que conten¨ªa tres palabras que me estremecieron: ¡®Madame est morte¡±.
El veterano pianista y director de orquesta alem¨¢n atiende a EL PA?S por videoconferencia desde su actual apartamento en Par¨ªs, con motivo de su 85 cumplea?os. Un piso en un bello edificio art nouveau con una terraza con vistas a la torre Eiffel, donde conserva el piano Bechstein de 1894 que salv¨® su vida, tal como cuenta la periodista cultural Margarete Zander en Christoph Eschenbach. Lebensatem Musik, la biograf¨ªa que acaba de publicar Jaron Verlag. ¡°Mi madre muri¨® poco despu¨¦s de mi nacimiento, en 1940, por lo que crec¨ª con mi abuela. Pero ella falleci¨® cuando viv¨ªamos como refugiados, a comienzos de 1946, y entonces la prima de mi madre me acogi¨® y me salv¨® la vida¡±, resume las terribles vivencias de sus primeros a?os de vida.
Eschenbach no se extiende en los detalles, que podemos completar leyendo el libro. A la tragedia del fallecimiento de su madre a causa de una sepsis puerperal se uni¨®, pocos a?os despu¨¦s, la muerte de su padre en uno de los batallones de castigo como miembro de la resistencia contra el nazismo. Con su abuela tuvo que huir de su ciudad natal ante la llegada de los sovi¨¦ticos y pas¨® el invierno de 1945-1946 refugiado en un granero de Laage, en Mecklemburgo-Pomerania Occidental, donde se llegaron a registrar temperaturas de hasta -40 grados y convivi¨® con unos sesenta refugiados que fallecieron de tifus. Gracias a la decidida intervenci¨®n de la prima de su madre, que lo adopt¨®, ¨¦l fue el ¨²nico superviviente, aunque pas¨® mucho tiempo enfermo y m¨¢s de un a?o sin poder hablar.

¡°La prima de mi madre era pianista y cantante, y estaba todo el d¨ªa tocando el piano y dando clases. Yo estaba muy enfermo, pero me fui recuperando gracias a la m¨²sica que le escuchaba al piano¡±, prosigue Eschenbach. Todav¨ªa hoy comenta sorprendido c¨®mo sobrevivi¨® gracias al referido piano Bechstein que pronto comenzar¨ªa a tocar ¨¦l mismo. Con el tiempo se convirti¨® en un premiado solista de piano que realiz¨® una de sus primeras giras por Espa?a en 1963, aunque su voracidad musical ampli¨® sus horizontes. Lleg¨® a ser un brillante m¨²sico de c¨¢mara que form¨® un famoso d¨²o de pianos con Justus Frantz, tambi¨¦n un experto acompa?ante de grandes liederistas como Dietrich Fischer-Dieskau, y un gran director de orquesta.
Todav¨ªa recuerda el momento en que decidi¨® que quer¨ªa ser director. ¡°Fue en Kiel, al norte de Alemania, cuando ten¨ªa 11 a?os. Mis nuevos padres me llevaron a un concierto de Wilhelm Furtw?ngler dirigiendo Beethoven con la Filarm¨®nica de Berl¨ªn. Al ver a aquel gigante que convert¨ªa a los m¨²sicos en ¨¢ngeles y demonios, les ped¨ª que me permitieran estudiar direcci¨®n. Ellos se lo tomaron muy en serio y me inscribieron en clases de viol¨ªn para que pudiera familiarizarme con los instrumentos de la orquesta¡±, recuerda. Despu¨¦s, encontr¨® en Herbert von Karajan y George Szell a sus dos grandes mentores. ¡°Con ambos toqu¨¦ como solista en Berl¨ªn, Salzburgo y Cleveland, pero tambi¨¦n me permitieron asistir a sus ensayos y me dieron muchos consejos. Creo que de Karajan hered¨¦ el sentido del color y su control de las transiciones, y de Szell aprend¨ª la precisi¨®n del fraseo y la transparencia del sonido¡±, admite.
Su ascenso como director de orquesta se produjo en Estados Unidos, en la d¨¦cada de 1990, donde logr¨® lo que se conoce como el ¡°milagro de Houston¡±, al transformar la Sinf¨®nica de la ciudad texana en una orquesta de talla mundial. ¡°No creo que fuese un milagro, sino el resultado del trabajo con unos m¨²sicos excelentes. Pero esos a?os me sirvieron para aprender mucho sobre la gesti¨®n de las orquestas norteamericanas y la necesidad de recaudar fondos para su supervivencia¡±, asegura. En 2003 se convirti¨® en titular de la m¨ªtica Orquesta de Filadelfia, donde sufri¨® una campa?a de descr¨¦dito en la prensa. ¡°Simplemente, a algunos cr¨ªticos no les gust¨¦. Es algo que puede pasar y no me importa mucho, pues la orquesta me sigue invitando a volver¡±, reconoce. Compagin¨® esos a?os como titular con la Orquesta de Par¨ªs. ¡°Fue una etapa maravillosa en la que hicimos El anillo del nibelungo, de Wagner, con la puesta en escena de mi amigo Bob Wilson en el Th¨¦?tre du Ch?telet, y la orquesta estaba fascinada, ya que nunca hab¨ªa tocado en una producci¨®n de ¨®pera¡±, recuerda.
Ha tenido relaciones anteriores como titular al frente de la Tonhalle de Z¨²rich y la NDR de Hamburgo, pero tambi¨¦n posteriores con la Sinf¨®nica Nacional de Washington y la Konzerthausorchester de Berl¨ªn. Siempre en periodos de m¨¢s o menos siete a?os. ¡°Mi querido amigo Leonard Bernstein me cont¨® la historia del Antiguo Testamento, en la que el sabio dice que todos los ciclos de la vida se basan en el n¨²mero siete¡±, rememora. Cuando cumpli¨® 49 a?os (siete veces siete), se propuso asumir dos compromisos que ha mantenido hasta el presente: dirigir cada vez m¨¢s m¨²sica de compositores vivos y apoyar a m¨²sicos j¨®venes. ¡°Lo primero lo materialic¨¦ en mi concierto de despedida como titular en la NDR de Hamburgo, en enero de 2000, donde, para celebrar el nuevo milenio, estren¨¦ siete nuevas composiciones. Lo segundo me llev¨® a tener el privilegio de impulsar a grandes voces y solistas como Ren¨¦e Fleming y Lang Lang¡±, recuerda, comentando an¨¦cdotas sobre su primer encuentro con la soprano estadounidense en Houston y con el pianista chino en Ravinia.
Eschenbach ha mantenido desde hace a?os v¨ªnculos como invitado con varias orquestas espa?olas, pero la pasada temporada asumi¨® una titularidad muy especial. Se trata de la NFM Filarm¨®nica de Wroc?aw, la orquesta de su ciudad natal, en la actual Polonia. ¡°Con ellos empec¨¦ interpretando Bruckner y ahora estamos inmersos en un proyecto para dirigir las nueve sinfon¨ªas de Beethoven¡±, informa. Pero tambi¨¦n ha creado en Wroc?aw una fundaci¨®n bautizada con los apellidos de sus padres, Heribert Ringmann y Margarete Jaross, a quienes no llego a conocer. ¡°Ha sido una manera de recordarlos, pues ¨¦l era un famoso music¨®logo, y ella una talentosa pianista. Adem¨¢s, estoy encontr¨¢ndome a personas que los conocieron, antiguos alumnos de mi padre o amigas de mi madre¡±, admite. Pero terminamos hablando de la situaci¨®n actual y del temor a que el pasado pueda volver. ¡°Todos esper¨¢bamos que la guerra jam¨¢s volviera a Europa y ahora tenemos esta terrible invasi¨®n de Rusia a Ucrania. No m¨¢s guerras, por favor¡±.
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