A la Llanada Alavesa ya no se va de paso
Esta planicie, con el parador de Argomaniz como centro de operaciones tur¨ªsticas, sigue funcionando como lanzadera de visitantes a las capitales que la rodean pero ahora tambi¨¦n como una zona que atrapa al de fuera gracias a las iniciativas de sus habitantes
Todo pilla a mano en la Llanada Alavesa, lo que se traduce en un privilegio y un inconveniente a la vez. Privilegio porque esta cuadrilla (comarca) del este de ?lava, con el parador de Argomaniz como aglutinador de visitantes, se encuentra a una hora en coche de la playa de la Concha de San Sebasti¨¢n, del Guggenheim en Bilbao, de los Sanfermines pamplonicas o de la catedral de Burgos, lo que permite realizar excursiones de un d¨ªa a estas ciudades primorosas. E inconveniente porque con estos rivales tan cerca algunos turistas no reparan en la belleza local representada en el santuario de Est¨ªbaliz, la parte vieja de Salvatierra-Agurain, el parque provincial de Garaio o la propia Vitoria-Gasteiz, una ciudad amable y verde, pensada para sus habitantes. Pero no est¨¢ todo dicho. La Llanada Alavesa presenta batalla y a veces gana. En estos ¨²ltimos a?os han surgido j¨®venes dispuestos a mostrar el rom¨¢nico alav¨¦s a un p¨²blico exigente; a explicar por qu¨¦ la leche de oveja latxa produce ese queso tan rico que es el Idiazabal; o a acercar bicicletas a donde se alojan los visitantes para que los impedimentos sean otros. Un grupo de alaveses entusiastas que junto con el parador ¨Cconvertido de facto en una oficina de turismo¨C est¨¢n contribuyendo a que esta zona de paso se convierta en una de destino.
Gorka Azurmendi es uno de ellos. Fundador junto con su hermano de la queser¨ªa Azkarra hace una d¨¦cada, se acerc¨® al parador a contarles que se hab¨ªa puesto a hacer Idiazabal y que adem¨¢s quer¨ªa explicarlo. La queser¨ªa, ubicada en Galarreta (a 20 kil¨®metros de Argomaniz, donde se halla el parador, muy cerca ya del parque natural de Aizkorri-Aratz), admite visitas. Azurmendi no presume de una sala de recibimiento cuqui ni tiene una tienda gourmet, se trata de una f¨¢brica donde hay animales, leche, cuajo y quesos. Ese es el orden. ¡°Huele a oveja pero no te manchas los zapatos¡±, afirma este antiguo conductor de maquinaria pesada, que en 2019 recogi¨® en B¨¦rgamo (Italia) el premio World Cheese Awards al mejor queso ahumado del mundo ¨Cla edici¨®n de 2020 se celebra en noviembre de este a?o en Asturias¨C. Al visitante le recibe un mast¨ªn atado en un camino de tierra y grava, no una garita acristalada. Los cr¨ªos moldean el producto y los adultos vigilan junto a Azurmendi la temperatura ¨®ptima de la leche. Lo que sale de ah¨ª es un queso curado pero untuoso, aunque compacto, intenso; deja un regusto en la boca que se prolonga de camino al santuario de Est¨ªbaliz, si es que los viajeros han prestado atenci¨®n a las recomendaciones de cualquier alav¨¦s.
EL PARADOR Y SU COMARCA
La iglesia de Nuestra Se?ora de Est¨ªbaliz, patrona de ?lava, se construy¨® a principios del siglo XII y se trata del templo rom¨¢nico de m¨¢s valor de la provincia (existen 260 que conservan restos al menos). Como sucede con el Camino de Santiago, que cada uno encuentre su motivaci¨®n para peregrinar. El santuario se encuentra en lo alto de una colina convertida en parque natural y se llega en una hora a pie desde el parador, en 25 minutos en bici y en lo que duran tres canciones en coche. Los capiteles historiados con representaciones de escenas religiosas son de una gran belleza, as¨ª como la pila bautismal. Pero hay quien se acerca al santuario ¨Cal enclave en el que se ubica¨C por el bosque isla que lo rodea y que se puede caminar en busca de perretxikos (una seta peque?a de primavera) o por la zona de p¨ªcnic habilitada para hacer barbacoas. Aquellos atra¨ªdos por el arte, la historia o el patrimonio har¨ªan bien si se pasaran por el bar Pater ¨Cbar y asociaci¨®n¨C y preguntaran por Isabel Mell¨¦n o por cualquiera de sus colegas con los que forma la cooperativa ?lava Medieval desde 2016.
LA LLANADA Y LOS QUE LA CONSTRUYEN
Mell¨¦n, de 35 a?os, realiza visitas guiadas y junto con sus tres socios gestiona el centro de interpretaci¨®n del rom¨¢nico, contiguo a la bas¨ªlica de Nuestra Se?ora de Est¨ªbaliz. Consciente de que un templo del siglo XII puede ser algo muy viejo o muy despierto y actual, los tours convencionales se complementan con otros con perspectiva de g¨¦nero porque el santuario lo fundaron dos damas medievales. Los fines de semana organizan excursiones a pueblos de la zona a las que se suman muchos vitorianos, vecinos que hab¨ªan vivido de espaldas a la riqueza local porque estaba demasiado cerca para apreciarla. Mell¨¦n y el resto de sus colegas treinta?eros lideran visitas a lugares que a¨²n est¨¢n investigando, por lo que las explicaciones de hoy pueden diferir de las de ma?ana ¨Cno solo sirve con saberse la lecci¨®n de memoria¨C. ¡°Cada vez tenemos un p¨²blico m¨¢s joven y m¨¢s exigente. Los hay que saben m¨¢s que yo¡±, bromea.
La casa del pueblo
Si el parador ejerce como un aspersor de visitantes por la Llanada Alavesa y las ya mencionadas capitales de su entorno, la relaci¨®n que guarda este edificio de finales del siglo XVI convertido en hotel en 1978 con los vecinos de Argomaniz, la pedan¨ªa de 182 habitantes donde se ubica, es la de ese amigo con el que no se habla todos los d¨ªas pero que responde una llamada al primer tono. Cuentan Rosa Elizondo y su hija Itsaso Salsamendi, que viven en la casa de enfrente por temporadas, que una fuerte nevada hace unos ocho a?os les dej¨® sin luz y sin agua. No pod¨ªan sacar el coche por lo que decidieron cruzar al parador a tomar un caf¨¦. Estaban tan a gusto que se quedaron a comer. Se sintieron como en casa y pasaron la noche all¨ª. Est¨¢ bien saber que en un pueblo sin comercios ni bares hay un edificio donde la luz nunca se apaga.
EL PARADOR Y ARGOMANIZ
Como el d¨ªa que la pareja de Salsamendi lleg¨® con maletas y otros enseres desde Barcelona, donde resid¨ªan, para mudarse a la casa de Argomaniz. Empleados del parador se presentaron en la puerta sin constituir ello una invasi¨®n sino una muestra de inter¨¦s o preocupaci¨®n. A los vecinos se los conoce y se los ayuda. La red se termina de tejer cuando los clientes alojados ¨Cde Francia o Pa¨ªses Bajos, de Madrid o Barcelona¨C se cruzan con Salsamendi, soci¨®loga de formaci¨®n, y su madre, enfermera jubilada, y les preguntan por recomendaciones. Zarautz y Getaria, dos ciudades costeras de Gipuzkoa, surgen de inmediato en una nueva prueba de que la competencia de atractivos tur¨ªsticos a la que se enfrenta la Llanada es muy elevada. Tambi¨¦n nombran municipios alaveses m¨¢s cercanos como Araia u Opakua, puntos de partida de salidas a la monta?a.
3 SALIDAS SIN SALIR DE LA REGI?N
Haz clic en las tres fotos para descubrir planes de ocio, cultura o al aire libre a pocos kil¨®metros desde el parador.
El pueblo de Argomaniz experiment¨® un gran cambio con la apertura del parador. Pas¨® de ser una pedan¨ªa sin red el¨¦ctrica ni agua corriente ni calles asfaltadas, un pueblo despoblado ¡°con dos vecinos¡±, afirma Manuel Quintana, el director del hotel, a una urbanizaci¨®n a 10 minutos de Vitoria en donde las casas de labradores con perro pastor dejaron paso a chal¨¦s con piscina y perro mascota. Alberto Fern¨¢ndez de Arroyabe, un agricultor de 67 a?os que se subi¨® a un tractor con 10 y a¨²n no se ha bajado, es el ¨²nico vecino que naci¨® en Argomaniz. ¡°No digas eso¡±, le dice su mujer para restarle un poco de peso. ¡°Utiliz¨¢bamos el parador, lo que entonces se conoc¨ªa como un palacio agr¨ªcola, como granero¡±, afirma Fern¨¢ndez de Arroyabe, que reconoce que sin la apertura de este establecimiento Arg¨®maniz habr¨ªa engrosado la lista de esos pueblos soterrados por el tiempo. Patatas, alubias y cereales se almacenaban en ese antiguo palacio agr¨ªcola, una muestra de lo que se siembra en la Llanada Alavesa, esta rica y lluviosa planicie parcheada de cultivos que ofrece bellos atardeceres. Las nubes no empa?an sino que aportan textura.
Tan industrial como bella
La capital de esta cuadrilla, como se conoce en ?lava a las siete comarcas en las que se divide, es Salvatierra-Agurain. Esta poblaci¨®n de 5.038 habitantes cuenta con un casco medieval amurallado, que fue declarado conjunto hist¨®rico en 1975. Industrial (el 26% de la actividad econ¨®mica corresponde al sector secundario, diez puntos por encima que la media en Espa?a, seg¨²n el Instituto Vasco de Estad¨ªstica), muy agradable de pasear, representa muy bien el tipo de turismo que atrae hoy y que no es m¨¢s que el mismo que predominaba antes de ayer: pueblos bonitos con calles cuidadas y una plaza amplia y tranquila pero con vida donde tomar un caf¨¦ mientras se contempla la iglesia de san Juan Bautista o a la gente pasar. Un municipio por el que transcurre el Camino de Santiago y cuyo rico entorno natural permite realizar rutas a pie o en bicicleta. Hoy tiene m¨¢s sentido avistar aves en un humedal que acariciar la trompa de un elefante en un pa¨ªs con mucha humedad.
Otro lugar al aire libre donde abundan las bicis, ya sean de particulares o las que alquila la empresa Capital Bikes y que trasladan al parador o a donde sea menester, es en el parque Garaio. Situado a 25 minutos de Vitoria y a 10 del parador, cuenta con el embalse de Ullibarri-Gamboa con un per¨ªmetro de 43 kil¨®metros como gran atractivo. Est¨¢ tan cuidado y tan habilitado para el ba?o ¨Csocorrista incluido¨C que goza de dos playas con bandera azul. El plan consiste en darse un chapuz¨®n, caminar por la orilla y comer y beber. Este pantano construido en los a?os cincuenta del siglo pasado compite con las ciudades costeras de Gipuzkoa a las que se llega desde Vitoria en el conocido como tren playero. El sol, cuando sale, quema igual en todas partes.