El Celta desquicia al Bar?a (1-1)
El equipo azulgrana fue incapaz de ganar en la despedida de Guardiola y cerr¨® su negra temporada ante un rival superior
Fue la despedida de Guardiola, y con el capit¨¢n se retir¨® tambi¨¦n el equipo, aunque fuera de mala manera, de forma furtiva casi, como quien no quiere la cosa o bien pretende que se acabe de una pu?etera vez por tan manida y mal llevada como ha sido. Un mal final para un futbolista de su grandeza y para el club. Por no saber, el Bar?a no ha sabido este a?o ni decirle adi¨®s a Guardiola, s¨ªntoma de lo mal que van las cosas por el Camp Nou.
Falto de juego y bajo de ¨¢nimo, el Barcelona expir¨® al fin despu¨¦s de un curso enfermizo frente a un Celta m¨¢s vivo y mejor puesto, tal y como auguraban los nostradamus azulgrana, tan hartos del ejercicio como el propio equipo. No estaba el Barcelona para empresas que demandan un plus de competitividad, de orgullo y de compromiso, y tambi¨¦n de f¨²tbol, como era el caso de la de anoche en el estadio. El Celta poco tuvo que decir en el asunto. Viajaba con dos goles de renta y, nada m¨¢s empezar se encontr¨® con un tercero y un ¨¢rbitro que, bien o mal, parec¨ªa dispuesto a pitar, cosa que no ocurri¨® en Bala¨ªdos en un choque de ida marcado por las rencillas entre dos equipos muy vistos y, consecuentemente, con muchas cuentas pendientes.
No es que el Barcelona no pusiera inter¨¦s en la faena. Le turb¨® precisamente su exesiva laboriosidad y ansiedad y le perdi¨® la ausencia de clarividencia, de pulso, de tino. Rexach carg¨® demasiado la banda izquierda (Sergi-Zenden-Overmars) y se raj¨® de mala manera en la divisoria por dar entrada a Xavi en calidad de media punta. El alocamiento de Zenden dispar¨® al colectivo en la misma proporci¨®n que el criterio de Xavi lo fren¨®. Entre uno y otro, ¨²nicamente apareci¨® Kluivert, que ofici¨® el primer cuarto de hora como si no hubiera nadie m¨¢s en el campo. El ariete defendi¨® mal un libre indirecto que Berizzo cabece¨® a la red y, acto seguido, meti¨® la pierna en un malentendido entre Cavallero y Yago que restableci¨® el empate.
Los dos goles expresaron fielmente la mala defensa de unos los azulgrana, y la zaga improvisada de los otros, los celestes, una circunstancia que, en cualquier caso, no sirvi¨® para que se ganaran posiciones de ataque en ninguna ¨¢rea. Visto que el partido no aclaraba, a Rexach no le qued¨® otro remedio que recurrir a Lo Pelat para crear un cierto suspense. Iv¨¢n de la Pe?a reactiv¨® a la hinchada y puso firmes al Celta, pero poco pudo hacer por su equipo, muy lento, siempre previsible, demasiado accesible para cualquier rival, y m¨¢s para el equipo gallego, que se ha puesto entre ceja y ceja que esta tiene que ser su Copa una vez que no ha sido su Liga.
El Barcelona fue perdiendo el sitio de mala manera y el partido se durmi¨® hasta tal punto que en la grada del gol norte, la que ocupan los Boixos Nois, se sacaron los petardos sobrantes de la verbena de Sant Joan ante las narices de la directiva, que nada tiene que decir a cuanto ocurre en el estadio. El Barcelona se entreg¨® en el momento en que Guardiola remat¨® al larguero un libre directo. Ya no hubo m¨¢s partido ni m¨¢s distracci¨®n que la expulsi¨®n de Jesuli, que se march¨® llorando, expulsado, sin posibilidad de jugar esta final de Copa que el Celta tan bien se ha trabajado, tanto por lo civil como por lo criminal, como dir¨ªa Luis Aragon¨¦s. El desconcierto azulgrana, mientras, lleg¨® al extremo de que un grupo de hinchas se levantaron y pidieron a Gaspart que, puestos a irse Guardiola y el equipo, tambi¨¦n pod¨ªa largarse el presidente. La temporada concluy¨® con una imagen para la posteridad, el equipo entero subi¨® a hombros a un emocionado Guardiola al que rindi¨® su ¨²ltimo tributo el p¨²blico del Camp Nou.
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