Ubicados en la nube: cuando la data se vuelve irrelevante
La costumbre de indicar d¨®nde se recoge la informaci¨®n pierde el sentido si se trabaja a distancia
La periodista Gloria Rodr¨ªguez-Pina firmaba esta semana desde Madrid las cr¨®nicas de las elecciones en Eslovaquia. Mientras, Mar¨ªa R. Sahuquillo, corresponsal en Bruselas, ha datado varias informaciones como enviada especial en Kiev y en la cumbre de Granada. Son dos formas de cubrir la informaci¨®n internacional: a trav¨¦s de medios locales y fuentes trabajadas en la distancia, como la primera, o en el lugar de los hechos, como la segunda. En ambas, el lugar de la firma permite saber d¨®nde se ha recogido la informaci¨®n. Pero el teletrabajo y la facilidad de las comunicaciones que ha tra¨ªdo la digitalizaci¨®n hacen irrelevante d¨®nde obtuvo la informaci¨®n el redactor, salvo que est¨¦ sobre el terreno.
La regla general que establece el Libro de Estilo es que todas las informaciones deben llevar el nombre del autor y la ciudad de procedencia de la noticia: ¡°Las informaciones se datar¨¢n en el lugar donde el periodista ha obtenido lo principal o la mayor parte de su informaci¨®n, aunque en el momento de escribirla o de publicarla haya regresado ya a su residencia habitual o se encuentre en otro lugar distinto¡±. La raz¨®n de esta obligaci¨®n es la transparencia con el lector, pero tambi¨¦n una f¨®rmula para destacar que EL PA?S est¨¢ en el lugar de los hechos, con una red de corresponsales en 34 ciudades del mundo, aunque el grueso de los redactores trabaja en Madrid, Barcelona y M¨¦xico. Es, digamos, una marca de la casa, pues se fomenta que viajen enviados especiales all¨ª donde hay focos noticiosos, como la guerra en Ucrania o el incendio de las discotecas de Murcia.
El peri¨®dico da tanta importancia a estar en la calle que antes de la covid-19 era una pr¨¢ctica com¨²n advertir al lector cu¨¢ndo una entrevista se hab¨ªa hecho por tel¨¦fono, porque era la excepci¨®n. Pero durante el confinamiento el periodismo se traslad¨® de las redacciones a la nube: solo se pod¨ªa contactar con las fuentes a trav¨¦s del m¨®vil. En los a?os posteriores, esa manera de trabajar se ha generalizado, hasta el punto de que muchas ruedas de prensa y entrevistas solo se conceden por videoconferencia. Por eso, los entrecomillados ya no llevan la advertencia de c¨®mo han sido recabados.
Los usos en una Redacci¨®n cambian a medida que lo hace la sociedad. Y el teletrabajo tambi¨¦n se ha instalado en el periodismo. Xos¨¦ Hermida y Javier Casqueiro, cronistas parlamentarios, dataron en Madrid este verano parte de sus textos sobre las negociaciones para la investidura del Gobierno, cuando en realidad estaban trabajando all¨ª donde sus familias estaban de vacaciones. Hermida admite que no fue adecuado firmar en Madrid, pero subraya que este es su lugar habitual de trabajo. Ambos periodistas obtuvieron permiso para desplazarse, dado que el adelanto de las elecciones ech¨® por tierra el turno de vacaciones de su secci¨®n. Que firmaran en Ibiza, Marbella o Gand¨ªa, por poner ejemplos, no hubiera servido m¨¢s que para despistar al lector.
Adem¨¢s, explica Hermida, las negociaciones no se estaban celebrando presencialmente, sino ¡°a golpe de tel¨¦fono¡±, con cada parte en un extremo de Espa?a, y, por tanto, no era clave estar f¨ªsicamente junto a las fuentes. Por otro lado, dice, en el periodismo pol¨ªtico ¡°la manera habitual de hablar confidencialmente es por tel¨¦fono¡±. Y agrega: ¡°Ahora m¨¢s, con WhatsApp¡±. Muchas veces, abunda, las fuentes est¨¢n reunidas y la ¨²nica v¨ªa para abordarlas es a trav¨¦s de un mensaje escrito. En los pasillos del Congreso, acercarse a preguntar a un diputado implica tener a otros 10 periodistas alrededor y se pierde esa reserva necesaria para obtener informaci¨®n diferenciada.
La misma situaci¨®n la vivi¨® Nadia Tronchoni, redactora jefa de Deportes. El caso Rubiales estall¨® cuando estaba de permiso. En este caso, opt¨® por firmar ¨²nicamente con su nombre las informaciones, sin poner el sitio, que no ten¨ªa nada que ver con la noticia. Es una pr¨¢ctica com¨²n de la secci¨®n, cuando no acuden a presenciar una prueba deportiva. Lo avala el Libro de Estilo: ¡°Las informaciones y cr¨®nicas escritas tras seguir una transmisi¨®n televisiva en directo se pueden firmar sin data¡±.
Por ejemplo, el pasado lunes Juan Morenilla firmaba solo con su nombre la cr¨®nica de la Ryder Cup, el Mundial de golf, que se celebr¨® en Roma, pero ¨¦l sigui¨® desde Madrid. Lo mismo ha hecho Irene Guevara con el Mundial de Amberes de gimnasia art¨ªstica, desde Barcelona, donde vive. ¡°No ponemos d¨®nde para no confundir al lector¡±, justifica Tronchoni.
Los mandos del peri¨®dico consultados coinciden en que el lugar de la firma no suele suscitar dudas en sus secciones, porque la mayor¨ªa de los redactores firma en su lugar de trabajo. Algunos admiten que indicarlo tampoco enriquece la informaci¨®n. ¡°Deber¨ªamos naturalizar no tener que poner siempre el lugar y ser m¨¢s flexibles en algunos casos¡±, afirma Jes¨²s S¨¦rvulo Gonz¨¢lez, redactor jefe de Econom¨ªa. Pone como ejemplo el caso de la periodista Mar¨ªa Fern¨¢ndez, que suele cubrir actos de grandes empresas. Estas han generalizado que dichas citas solo puedan seguirse por videoconferencia y ella lo hace desde Vigo, donde reside. ?Tiene sentido firmar la informaci¨®n en esta ciudad cuando los protagonistas del acto est¨¢n en Madrid? Gonz¨¢lez opina que es confuso.
¡°En el 90% de las piezas de Cultura, si quitas el lugar de la data, no pasa nada¡±, coincide el redactor jefe de esta secci¨®n, Guillermo Altares. Ya se hace con algunas firmas. Por ejemplo, si el escritor Sergio del Molino escribe un reportaje de autor, con varias voces y tono subjetivo, no lo firman en Zaragoza, donde vive, porque consideran que para el lector este dato es indiferente.
Hay por tanto muchos usos y falta un criterio com¨²n. Lo l¨®gico ser¨ªa unificarlo y parece m¨¢s acertada la soluci¨®n de retirar de la firma el lugar, siempre que no a?ada elementos al texto o pueda confundir al lector. En periodismo el valor primordial es estar donde se producen los hechos y dar testimonio directo de lo que sucede, para ser los ojos y o¨ªdos de los lectores. Es a lo que debemos aspirar siempre. Si todo recibe el mismo tratamiento, lo que merece ser destacado no sobresale.
Para contactar con la defensora puede escribir un correo electr¨®nico a defensora@elpais.es o enviar por WhatsApp un audio de hasta un minuto de duraci¨®n al n¨²mero +34 649 362 138 (este tel¨¦fono no atiende llamadas).
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