Las pel¨ªculas que odiaba la censura
¡°Corte el plano de la entrepierna¡±, ¡°la ad¨²ltera debe morir al final¡±, ¡°a Emilio Guti¨¦rrez Caba se le ve el hermano peque?o¡±¡ Los censores del franquismo mutilaron miles de filmes a veces con esperp¨¦nticas indicaciones. Algunas de esas pel¨ªculas, como ¡®Rojo y negro¡¯ de Carlos Ar¨¦valo se pueden ver ahora en su versi¨®n pretijera. Otras han quedado como obras maestras del regate al censor.
Durante la dictadura se dec¨ªa que cada vez que alg¨²n cineasta se quejaba a Franco de la censura, el caudillo respond¨ªa: ¡°?Pero usted ha visto alg¨²n censor que no sea tonto?¡±. En los a?os 40 se recomendaba que los cortes fueran limpios porque si los espectadores los notaban podr¨ªan ¡°hacer c¨¢balas sobre qu¨¦ se ha suprimido e imaginarse una escena m¨¢s escabrosa que la que exist¨ªa realmente¡±. En 1951 la censura se endureci¨® con el nombramiento como ministro de Informaci¨®n y Turismo de Gabriel Arias Salgado. ¡°Diga usted lo que quiera¡±, afirm¨® en un peri¨®dico italiano, ¡°pero le voy a hacer una revelaci¨®n: antes de que implant¨¢semos estas nuevas normas de orientaci¨®n el 90% de los espa?oles iba al infierno. Ahora, gracias a nosotros, solo se condena el 25%¡±.
Quiz¨¢ Bu?uel, Berlanga, Fern¨¢n-G¨®mez, Picazo, Mir¨®, Saura, Bardem, Grau o De La Iglesia fuesen al infierno por inmorales, pero se merec¨ªan el cielo por la creatividad con la que sacaron adelante sus obras maestras. Con motivo de la restauraci¨®n de la copia original de Rojo y negro, retirada por la dictadura, recordemos las an¨¦cdotas m¨¢s esperp¨¦nticas e injustas de la censura y celebremos el ingenio de los cineastas para seguir haciendo gran cine a pesar de la falta de libertad.
?Por qu¨¦ Rojo y negro es una pel¨ªcula maldita? Estrenada en 1942, dur¨® tres semanas en cartel. El t¨ªtulo hace referencia a los colores de la bandera de la Falange, que tambi¨¦n son los de la CNT. En los albores de la guerra civil, una chica se alista en la Falange mientras que su novio se afilia a un partido de izquierdas. Rojo y negro acusa a la derecha burguesa de mirar para otro lado y, en una alegor¨ªa surrealista, muestra a un grupo de diputados y fil¨®sofos con los ojos vendados. El director de la pel¨ªcula, el falangista Carlos Ar¨¦valo, evit¨® caer en hero¨ªsmos o caricaturas: su retrato salvaje, desesperanzado y nada patri¨®tico de la contienda espant¨® a Franco. Rosa A?over, en su libro Censura y guerra civil en el cine espa?ol, especula con que todas las copias de Rojo y negro desaparecieron misteriosamente porque ¡°el protagonista, miliciano del Frente Popular, es una persona normal, capaz de enamorarse y de tener arranques heroicos; admitir eso significaba reconocer que la guerra civil hab¨ªa sido una lucha entre personas y no una contienda entre Dios y el diablo¡±. Arturo P¨¦rez-Reverte la considera una de sus pel¨ªculas favoritas. ¡°Hija bastarda del cine franquista, modern¨ªsima para su tiempo y t¨¦cnicamente osada en algunas escenas ¡ªesos planos de la checa de Fomento abierta como el 13 de la Rue del Percebe¡ª. La mujer protagonista es una hero¨ªna at¨ªpica para el cine espa?ol de su tiempo, donde lo correcto eran las abnegadas madres y esposas¡±, admira el escritor. En la imagen superior se puede apreciar el reciente trabajo de restauraci¨®n de la cinta: a la izquierda el metraje original y a la derecha el reparado.
?C¨®mo consigui¨® Carmen Sevilla salvar La venganza? Ya el t¨ªtulo original, Los segadores, result¨® problem¨¢tico al coincidir con el nombre del himno catal¨¢n. La censura exigi¨® que la acci¨®n no transcurriese en el presente (1957) sino en los a?os 30, para que la miseria de los personajes fuese ¡°responsabilidad de las autoridades republicanas y no de las franquistas¡±. Finalmente Juan Antonio Bardem la situ¨® en 1931. A la censura no le gust¨® el mensaje de reconciliaci¨®n que propon¨ªa La venganza as¨ª que se neg¨® a enviarla a Cannes, pero Carmen Sevilla intercedi¨® y convenci¨® a las autoridades de que permitiesen su exhibici¨®n internacional hasta el punto de ser la primera pel¨ªcula espa?ola nominada al Oscar. Perdi¨® contra una obra maestra: Mi t¨ªo, de Jacques Tati.
?Por qu¨¦ Fernando Fern¨¢n-G¨®mez era persona non grata para el r¨¦gimen? Tan solo un a?o despu¨¦s de su traum¨¢tico encontronazo con la censura por El mundo sigue, Fern¨¢n-G¨®mez volvi¨® a sufrir un boicot. El extra?o viaje se rod¨® en 1964 pero no conseguir¨ªa estrenarse hasta cinco a?os despu¨¦s: por m¨¢s escenas que se eliminasen, resultaba imposible diluir su cr¨ªtica corrosiva a una sociedad atrasada, reprimida e ignorante. El ministerio la describi¨® como ¡°una obra de ¨ªnfima calidad y nulos valores art¨ªsticos¡±, lo cual hizo que ninguna distribuidora quisiese hacerse cargo de ella porque era una calificaci¨®n reservada a la pornograf¨ªa. Ni siquiera pudo titularse El crimen de Mazarr¨®n (se inspiraba en un suceso muy famoso en la ¨¦poca gracias al peri¨®dico El caso) porque el alcalde de la localidad murciana se quej¨® de que afectar¨ªa al turismo. Hoy El extra?o viaje es considerada una obra cumbre del cine espa?ol.
?Cu¨¢l fue la ¨²nica pel¨ªcula censurada durante la democracia? El 12 de diciembre de 1979, un d¨ªa antes del estreno de El crimen de Cuenca, el Ministerio de Cultura revoc¨® su licencia de exhibici¨®n. El director general de Cinematograf¨ªa Luis Escobar consider¨® que la pel¨ªcula de Pilar Mir¨®, basada en la historia real de dos campesinos torturados por la Guardia Civil hasta confesar un crimen que no cometieron, pod¨ªa contener escenas constitutivas de delito. Un mes despu¨¦s, en enero de 1980, multitud de artistas (Buero Vallejo, Espert, Querejeta) firmaron una carta en EL PA?S donde denunciaban que este secuestro era intolerable en una democracia. La justicia determin¨® que El crimen de Cuenca constitu¨ªa una vejaci¨®n a la instituci¨®n de la Guardia Civil ¡°de todo punto intolerable¡± y Mir¨®, que hab¨ªa escondido su copia de la pel¨ªcula, fue procesada. Meses despu¨¦s, durante la noche del intento de golpe de estado del 23 de febrero de 1981, su tel¨¦fono no dej¨® de sonar: hasta Felipe Gonz¨¢lez la llam¨® para convencerla de que se fuese de Espa?a. Mir¨® solo hizo una llamada telef¨®nica, a una amiga para que la ayudase a conseguir que su hijo reci¨¦n nacido, Gonzalo, dejase de llorar. Finalmente El crimen de Cuenca se estren¨® en agosto de 1981 y, con tanto revuelo, acab¨® siendo la pel¨ªcula m¨¢s taquillera del a?o (super¨® a En busca del arca perdida y Aterriza como puedas): dos millones de espectadores no quisieron perderse a qu¨¦ ven¨ªa tanto esc¨¢ndalo.
Puedes verlas en la colecci¨®n La censura pol¨ªtica de FlixOl¨¦
?C¨®mo se salv¨® la ¨²nica copia ¨ªntegra de Viridiana? En cuanto gan¨® la Palma de Oro en Cannes en 1962 (la ¨²nica pel¨ªcula espa?ola en lograrlo), el Vaticano critic¨® la ¡°impiedad y blasfemia¡± de la obra de Bu?uel (de la que se ve un fragmento de la escena final sobre estas l¨ªneas). No solo se prohibi¨® su exhibici¨®n, es que se revoc¨® su licencia: como si nunca hubiera existido. El motivo: las escenas como la de los vagabundos que saquean la casa de los ricos y acaban posando como los ap¨®stoles de La ¨²ltima cena, la navaja con forma de crucifijo o el final, en el que la novicia Viridiana (Silvia Pinal) entra a la habitaci¨®n de su primo (Paco Rabal) y se pone a jugar a las cartas con la sirvienta. Ese final, en realidad, era consecuencia de una censura previa: el ministerio no permiti¨® que Viridiana entrase al dormitorio de su primo y cerrase la puerta, tal y como indicaba el guion, as¨ª que Bu?uel lo cambi¨® por una partida de tute como met¨¢fora de un tr¨ªo sexual. Al censor jefe, por cierto, le encantaba esta idea porque era muy fan de El apartamento. Franco la vio dos veces y no entendi¨® el revuelo. Pero cuando el Vaticano la conden¨®, el censor espa?ol mand¨® destruir todas las copias. Pinal huy¨® a M¨¦xico con un rollo clandestino, lo cual permiti¨® que 15 a?os despu¨¦s, en 1977, Viridiana se estrenase por fin.
?Por qu¨¦ se cambi¨® el final de Surcos? Con un guion de Torrente Ballester, se la considera la primera pel¨ªcula moderna del cine espa?ol. Esta pel¨ªcula de Jos¨¦ Antonio Nieves Conde cuenta c¨®mo el ¨¦xodo rural de campesinos hacia las grandes ciudades durante la posguerra provocaba un exceso de mano de obra con los consiguientes desempleo, miseria y delincuencia. En el guion original, la familia regresaba al pueblo pero la hija saltaba del tren en marcha para regresar a Madrid porque prefer¨ªa continuar con su mala vida (estraperlo, prostituci¨®n, marginalidad) a volver al campo avergonzada. El neorrealismo con el que mostraba la sociedad pobre, inmoral y abandonada de la ¨¦poca le granje¨® una etiqueta de ¡°inter¨¦s nacional¡± por parte de Jos¨¦ Mar¨ªa Garc¨ªa Escudero, director general de Cinematograf¨ªa. Pero cuando cuando las autoridades franquistas vieron la pel¨ªcula no solo se negaron a otorgarle esta distinci¨®n sino que Garc¨ªa Escudero fue obligado a dimitir del cargo.
?C¨®mo castig¨® la censura a Luc¨ªa Bos¨¦ en Muerte de un ciclista? Cuando los censores vieron esta historia de dos amantes, ambos casados, que atropellan a un ciclista y ocultan el accidente para no ser descubiertos en su aventura, obligaron a Juan Antonio Bardem a que matase a la protagonista al final para que pagase esa infracci¨®n moral con su vida. Tanto se empecinaron en matarla que pasaron por alto las escenas de las revueltas estudiantiles, la insinuaci¨®n de la culpabilidad de la Guardia Civil o los contrastes visuales entre la riqueza y la pobreza (la simbolog¨ªa, por lo general, nunca preocup¨® a los censores): los cinco dejaron la casilla de ¡°matiz pol¨ªtico y religioso¡± en blanco. En el informe, uno de ellos hac¨ªa hincapi¨¦ en que ¡°es necesario que Juan llegue a aborrecer moralmente a su amante, aunque se sienta f¨ªsicamente atra¨ªdo por ella¡±. Otro coincid¨ªa: ¡°El adulterio puede servir a un fin ejemplarizante, pero Juan debe condenar unos amores que le han llevado a tal extremo¡±. El censor eclesi¨¢stico, por su parte, se limit¨® a pedir que al menos tratase mejor a su esposa. Y a pesar de que Bardem claudic¨® e hizo un nuevo doblaje para insertar los di¨¢logos impuestos por los censores, Muerte de un ciclista recibi¨® la calificaci¨®n de ¡°gravemente peligrosa¡±, que limitaba su exhibici¨®n a los cines para adultos.
?Qu¨¦ escenas eliminaron de La t¨ªa Tula? El director Miguel Picazo se quejaba de que hab¨ªan metido tanta tijera que hab¨ªan dejado esta adaptaci¨®n de Unamuno ¡°en el tr¨¢iler¡±. Ocho cortes para esta historia de una mujer recatada que despierta el deseo sexual de su cu?ado viudo: Aurora Bautista poni¨¦ndose desodorante, la violaci¨®n de la sirvienta, una reuni¨®n de la secci¨®n femenina de la Falange leyendo la Biblia y hablando sobre castidad y virginidad o el plano de un cementerio con el c¨¢rtel ¡°Lugar sagrado: se proh¨ªbe el paso en el cementerio a las se?oras y se?oritas que vayan sin medias y a las parejas que no guarden la debida compostura y moralidad¡±. La pol¨¦mica impidi¨® que Picazo sacase adelante su proyecto de Los hijos de Alvargonz¨¢lez, en el que pretend¨ªa que Joan Manuel Serrat interpretara a un emigrante en Alemania e inclu¨ªa escenas de sexo y personajes homosexuales. La Diputaci¨®n de Ja¨¦n encontr¨® y public¨® el guion en 2016.
?Pero entonces hab¨ªa ¡°entrepierna¡± en Las crueles o no? Vicente Aranda sol¨ªa contar que su mayor encontronazo con la censura lo provoc¨® un plano inexistente. Las crueles, que inicialmente se titulaba Un cad¨¢ver exquisito, iba sobre un editor de novelas que comienza a recibir paquetes con pedazos del cuerpo de una mujer. ¡°Hice un montaje de planos muy cortos del cuerpo de una mujer en posici¨®n fetal, tan cortos que llegaban a la pura abstracci¨®n. Entonces los censores escrib¨ªan ¡®corte el plano de la entrepierna¡¯. Yo no sab¨ªa qu¨¦ cortar, porque no hab¨ªa rodado ninguna entrepierna. Yo lo que hab¨ªa hecho es un pliegue de la axila, o alguna cosa as¨ª. Entonces cortaba eso, el plano del pliegue de la axila. Y lo presentaba de nuevo. Y me volv¨ªan a decir ¡®corte el plano de la entrepierna¡¯. Y yo no sab¨ªa cu¨¢l era el plano de la entrepierna¡±, contar¨ªa. Al final aceptaron el montaje, pero Aranda nunca supo cu¨¢l era el plano que le consigui¨® la aprobaci¨®n.
Las encontrar¨¢s en la colecci¨®n La censura moral de FlixOl¨¦
?C¨®mo se recuper¨® el erotismo de La semana del asesino? Se dec¨ªa que era tan violenta que repart¨ªan bolsas a la entrada del cine por si alg¨²n espectador vomitaba. La historia de un asesino en serie (Vicente Parra) que descubr¨ªa su naturaleza violenta a la vez que su homosexualidad result¨® demasiado cruenta incluso para 1972: el supernumerario del Opus Dei Alfredo S¨¢nchez Bella orden¨® m¨¢s de 100 cortes, que inclu¨ªan desnudos, leche vertida sobre un pantal¨®n o las part¨ªculas del espray ambientador para tapar el hedor a cad¨¢ver cayendo sobre la figura de una virgen. Tambi¨¦n quitaron casi todas las escenas en el matadero, el beso en la piscina de Parra con Eusebio Poncela y el final: obligaron a cambiarlo por un plano del asesino entreg¨¢ndose a la polic¨ªa. Eloy de la Iglesia consider¨® que su pel¨ªcula hab¨ªa quedado ¡°desfigurada¡±, pero no le sorprendi¨® este ataque. La hab¨ªa rodado sin permisos, tras entregarle un guion falso al comit¨¦ censor, y los actores hablan en ingl¨¦s porque sab¨ªa que el mercado internacional la salvar¨ªa. Parad¨®jicamente las frases promocionales no pod¨ªan ser m¨¢s descaradas: ¡°?Qu¨¦ clase de amistad une a Marcos y N¨¦stor?¡±, ¡°?Es Vicente Parra un paranoico o comprendi¨® perfectamente al personaje de Marcos?¡± (en referencia velada a la homosexualidad del actor). El ¨¦xito de La semana del asesino en las salas de arte y ensayo fuera de Espa?a ha permitido que hoy podamos disfrutar de la versi¨®n restaurada con 14 minutos in¨¦ditos.
?Era Django ¡°la pel¨ªcula m¨¢s violenta del mundo¡±? As¨ª se la promocion¨®. Y su prohibici¨®n en Reino Unido, donde no se estrenar¨ªa hasta 1993 (27 a?os despu¨¦s), solo sirvi¨® para alimentar el mito. En Espa?a s¨ª se estren¨® en los 60, pero se elimin¨® un plano de Jos¨¦ Terr¨®n disparando a bocajarro por la espalda a un mexicano que intentaba huir y, por supuesto, la escena en la que Jos¨¦ B¨®dalo le corta la oreja a uno de sus enemigos y le obliga a com¨¦rsela. Tarantino la homenajear¨ªa en Reservoir Dogs.
?Por qu¨¦ se rodaban dos versiones de cada pel¨ªcula? El mercado internacional result¨® muy rentable para el cine de fantaterror espa?ol de los 60 y 70, en especial para Paul Naschy. Jacinto Molina cre¨® al hombre lobo Waldemar Daninsky, basado en el asesino asturiano Romasanta y cuyo nombre tuvo que cambiar (originalmente se llamaba Jos¨¦ Huidobro) porque la censura no consent¨ªa que el monstruo fuese espa?ol o que ni siquiera la historia tuviese lugar en suelo patrio. Sin embargo, la Administraci¨®n estaba al corriente de que se aprovechaban los rodajes para filmar escenas extra (desnudos, violencia, met¨¢foras pol¨ªticas) de cara a sus versiones internacionales. De hecho Cineespa?a, organismo de promoci¨®n y venta del cine espa?ol en el extranjero, animaba a los directores a que montasen segundas versiones m¨¢s expl¨ªcitas para llevarlas a los mercados internacionales. La estrategia incluso estimulaba la picaresca: los directores montaban tres versiones, una suave (para Espa?a), otra m¨¢s fuerte (para mostrar a los censores y que ordenasen su destrucci¨®n inmediata) y la m¨¢s fuerte de todas: una secreta que se enviaba al extranjero directamente a trav¨¦s de Cineespa?a.
?Por qu¨¦ los censores eran a veces tan cr¨ªpticos? Quiz¨¢ porque no supieran exactamente por qu¨¦ censuraban lo que censuraban, a veces escrib¨ªan frases ininteligibles. Juguetes rotos, el documental de Manuel Summers sobre artistas de ¨¦xito en la posguerra que, tras caer en el olvido, malviv¨ªan en la indigencia durante los 60, sufri¨® todo tipo de cortes. El padre Urteaga, sacerdote del Opus Dei, no puso ning¨²n problema. Pero Marciano Torre se opuso al plano de un torero y una foto de boda acompa?ados de la frase en off ¡°Espa?a es la tierra de los hombres valientes¡±. Seg¨²n Torre, ¡°Los lectores dicen que es blasfemo considerar un sagrado sacramento una valent¨ªa¡±. Vamos, que casarse no pod¨ªa describirse como un acto valiente.
?Por qu¨¦ La novia ensangrentada triunf¨® en Murcia? Esta pel¨ªcula (en la imagen superior) de Vicente Aranda, en la que una mujer reci¨¦n casada es seducida por una vampira, se estren¨® en Gran Breta?a con siete escenas m¨¢s que en Espa?a y un final diferente (desnudos, erotismo, sangre, conversaciones sobre el matrimonio). Pero una copia de la versi¨®n para el extranjero acab¨® accidentalmente en Galicia y Aranda sol¨ªa contar que en cuanto se corri¨® la voz, en cuesti¨®n de horas, empezaron a fletarse autobuses desde Murcia a Galicia para verla.