Ronaldinho oficia una tarde redonda
El Bar?a cerr¨® esta noche una semana redonda, tres partidos que le han venido de perlas para acabar con las dudas y despejar nubarrones, y auparse a las posiciones importantes del campeonato. El Camp Nou ha amarrado nueve puntos en siete d¨ªas y el equipo, liderado por un espl¨¦ndido y reencontrado Ronaldinho, da signos inequ¨ªvocos de que vuelve a ser el campe¨®n de hace un a?o.
La Real, que tiene una de las defensas m¨¢s goleadas de la Liga y se fue cayendo a trozos por las lesiones, quiso ser generosa, evit¨® trampear el partido y sali¨® escaldada porque recibi¨® goles de todos los colores: dos del brasile?o, acompa?ados por otros tres, marca de Van Bommel, Puyol y Larsson. El Bar?a, que logr¨® su mayor goleada de la temporada con el d¨ªgito del n¨²mero cinco, siempre simb¨®lico en este estadio, empieza a chutar a dos semanas del cl¨¢sico.
La Real pag¨® cara su apuesta: quiso jugar de t¨² a t¨² al Bar?a y escogi¨® el peor d¨ªa porque Ronaldinho estuvo sobresaliente. Despu¨¦s de haber jugado partidos apagado, desenchufado, como si llevara auriculares y se olvidara del mundo, el brasile?o vuelve a ser el futbolista determinante y que mueve y contagia a todo el equipo. Fue decisivo ante el M¨¢laga y ayer repiti¨® con una asistencia a Van Bommel y dos goles. Todo el Bar?a pivot¨® alrededor de ¨¦l y se constat¨® una vez m¨¢s que Ronaldinho es el alma de este equipo. Eto'o puede marcar goles y salvar partidos pero el brasile?o marca el juego y el estado an¨ªmico de los azulgrana.
Pese a la baja por lesi¨®n de Kovacevic, Amorrortu no vari¨® los planes y decidi¨® avanzar l¨ªneas y presionar al Bar?a para que estuviera inc¨®modo y no pudiera sacar con fluidez el bal¨®n desde su ¨¢rea. El gui¨®n le funcion¨® un rato: la Real presion¨® sobre Edmilson y Xavi e invit¨® a que Puyol, ante la ausencia de M¨¢rquez, subiera la pelota. El Bar?a se atasc¨® al principio y le cost¨® crear ocasiones. Pero fue letal cuando la Real pis¨® el acelerador y vio un hueco para lanzar un contragolpe. Ronaldinho recibi¨® de Iniesta, se escor¨® a la derecha del ¨¢rea y se invent¨® un centro precioso para que Van Bommel, que est¨¢ supliendo a las mil maravillas a Deco, batiera a Riesgo en una maniobra preciosa.
El gol fue un mazazo para el portero donostiarra porque estaba a s¨®lo un minuto de batir el r¨¦cord de imbatibilidad de la presente Liga (llevaba tres encuentros sin encajar un gol) en posesi¨®n de Iker Casillas. Pero al margen del efecto psicol¨®gico, los problemas se le agravaron a Amorrortu porque en 10 minutos perdi¨® a dos jugadores por lesi¨®n: primero Alonso y, despu¨¦s, Prieto, que hab¨ªa puesto en alg¨²n apuro por la banda derecha a Sylvinho. La Real tuvo que mirar a Nihat, que pudo empatar en un contragolpe, pero Vald¨¦s, m¨¢s seguro que otros d¨ªas, detuvo el bal¨®n. Ya no se movi¨® m¨¢s en ataque la Real, impotente despu¨¦s para detener a Ronaldinho, que meti¨® un golazo desde fuera del ¨¢rea.
Recuperados sus automatismos, el Bar?a era ya por entonces un festival. Presionando y recuperando balones, con una alta velocidad de pelota y abriendo el juego por todo el arco del ¨¢rea. Y todo pasando por el brasile?o. Pudo llegar entonces el tercero en un magn¨ªfico contragolpe dirigido por Ronaldinho pero una fase de la iluminaci¨®n del Camp Nou se fundi¨® y la jugada acab¨® en nada. El partido estaba ya decidido y nada cambi¨® en la reanudaci¨®n. S¨®lo los goles, que fueron cayendo como fruta madura y con la precisi¨®n de un reloj a cada cuarto.
Coronando una noche magn¨ªfica, que provoc¨® que la gente coreara su nombre y hasta hiciera la ola, Ronaldinho, de falta, meti¨® el tercero. Fue in¨²til la estirada de Riesgo, sorprendido quiz¨¢ porque esperaba un disparo por alto y no raso. La Real estaba desarbolada y encima sufri¨® un severo castigo cuando Gari Uranga fue expulsado por doble amonestaci¨®n al cometer una falta sobre Iniesta. Rijkaard dosific¨® a sus titulares (Ronaldinho, Xavi y Eto'o) y salieron Ezquerro, Motta y Larsson. Todo le sali¨® tan bien al Bar?a que hasta Puyol vio cumplida su obsesi¨®n de marcar un gol —sumaba dos y se remontaban a la temporada 2001-2002— de un espectacular testarazo a la salida de un c¨®rner botado por Sylvinho. Y Larsson, por segundo d¨ªa, mim¨® su autoestima con otro gol. Y todo eso sin Messi, coreado como un salvador no hace tanto, y que vio el partido desde el banquillo.
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