Saviola le arregla el partido al Bar?a
Los dos goles del delantero argentino le dieron el empate a los azulgrana en un mal partido ante un discreto Galatasaray
Incapaz por lo civil, el Barcelona atrap¨® un empate por la v¨ªa criminal frente a un rival menor como es el Galatasaray, torturado adem¨¢s por el ¨¢rbitro, que por momentos se puso la zamarra de local. No hay m¨¢s cera que la que arde en el Camp Nou. Futbol¨ªsticamente, el equipo de la Copa de Europa est¨¢ tan desorientado como el de la Liga. Sin venir a cuento, los futbolistas se han quedado sin juego, tal que estuvieran embrujados, que no alelados, pues anoche se dejaron los calzones, las medias y el escudo en la cancha. Falto de cordura, le redimi¨® el voluntarismo, y despu¨¦s de conceder dos goles marc¨® otros dos para salvar al menos el resultado que no el partido. Pareci¨® poca cosa si se atiende al discurso del segundo tiempo y en cambio suena a proeza si se hace caso a lo ocurrido en el primero.
El arranque azulgrana result¨® tan descorazonador como el final de Vitoria. Hasta el tridente ha perdido el efecto revitalizador que se le atribu¨ªa en momentos de apuro. La flojera defensiva obliga al equipo a jugar con retrovisor y tambi¨¦n a contacorriente. El Galatasaray marc¨® en la primera jugada del partido. Un excelente servicio con el interior del pie de Ergun fue cabeceado por Umit Karan con la complicidad de Bonano y Andersson, que se comieron el centro y la pelota, para desdicha del grupo barcelonista, que se desvertebr¨® de de mala manera.
Presa de un ataque de nervios, el Bar?a se entreg¨® a Rochemback, un acto de rendici¨®n futbol¨ªstico en toda regla, como bien sab¨ªan los turcos, a los que les bast¨® con tapar a Xavi con la marca de Ayhan. Descabezados e impacientes, los azulgrana se enredaron de mala manera, incapaces de ligar una jugada, nerviosos por el escenario, temerosos de encadenar otra derrota. El paisaje foment¨® el egoismo de Rivaldo, Saviola y Kluivert, frente al raciocinio y organizaci¨®n que pretend¨ªa el Galatasaray.
M¨¢s por inercia que por juego, el Barcelona remat¨® unas cuantas veces a porter¨ªa, signo evidente de la debilidad turca y tambi¨¦n de la imprecisi¨®n azulgrana. Pero el marcador no se mov¨ªa y, la verdad, nadie se lament¨®, pues el ejercicio barcelonista no parec¨ªa merecer la recompensa del gol. Falto de extremos, el Bar?a se estrangul¨® ante el balc¨®n del ¨¢rea, pese a la contribuci¨®n de los laterales en el juego por las bandas. Los delanteros, removidos una y otra vez por el entrenador, aparec¨ªan siempre puestos del rev¨¦s. A la que la jugada demandaba la intervenci¨®n r¨¢pida de Saviola, aparec¨ªa Rivaldo y frenaba. Cuando la acci¨®n exig¨ªa el latigazo del brasile?o, se cruzaba Kluivert y tocaba. Y en el momento en que el holand¨¦s orientaba la pelota al primer toque para la llegada Rivaldo o Saviola, aparec¨ªa Rochemback.
El Galatasaray respondi¨® al circo del Barcelona con un segundo gol tan fr¨ªo como el primero y que parec¨ªa dejar el partido a expensas m¨¢s de un acto heroico azulgrana que de cualquier revoluci¨®n futbol¨ªstica, as¨ª que Rexach tir¨® por las bravas: retir¨® al medio centro verdadero (Xavi) y al postizo (Rochemback), puso al grupo al mando de Cocu y estir¨® la alineaci¨®n con las piernas de Overmars y la llegada de Gerard. Una declaraci¨®n de guerra: fuera centrocampistas y a por el intercambio de golpes.
Saviola agradeci¨® la nueva propuesta y en menos de diez minutos ya hab¨ªa rematado tres veces, y una a la red. El gol le dio intensidad al partido, y sobre todo aire y ritmo al Barcelona, que jugaba igual de desprotegido, m¨¢s expuesto que nunca a recibir un tercer gol, con Christanval tirando de la zaga hacia la divisoria, pero ten¨ªa m¨¢s presencia ofensiva que nunca. El ¨¢rbitro se contagi¨® de la ansiedad azulgrana y expuls¨® a Capone sin merecerlo y con media hora todav¨ªa por jugar. Terreno abonado para las correr¨ªas barcelonistas, que de nuevo, al igual que contra el Athletic, enfrentaban con cuatro delanteros un rival que se hab¨ªa quedado diezmado.
Saviola empat¨® en el momento justo, pasada la hora, tiempo para respirar un poco y recuperar fuerzas para el esfuerzo final. El Galatasay se desquici¨® y qued¨® a merced de las embestidas del Bar?a, que acompas¨® m¨¢s sus llegadas. De manera sorprendente, sin embargo, el empate acab¨® por sedar al Barcelona, que recuper¨® los tics del primer tiempo y se olvid¨® de las bandas, justamente desde donde hab¨ªan llegado los goles de Saviola que le arreglaron su gris faena. El partido se apag¨® de manera fulminante, tal que se hubiera ido la luz, con quince minutos por jugar, seg¨²n dec¨ªa el marcador, as¨ª que la hinchada se qued¨® con la boca abierta sin saber si el empate era bueno o malo. Un mal menor como se acostumbra a decir.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.