San Mam¨¦s recobra la ¨¦pica
Un gol de Orbaiz en el ¨²ltimo segundo castiga la falta de fe de un Atl¨¦tico muy conservador
San Mam¨¦s vive en estado de alerta. El miedo ha generado un clima de entusiasmo que probablemente ayer le llev¨® al Athletic a conseguir un empate agon¨ªstico celebrado como una victoria. Tan ¨¦pico fue el asunto que el equipo bilba¨ªno empat¨® en el ¨²ltimo segundo de la prolongaci¨®n, y antes el portero, Dani Aranzubia, como si de una final se tratara, subi¨® a rematar un c¨®rner y a punto estuvo de conseguir el gol, que depu¨¦s logr¨® Orbaiz. Quiz¨¢ fue el justo premio al esfuerzo y el justo castigo al conservadurismo de un Atl¨¦tico que quiso vivir de una exigua renta y al final se tuvo que conformar con el reintegro de lo jugado. Athletic y Atl¨¦tico fueron el vivo reflejo de s¨ª mismos. El Athletic acuciado, agobiado, juega a r¨¢fagas; el Atl¨¦tico, dudoso, amodorrado, juega como sin fe.
A la vista de la poca consistencia defensiva de su equipo, lo primero que hizo Javier Clemente al regresar al Athletic fue poblar su defensa. Con m¨¢s defensas, lo haremos mejor, debi¨® pensar. Malo ser¨¢ que no haya siempre uno para parar al delantero de turno. Es una t¨¢ctica tan conservadora como l¨®gica. Tiene la l¨®gica del miedo y de la falta de calidad. Pero no hay t¨¢ctica que prevenga los errores humanos y en el Athletic se producen con una profusi¨®n pasmosa. Tanta que incluso un futbolista como Kezman tan voluntarioso como carente de argumentos es capaz de robarles la cartera a los tres centrales rojiblancos en un pelotazo desde el medio del campo. Los tres estaban mal colocados y ninguno sab¨ªa que el delantero centro rival estaba a sus espaldas. A eso hay quien lo denomina "falta de atenci¨®n", otros falta de calidad y algunos, las dos cosas. Pero una vez m¨¢s al Athletic que hab¨ªa salido con una mezcla de ritmo y rabia, le cost¨® un gol, como dos semanas antes frente al Alav¨¦s en una jugada muy parecida.
Total que el Atl¨¦tico de Bianchi, el discutido virrey, lleno de bajas y con la vida complicada por la lesi¨®n de Leo Franco que hizo debutar al joven Falc¨®n a los 38 minutos, se encontr¨® con un partido encarado cuando menos cre¨ªa. Bianchi, apost¨® por dos delanteros, al centrar a Petrov para que, con Ibagaza por detr¨¢s, ayudasen a Kezman en su presunta lucha solitaria contra la multitud de defensas rojiblanco.
Tanto le sorprendi¨® el gol de Kezman que le aturdi¨® para el resto del partido. Desde entonces s¨®lo le preocup¨® defender y romper el bal¨®n con pelotazos de espaldas, de costado y como hiciera falta. Bien es verdad que, entre tanto, tuvo tiempo de construir un contragolpe primoroso, entre Ibagaza, Petrov y Kezman que el yugoslavo lo tir¨® fuera a puerta vac¨ªa haciendo gala de su falta de capacidad goleadora. El chico sudar, suda, pero el gol le pilla lejos.
El Athletic era una bomba emocional. A pelotazos cuando la cog¨ªa cualquiera, o al toque cuando de por medio andaban Iraola o Etxeberria, se granje¨® la suficientes oportunidades para empatar o ganar el partido, pero a Gurpegui se le fue junto al poste un cabezazo franco, a Prieto, por encima del larguero un cabezazo imperdonable, a Urzaiz, primero, un control tras el pase de la muerte de Etxeberria, y despu¨¦s un disparo en el ¨¢rea peque?a que rebot¨® en el cuerpo de Falc¨®.
En tiempos de pobreza, la adrenalina suele ser un medicamento habitual. Y el partido se fue enredando en un duelo de testosterona. Y el ¨¢rbitro, venga a sacar tarjetas inofensivas hasta que le toc¨® expulsar a Perea y se ech¨® para atr¨¢s. M¨¢s all¨¢ de la energ¨ªa, s¨®lo hab¨ªa dos futbolistas en el campo: Ibagaza e Iraola. Contra Iraola, poco pudo hacer Molinero (Petrov pas¨® de ¨¦l); contra Ibagaza nada pudo (ni supo) hacer el Athletic entero. ?Para qu¨¦ tantos defensas si el medio punta juega solo? Nadie se ocup¨® de ¨¦l y el centrocampista argentino consigui¨®, a base de tes¨®n, aliviar las urgencias de su equipo cuando el Athletic, agotado, baj¨® el pist¨®n. Pero al Athletic siempre le queda un gramo de sudor que ofrecer y ayer le sac¨® rendimiento con un cabezazo limpio de Orbaiz que dej¨® al Atl¨¦tico m¨¢s helado de lo que sali¨®.
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