La novena vale por un centenario
Un golazo de Zidane y tres intervenciones decisivas de Casillas dan el t¨ªtulo a los blancos frente a un buen Bayer
La novena lleg¨® en el m¨ªtico escenario que conquistaron Di St¨¦fano y Puskas, el lugar donde el Madrid alcanz¨® definitivamente su cima. Fue en Hampden Park donde otro Madrid, con figuras de talla mundial como aqu¨¦llas, conquist¨® la Copa de Europa, la que corona el centenario. Lo hizo con abnegaci¨®n, pero tambi¨¦n con la grandeza de la que son capaces jugadores como Ra¨²l y Zidane, autores de los goles de la victoria. A Zidane la correspondi¨® marcar un tanto memorable, una volea que provoc¨® el deliri¨® de la hinchada madridista, sufriente hasta el final de un encuentro que tuvo un h¨¦roe final e inopinado: Casillas, que sustituy¨® al lesionado C¨¦sar en la segunda parte y rechaz¨® tres remates destinados a ultimar al Madrid.
Cualquier cosa que fuera el partido, no estuvo relacionado con el peso de la historia. El Bayer confirm¨® punto por punto que es uno de los equipos m¨¢s interesantes de Europa, sin mayor carencia que una cierta falta de tradici¨®n.
Eso le ha impedido la exposici¨®n medi¨¢tica en un mundo tan atento a las cuestiones publicitarias como el f¨²tbol. No le sirvi¨® su apabullante temporada en Europa para obtener el cr¨¦dito que merece, como si estuviera proscrito por su origen. Pero en Glasgow reedit¨® sus actuaciones frente a la Juventus, Deportivo, Liverpool y Manchester, que no son cualquier cosa.
Fue un equipo bien armado, con un afinado sentido de la colaboraci¨®n y con algunos jugadores de primer nivel. Con toda la fanfarria que sigue a Lucio y Ballack -dos excelentes futbolistas-, ninguno fue m¨¢s determinante en las penurias del Madrid que Basturk, mediapunta que funciona como una met¨¢fora del Bayer: juega muy bien, pero no tiene el reconocimiento que merece.
Visto que el Bayer no iba a sufrir el ataque de p¨¢nico de los primerizos, y eso se observ¨® radicalmente tras el temprano gol de Ra¨²l, el partido se desarroll¨® entre incertidumbres y con mucha intensidad. Para el Madrid fue una noche de sacrificios que termin¨® espl¨¦ndidamente recompensada, pero hubo largas fases donde atraves¨® por el tipo de partido que peor soporta: sin encontrar la pelota, defendi¨¦ndose muy cerca del portero, sin los recursos necesarios para hacerlo. Lo hizo con abnegaci¨®n y con algunos jugadores especialmente firmes. Hierro pareci¨® rejuvenecido, como suele ocurrirle en las grandes ocasiones; Helguera remont¨® en la segunda parte y fue decisivo tanto para interceptar como para jugar el bal¨®n con claridad; Makelele ofreci¨® su mejor versi¨®n defensiva frente a una amplia trama de camisetas alemanas.
Ellos sostuvieron al equipo en los momentos cr¨ªticos, especialmente tras el empate del Bayer, que contest¨® inmediatamente al gol de Ra¨²l.
Con todos sus dificultades, que fueron preocupantes en el primer tiempo y graves en los ¨²ltimos minutos del partido, el Madrid le hizo saber al Bayer la importancia de sus figuras en las jugadas que decidieron el t¨ªtulo. Ra¨²l marc¨® el primer tanto en una jugada que habla muy bien de su instinto y muy mal de la defensa del Bayer, que concedi¨® el gol en un saque de banda desde el centro del campo. Los centrales se despistaron, Ra¨²l se aprovech¨® con astucia de la ley que invalida el fuera de juego en esa circunstancia y bati¨® al portero con un remate cruzado, muy suave, que provoc¨® la perplejidad Butt. O eso, o le dio un ataque de ci¨¢tica.
Si Ra¨²l ha demostrado repetidas veces su capacidad para ocupar el centro del escenario en los grandes momentos, hab¨ªa que atender a la actuaci¨®n de Zidane y Figo en uno noche especial para ambos. Sin la Copa de Europa en su extraordinario historial, el partido les ofreci¨® la oportunidad de acabar con esa vieja deuda que les deb¨ªa el f¨²tbol. Figo, debilitado por la lesi¨®n en el tobillo, no mejor¨® sus prestaciones. Fue sustituido por McManaman cuando Del Bosque entendi¨® que el duelo necesitaba de m¨¢s centrocampistas. Figo abandon¨® el campo con gesto de pesadumbre, probablemente insatisfecho por su rendimiento y por los problemas f¨ªsicos que padece. De Zidane habla su maravilloso gol m¨¢s que su partido, bueno pero no excepcional.
El gol pasar¨¢ a la historia del Madrid por su trascendencia y belleza, alimentada anteriormente por una espl¨¦ndida conexi¨®n entre Solari y Roberto Carlos. El lateral entr¨® como un tiro por la banda izquierda y cruz¨® un centro con par¨¢bola alt¨ªsima que s¨®lo pod¨ªa cerrarse con una volea espectacular. No hab¨ªa otra posibilidad. Y all¨ª apareci¨® Zidane, que se arm¨® para el zurdazo de esa manera que convierte a los goles en irrepetibles. Todo pareci¨® discurrir a c¨¢mara lenta, el gesto y el remate impecable. La pelota sali¨® como un ob¨²s directa a la escuadra del sorprendido Butt. Ese gol tuvo la virtud de ganar el partido.
Antes, el Madrid se hab¨ªa visto en problemas para detener al Bayer. Basturk hizo da?o en cada una de sus intervenciones. Las que no prosperaban acababan en falta de los defensas del Madrid. A una de ellas se debi¨® el tanto alem¨¢n. Lo marc¨® Lucio con un cabezazo que provoc¨® un silencio mortal en la hinchada del Madrid, ampliamente superior a la del Bayer. Grande y potente, Lucio es muy vistoso en el juego a¨¦reo. Tambi¨¦n tiene una tendencia para salir desde la defensa con la pelota, limpiando gente, pero eso no le califica como jugador: por intrascendente y por la posibilidad de dejar expuesta a su defensa. En cualquier caso se trata de un futbolista importante que sabe de su jerarqu¨ªa en el Bayer, donde es rey.
La superioridad del Bayer en algunas fases del primer tiempo no se concretaron en remates, ni casi en oportunidades. S¨®lo pusieron de manifiesto la tenacidad del equipo y las lagunas del Madrid, m¨¢s preocupado de cazar un contragolpe que de otra cosa. Lo consigui¨® en tiempo y hora, en el ¨²ltimo minuto del primer tiempo. Un gol que tuvo un impacto considerable en el Bayer, que sali¨® muy aflojado en la segunda parte. Le falt¨® Basturk, agotado de tanta actividad. Sin su contribuci¨®n, al equipo alem¨¢n le faltaron recursos, en la misma medida que el Madrid aprovech¨® para ablandar el encuentro y tomarse un largo respiro. Tuvo alguna oportunidad, o dio alg¨²n aviso, pero el juego perdi¨® chispa porque el Madrid administraba y el Bayer no sab¨ªa.
Ocurri¨® algo parad¨®jico entonces. Por cuestiones posiblemente referidas al precario estado de algunos jugadores, entraron en el segundo tiempo McManaman y Flavio. Junto a ellos, Solari, futbolista que s¨®lo se gan¨® la titularidad en las ¨²ltimas semanas. De repente, el Madrid se vio defendiendo el resultado con varios de sus suplentes, circunstancia temible por su escasa contribuci¨®n durante la temporada. Para complicar m¨¢s las cosas o para repartir justicia, C¨¦sar se lesion¨® en un salto con Lucio.
A Casillas le toc¨® el deber de ocupar la porter¨ªa en los momentos m¨¢s cr¨ªticos del partido. Lo hizo de forma heroica, cuando el Bayer se lanz¨® a tumba abierta, cruzando pelotazos, con todo el mundo en el ¨¢rea madridista. Si hizo falta el portero, tambi¨¦n. En un periodo de apenas ocho minutos, al Madrid le cay¨® una tromba terrible. Los alemanes cabecearon todo, y todo parec¨ªa gol, pero desde la l¨ªnea apareci¨® Casillas con el pie, con el cuerpo, con lo que fuera, para rechazar el bal¨®n. All¨ª, en esas intervenciones desesperadas, el Madrid sali¨® indemne. All¨ª agarr¨® la Copa. La novena, nada menos.
Bayer Leverkusen, 1; Real Madrid, 2.
Bayer Leverkusen: Butt; Sebescen (Kirsten, m. 65), Zivkovic, Lucio (Babic, m. 90), Placente; Schneider, Ballack, Ramelow; Bast¨¹rk; Neuville y Brdaric (Berbatov, m. 38).
Real Madrid: C¨¦sar (Casillas, m. 64); Salgado, Hierro, Helguera, Roberto Carlos; Figo (McManaman, m. 60), Makelele (Concei?ao, m. 72), Solari, Zidane; Ra¨²l y Morientes.
Goles: 0-1. M. 9. Saque de banda de Roberto Carlos desde su propio campo, Ra¨²l se adelanta a Lucio y cruza suave ante Butt, que toca el bal¨®n, pero no puede impedir que entre.
1-1. M. 14. Falta de Makelele a Ballack, que saca Brdaric desde la izquierda y cabecea Lucio anticip¨¢ndose a Hierro.
1-2. M. 44. Solari adelanta por la izquierda a Roberto Carlos, que tras un bote del bal¨®n lo levanta al centro para que Zidane, sin dejarlo caer, empalme con la izquierda, desde fuera del ¨¢rea, de volea a la escuadra derecha. Gran gol.
?rbitro: Meier (Suiza). Amonest¨® a Salgado y Roberto Carlos.
Lleno absoluto, 52.000 personas, en el Hampden Park. Llovi¨® a partir del minuto 70.
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