El Bar?a se come al Madrid
Con un ritmo irresistible para su rival, los azulgrana plasman su superioridad con goles de Eto'o, Van Bronckhorst y Ronaldinho
El Madrid no le dur¨® ni media hora al Barcelona. No hay punto de comparaci¨®n entre uno y otro equipo por el momento. El partido fue un mon¨®logo azulgrana. Embalados como viajaban, se esperaba una mejor respuesta de los madridistas en su intento de cambiar las agujas del tren de la Liga. Una vez llegados al campo, sin embargo, se desenchufaron, incapaces de replicar al hermoso despliegue del plantel barcelonista, que se encontr¨® frente a uno de los cl¨¢sicos m¨¢s c¨®modos de los ¨²ltimos tiempos, falto de cualquier discusi¨®n y tensi¨®n, como si se asistiera a un traspaso de poderes en toda regla entre los dos grandes del f¨²tbol espa?ol.
Al Barcelona no se le puede enfrentar con las dudas que por ahora tiene el Madrid. No basta con tener a jugadores singulares y esperar a que los azulgrana se equivoquen. El plan puede funcionar frente a rivales menores. Ante el Bar?a, en cambio, no sirve para otra cosa que para realzar su victoria. Rijkaard ha montado un equipo temible por la determinaci¨®n y convicci¨®n con que afronta los partidos, y la hinchada no es ajena al optimismo que desprenden sus futbolistas, envueltos anoche en una carga ambiental preciosa por colorista y homog¨¦nea.
Apret¨® y mucho el Barcelona desde la salida a la cancha. As¨ª estaba previsto en ambos bandos. Los azulgrana son un equipo r¨¢pido por naturaleza. Necesitan jugar a una velocidad de v¨¦rtigo, tanto en ataque como en defensa, circunstancia que aviva cualquier partido con independencia del rival. Al Madrid le vienen bien propuestas como la barcelonista. No tiene el hilo de juego del Bar?a. No est¨¢ tampoco tan bien armado. Vive exclusivamente del gol, y no necesita tener la pelota para tirar la contra, sino que le alcanza con esperar en la l¨ªnea de medios.
El caudal ofensivo barcelonista es tan generoso como exigente para el adversario. El equipo de Rijkaard no sabe parar. Vuela. Ataca en oleadas y de vez en cuando se deja la pelota en mitad del mar, expuesto a una transici¨®n r¨¢pida del adversario, incapaz de ser interceptada por una falta t¨¢ctica, uno de los recursos que m¨¢s utiliza el Bar?a en el campo contrario. Agarrado a Guti, el Madrid aguard¨® su momento con Ronaldo alineado a Puyol. Y el partido estuvo ciertamente un cuarto de hora en el alambre. No m¨¢s. El plantel de Garc¨ªa Rem¨®n se parti¨® y cedi¨® por todos los costados, impotente ante el temporal.
Iba y ven¨ªa muy bien el Barcelona, desplegado a partir de Belletti, que desfond¨® a Zidane y comprometi¨® a Roberto Carlos nada m¨¢s empezar, y desequilibraba con las rupturas de Ronaldinho. No es f¨¢cil defender al Bar?a. Hay que poner mucha atenci¨®n y oficio para contener su intensidad, y el Madrid no tiene orden t¨¢ctico ni oficio para combatirle sino s¨®lo futbolistas. No fue el caso anoche de Roberto Carlos, que dej¨® de atacar un bal¨®n muy f¨¢cil, vendi¨® a Casillas y permiti¨® que Eto'o se relamiera de nuevo frente al club que se conformaba con tenerle a medias con el Mallorca. El gol retrat¨® como ninguna otra jugada del partido el acomodamiento de unos y la voracidad de los otros.
El Barcelona puso inter¨¦s en cada acci¨®n porque desde el inicio fue a por el partido. Una vez batido, desbaratado su plan de equipo peque?o, el Madrid no encontr¨® raz¨®n de ser en la cancha y se ausent¨® hasta alcanzar el descanso con un nuevo gol en contra. Ronaldinho y Deco combinaron por el flanco izquierdo, el lado opuesto por donde lleg¨® el tanto de Eto'o, hasta habilitar a Van Bronckhorst y el Madrid carg¨® con el segundo. Retrasado Xavi, Deco estuvo tan fabril como efectivo. El portugu¨¦s sintetiz¨® el f¨²tbol del Bar?a, que barri¨® el frente de ataque con los dos laterales encarados al bander¨ªn de corner contrario y los tres puntas encarando por tierra, mar y aire.
El Bar?a aguard¨® a que el Madrid tomara la palabra en el inicio segundo acto, como si fuera una concesi¨®n, una invitaci¨®n a la pelea. No obtuvo respuesta porque el equipo blanco se qued¨® mudo, expuesto a una tunda, a merced de la misericordia barcelonista. Y, llegados a tal extremo, pareci¨® incluso que los azulgrana prefirieron no ensa?arse sino divertirse mientras el Madrid capitulaba con todas las de la ley. Las sustituciones de Beckham, Zidane y Ra¨²l confirmaron el deterioro blanco frente al Bar?a, que se conform¨® con un tercer gol, gestado por Eto'o y materializado desde el punto de penalti por Ronaldinho.
De la misma manera que el traspaso de Figo expres¨® en su d¨ªa el cambio de jerarqu¨ªa en el campeonato, Eto'o simboliz¨® ayer los nuevos tiempos que corren en el arranque de la Liga. El camerun¨¦s le puso el punto y final al juego barcelonista, presidido por un ritmo imposible para el Madrid, arrollado, impotente, cabizbajo, fiel notario de la abrumadora superioridad azulgrana.
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