El Alav¨¦s se expulsa del partido
El Athletic gan¨® de penalti a un equipo que perdi¨® la cabeza y se qued¨® con ocho jugadores
En el f¨²tbol del siglo XXI casi todo est¨¢ inventado y explicado menos un asunto fundamental: nadie sabe por qu¨¦ extra?a raz¨®n a los futbolistas de ¨¦lite se les va la olla y arruinan los partidos, desarbolando la t¨¢ctica y la estrategia y emborronando toda la lucidez mostrada con anterioridad.
Por ejemplo, ?qui¨¦n puede explicar que, con 2-0 a favor, Magno le gane la posici¨®n a su marcador, se marche hacia la porter¨ªa gracias a su velocidad y, en el camino, le atice un mamporro al defensor que camina con la lengua fuera detr¨¢s de ¨¦l? Ser¨¢ el viento. Y nadie sabe por qu¨¦ Rub¨¦n Navarro, con una tarjeta amarilla en el talego, se empe?a en tirarle una patada por detr¨¢s a Aitor Ocio sin necesidad alguna, con 2-0 en el marcador y el equipo rojiblanco asom¨¢ndose a las tardes oscuras a las que acostumbra ¨²ltimamente. Ser¨¢ el viento, que atronaba en Vitoria diluyendo las ideas y el sentido com¨²n.
En esas dos jugadas, antes del descanso, se suicid¨® el Alav¨¦s, que nunca supo entender la importancia del resultado, la debilidad del oponente y la voracidad de un ¨¢rbitro que ten¨ªa el muelle listo para llevarse la mano al bolsillo. ?C¨®mo puede entenderse que un equipo que gana por 2-0 antes del cuarto de hora se vaya al vestuario con un empate a dos goles y con dos jugadores menos sin que el rival le apriete lo m¨¢s m¨ªnimo? ?Ansiedad? ?Autoflagelaci¨®n? ?Sencillamente el viento, que, al parecer, barre las neuronas con la misma facilidad que las hojas de los ¨¢rboles?
Ten¨ªa algo raro el partido porque en el primer minuto casi marca Etxeberria de rebote, sin querer, como apart¨¢ndose, si no llega a estar Geli bajo palos. O porque Larrazabal (400 partidos en Primera le contemplan) pierde un bal¨®n en la l¨ªnea de fondo, como un colegial, permitiendo el gol de Jordi Cruyff, que repite despu¨¦s de cabeza con toda la apat¨ªa de la que s¨®lo la defensa del Athletic, portero incluido, es capaz esta temporada.
No era el d¨ªa de las defensas. Todo lo que ca¨ªa por el ¨¢rea era un reclamo de gol. De pronto, los agentes han borrado de su agenda al ilustre Coloccini, T¨¦llez hace m¨¦ritos para ver el Mundial por televisi¨®n, Lacruz es un remedo de lo que fue hace algunos meses . Y suma y sigue. En tales condiciones, ?para qu¨¦ jugar al f¨²tbol? Se manda el bal¨®n a las ¨¢reas y santas pascuas. Los defensas se encargan de promover las ocasiones de gol. As¨ª consigui¨® el Alav¨¦s sus dos goles y as¨ª empat¨® el Athletic, por obra y gracia de dos futbolistas que, se quiera o no, representan el 90% de su potencial deportivo: Tiko, que hizo su gol habitual (perfecto y bell¨ªsimo) de falta, y Urzaiz, que cabece¨® otro pase del centrocampista navarro. A?¨¢danle la brega de Alkiza y tendr¨¢n el Athletic actual.
Con dos futbolistas de ventaja, el Athletic hizo lo habitual. A buen seguro que Heynckes, en el descanso, reclam¨® paciencia e inteligencia para buscar el gol de la victoria y la muchachada no entendi¨® sus palabras. Interpret¨® paciencia como jugar despacio, abusar de los pasos horizontales, recurrir a los centrales en un aburrido mon¨®logo de actor pasado de moda. Y gan¨® de penalti, en una jugada extra?a que se sald¨® adem¨¢s con la expulsi¨®n de T¨¦llez por falta a Urzaiz.
En abuso num¨¦rico, el Athletic construy¨® dos ocasiones: una de Etxeberria que salv¨® Kike y otra de Urzaiz al larguero. Si no media el extra?o penalti, el partido muere en empate. Ser¨ªa el viento el que destruy¨® un derby nefasto, extra?o, ins¨®lito, agravado por un ¨¢rbitro con ganas de pasar a la posteridad, un Athletic incapaz y un Alav¨¦s con la cabeza a p¨¢jaros.
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