El Depor m¨¢s inteligente

Marc¨® Luque en Riazor y dio ventaja al Deportivo en una eliminatoria que promete no dejar ni un minuto de descanso. El gol del catal¨¢n puede ser suficiente, pero no tranquiliza a un equipo, el de Javier Irureta, que jug¨® de forma inteligent¨ªsima al ogro italiano durante todo el primer asalto: desbocado y ambicioso en el arranque y contemporizador y prudente en el ocaso. Pero siempre, eso s¨ª, infinitamente mejor que el Juventus.

En la primera mitad, compareci¨® alegre el Depor, con un d¨ªa de esos d¨ªas intratables en los que si funciona no hay bicho viviente que pueda parar tal ofensiva. Scaloni y V¨ªctor por la derecha, Romero y Luque por la izquierda y Valer¨®n, siempre Valer¨®n, por todos lados intentaron tomar el mando de eliminatoria. Y fue Luque, confirmado el anodino estado de Trist¨¢n, quien consigui¨® el justo premio tras aprovechar un fallo de Thuram.

Fue el ¨²nico lunar de la defensa y del equipo juventino, rocoso hasta aburrir, feo hasta decir basta. Nada nuevo, porque eso es la Juve y eso es el calcio. Ni siquiera se puede hablar de maldici¨®n sino de un estado de ¨¢nimo. Una propuesta concreta: la Juve puede pasarse la comida sin probar bocado, pero no esperar¨¢ a los postres para matarte. Si ve la oportunidad lo har¨¢ antes del segundo plato gracias a unos concienzudos asesinos (Nedved-Del Piero-Trezeguet). As¨ª estuvo a punto de ocurrir cuando los tres desplegaron parte del buen f¨²tbol que llevan dentro. No cerraron el c¨ªrculo (a Del Piero se le fue arriba por poco) y fue Luque el que, al borde de la desesperaci¨®n coru?esa, aprovech¨® el despiste de Thuram para hacer una grieta en la dura roca turinesa.

Ya en la segunda mitad, la ventaja dio al Deportivo la raz¨®n m¨¢s grande para demostrar que, por fin, pod¨ªa ganar a la Juventus. Hab¨ªa insistido hasta la extenuaci¨®n Javier Irureta en que lo m¨¢s importante era saber manejar el partido y la ventaja. Fue el segundo tiempo un ejercicio de esta suerte del f¨²tbol, interpretada perfectamente por un excelente Mauro Silva y un exquisisto Valer¨®n. No dejaron de llegar sustos juventinos, desperdiciados sin mayor raz¨®n por Miccoli, sustituto del lesionado Trezeguet, y por Del Piero.

No hubiera sido justo, de cualquier forma, que un aguijonazo italiano hubiese estropeado el gran partido del Deportivo. Lejos de especular, el equipo gallego supo tocar en espera de la oportunidad para sentenciar la eliminatoria. Momentos que llegaron, pero que no supo concretar V¨ªctor, protagonista de las grandes cuestiones gallegas frente a Buffon. Cubierto el cupo, Mauro tom¨® definitivamente en el ¨²ltimo cuarto de hora el mando de las operaciones, una jerarqu¨ªa que no debiera dejar hasta dentro de 15 d¨ªas en Tur¨ªn.