El golf vive una revoluci¨®n, pero sigue condenado por el juego lento
El gran cambio del deporte en las ¨²ltimas temporadas choca con rondas demasiado largas, una r¨¦mora que aleja a los j¨®venes y disminuye las audiencias
En un mundo en el que todo se acelera, al golf le condena el juego lento. El deporte que ha vivido una mayor revoluci¨®n en los tres ¨²ltimos a?os por la irrupci¨®n de la Liga saud¨ª y por alternativas que incluyen Youtube, simuladores y realidad virtual, contin¨²a lastrado por rondas que superan las cinco horas y acaban por aburrir al espectador. Los m¨¢s j¨®venes desconectan y las audiencias se desploman mientras el circuito europeo se pone serio y el americano, m¨¢s permisivo, mira para otro lado.
Hace tres temporadas que LIV cambi¨® las normas a golpe de talonario: torneos de tres jornadas en lugar de cuatro, sin corte, salidas simult¨¢neas y con m¨²sica en el campo. Una f¨®rmula m¨¢s ¨¢gil frente al tradicional PGA Tour. Una sacudida. Pero algo permanece inalterado, como grabado en piedra, la r¨¦mora del juego lento, principalmente en el tour estadounidense.
La ley est¨¢ clara. En los circuitos profesionales, el primer jugador de un partido dispone de 50 segundos para golpear; los siguientes, 40, ya sea desde el tee, en la calle o en el green (exceptuando la salida en un par cuatro o cinco, cuando el contador es de 40s para todos). Los ¨¢rbitros suelen ser flexibles, y estiran hasta los 55 y 45s estos tiempos. Con esa vara de medir, un par tres debe completarse en un m¨¢ximo de 11 minutos, un par cuatro en 14 y un par cinco en 18 en partidos de tres golfistas; y en 9, 12 y 15 minutos para los de dos. La ecuaci¨®n arroja que la ronda oscila entre 4h 25m y 4h 45m. La realidad es que en muchas ocasiones el reloj rebasa las cinco.
?Qu¨¦ sucede si un jugador se pasa de la hora? Si un grupo pierde la posici¨®n, es decir, se retrasa, el circuito europeo monitoriza el caso, pone la lupa. Si el grupo recupera el terreno perdido en tres hoyos, el aviso queda olvidado. Si no es as¨ª, comienzan a contarse los tiempos oficiales cron¨®metro en mano. Dos malos tiempos en una misma vuelta o torneo acarrean un golpe de penalidad. Y la acumulaci¨®n de infracciones afecta al bolsillo: desde 3.600 euros de multa. Hay golfistas que acumulan m¨¢s de 120.000 en sanciones.
La picaresca interviene. Cuentan los ¨¢rbitros que hay golfistas con un ¡°doble juego¡±: lentos cuando no les vigilan, r¨¢pidos cuando les examinan. Los ¡°lentorros¡± son se?alados por perjudicar al resto de colegas por su ritmo de tortugas. Y otra mala costumbre se ha enquistado, las charlas entre jugador y caddie sobre la elecci¨®n del palo o el tipo de golpe que retrasan a¨²n m¨¢s el juego. El circuito europeo se ha puesto manos a la obra y ha confeccionado una ¡°lista de vigilancia¡± de golfistas lentos. ¡°Nuestra pol¨ªtica ha tenido ¨¦xito en identificarlos y act¨²a como un elemento disuasorio antes de penalizar¡±, explica a este peri¨®dico un portavoz del DP World Tour.
Muchos jugadores tambi¨¦n se ponen de los nervios. ¡°Yo soy bastante r¨¢pido y lo paso mal cuando espero al grupo de delante¡±, comenta Jorge Campillo, ¨²nico espa?ol el a?o pasado en el circuito americano. Sabe de lo que habla. ¡°La diferencia entre el PGA Tour y el circuito europeo es abismal. All¨ª se juega muy, muy lento, es desesperante, incluso en campos f¨¢ciles. En el circuito europeo se hace hincapi¨¦ en que se juegue r¨¢pido, se toman medidas y funciona. En el PGA Tour les da igual, nunca veo a los ¨¢rbitros meter prisa a los jugadores. No lo entiendo¡±, a?ade. ?ngel Hidalgo, ¨²ltimo campe¨®n del Open de Espa?a, pide el mismo rasero: ¡°En Europa cumplimos los tiempos y en Am¨¦rica es rid¨ªculo. Se deber¨ªa imponer algo para que sea igualitario. Hay que penalizar y multar. Y ser justos. Se supone que estamos jugando todos el mismo deporte. Es como si en Wimbledon dejas un minuto para el saque y en otro torneo solo 45 segundos¡±.
La ¨²nica medida que ha funcionado se prob¨® en 2018 en el Masters de Austria, llamado entonces Shot Clock Masters. Cada uno de los 20 ¨¢rbitros manejaba un cron¨®metro en una tablet conectada a una pantalla encima de un buggy. Cada golpe de cada jugador en cada hoyo era medido mediante una cuenta atr¨¢s, a la vista de todos (como los saques en el tenis). Las rondas se acortaron entre 30 y 45 minutos por partido. El experimento fue un ¨¦xito, pero no se ha vuelto a poner en pr¨¢ctica por la infraestructura y log¨ªstica que requiere: 20 ¨¢rbitros profesionales para dirigir 20 partidos por la ma?ana y 20 por la tarde, la tecnolog¨ªa y el wifi en cada hoyo y un n¨²mero reducido de 120 jugadores por torneo.
El juego lento mata el espect¨¢culo en una ¨¦poca en la que prima el consumo r¨¢pido. Y el sopor se refleja en las audiencias. El 90% de las retransmisiones m¨¢s vistas en Estados Unidos durante 2024 pertenec¨ªa a deportes, pero el golf no col¨® ni un representante. Las jornadas del domingo en los torneos congregaron ante la pantalla a un 20% menos de espectadores que el a?o anterior. Y la ronda final del American Express del pasado 19 de enero fue seguida por un 60% menos de personas que hace 12 meses. En Espa?a, Movistar ha dejado de comprar este a?o los derechos del PGA Tour, ahora en poder de Max.
La alarma est¨¢ encendida. Justin Thomas, n¨²mero 14 del mundo, envi¨® hace unos d¨ªas una carta a sus colegas del circuito americano pidiendo ¡°conectar mejor con los aficionados¡±, por ejemplo llevando micr¨®fonos durante las rondas o siendo entrevistados entre un hoyo y otro. ¡°Seamos honestos. Este juego puede resultar un poco distante. Hay que conseguir que el grupo de edad m¨¢s joven se interese¡±, explicaba.
La Liga saud¨ª agita el avispero. LIV acaba de firmar un contrato televisivo con Fox y un acuerdo con Rick Shiels Media, una plataforma de creaci¨®n de contenido para Youtube y redes sociales, adem¨¢s de nombrar director ejecutivo a Scott O¡¯Neil, experto en la gesti¨®n deportiva y con experiencia en la NBA. El circuito americano sigue en el pasado. Apenas el Masters ofrece la opci¨®n de seguir por televisi¨®n a un jugador o partido en concreto. Y el juego lento es la puntilla.
Un n¨²mero uno de baja por unos raviolis
El número uno del mundo, Scottie Scheffler, vuelve este jueves a la competición en Pebble Beach después de estar más de un mes de baja por un accidente casero sufrido mientras preparaba la cena el día de Navidad. El estadounidense contó este pasado martes cómo sufrió un corte en la mano derecha que le llevó al quirófano y a no poder practicar durante semanas: “Estábamos haciendo unos raviolis partiendo de cero, hacer la masa, estirarla... Pero estábamos en una casa de alquiler y no teníamos los utensilios adecuados, así que usé una copa de vino para cortar la masa. Tenía la mano encima y se rompió. Me hice un corte en la palma. ‘Dios, qué estúpido’, pensé. En la casa había un amigo cirujano y detuvo la hemorragia. Luego me tuvieron que operar”.
Scheffler ha pasado este mes recuperándose y viendo en televisión algunos de sus torneos de la temporada pasada. Hoy vuelve al ruedo en un torneo en el que cada golfista profesional juega con un amateur (hay dos clasificaciones paralelas). Entre los aficionados repite por tercer año seguido Pau Gasol, que jugará con el estadounidense JT Poston. En las dos ediciones anteriores, el exbaloncestista acabó en novena y sexta posición.
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