Empate insustancial
Un Madrid sin aristas empata con poco juego ante un Villarreal que acab¨® agotado
Un Madrid sin aristas, que se defendi¨® moderadamente bien y que atac¨® moderadamente mal, empat¨® a poco en El Madrigal. A poco ritmo, a poco juego, a poca profundidad. Y lo que es peor: se dio por satisfecho. En los tiempos que corren, casi le sabe a ¨¦xito arrancar un punto en su condici¨®n de forastero en El Madrigal.
Y salir diciendo que ha jugado ordenado. As¨ª lo expres¨® la acci¨®n de Guti en el minuto 87, alejando a prop¨®sito la pelota cuando el ¨¢rbitro ya hab¨ªa se?alado una falta, se entiende que con el objeto de perder tiempo. A pesar de que el Bar?a ya est¨¢ a 13 puntos. Y a pesar de que Guti, junto a Zidane, fueron quienes m¨¢s hicieron por ganar, conquistando en muchas fases un centro del campo en el que el Villarreal acus¨® la ausencia de Josico, as¨ª como su limitada condici¨®n f¨ªsica.
El cuadro de L¨®pez Caro actu¨® pr¨¢cticamente sin delantera. O al menos sin nadie que amenazara realmente la meta de Viera. S¨®lo el vigoroso Soldado, cuando entr¨® en el ¨²ltimo cuarto. Porque Baptista sigui¨® sin encontrar el hilo, ni cuando jug¨® de segundo delantero, ni cuando pas¨® a primera espada atacante tras la lesi¨®n de Ronaldo. Tampoco ayud¨® Robinho, que se disolvi¨® en los extremos ante la agresiva defensa de dos laterales experimentados: primero lo sec¨® Arruabarrena y m¨¢s tarde Javi Venta, sin ning¨²n sobresalto. De este tipo de laterales, poco agraciados t¨¦cnicamente pero muy ajustados en los marcajes, est¨¢ repleta la Liga espa?ola, como ya ha podido advertir el habilidoso brasile?o. Por otra parte, el deb¨² de Cicinho, m¨¢s all¨¢ de algunos chisporroteos por el extremo derecho, no escap¨® de la vulgaridad general.
El Villarreal desaprovech¨®, por tanto, una magn¨ªfica ocasi¨®n para ganarle por primera vez al Real Madrid, el ¨²nico equipo que se le sigue atragantando a pesar del crecimiento del club amarillo. El ¨²nico que le sigue impresionando. Al grupo de Pellegrini tampoco le lleg¨® la cita en el mejor momento. Con poco equipaje f¨ªsico, despu¨¦s de que Pellegrini aceptara, a sugerencia de sus jugadores, unas largu¨ªsimas vacaciones navide?as de las que han vuelto con algunos pliegues de m¨¢s en el est¨®mago. Y unas carreras de menos en el campo. As¨ª acab¨® el partido el Villarreal, con la lengua fuera y sin m¨¢s idea que la de cazar alg¨²n contragolpe.
Eso s¨ª, mientras le acompa?aron las fuerzas, Riquelme fue el ¨²nico con un plan anoche en El Madrigal. Bajar el bal¨®n, asociarse con Forl¨¢n, trazar diagonales, buscar el hueco definitivo. Su f¨²tbol de sal¨®n, al toquecito con Sor¨ªn, estuvo varios grados por encima del resto. Y le permiti¨® disimular el descontrol t¨¢ctico que propicia inevitablemente la falta de Josico. Sin ¨¦l, el cuadro de Pellegrini pierde el centro del campo, como le sucedi¨® en la primera parte ante el Benfica en El Madrigal. Como le sucedi¨® ayer en la primera parte. Cuando Guti, sin nadie que le atosigara, se sinti¨® el rey del mambo, mand¨® a su antojo y, espoleado por los abucheos del p¨²blico, envi¨® un par pases magistrales que dilapid¨® Baptista. Porque Baptista es un jugador desesperado. Su estado de confusi¨®n qued¨® retratado en ese centro pifiado de Roberto Carlos que lo dej¨® solo en el ¨¢rea peque?a: un desastroso control envi¨® la pelota por la l¨ªnea de fondo. La lesi¨®n de Ronaldo dej¨® a Baptista como primer delantero y a Robinho lo cambi¨® al extremo izquierdo. Pero ninguno de los dos, en ning¨²n caso, result¨® determinante.
Pellegrini tom¨® una decisi¨®n muy arriesgada en el descanso. Dio entrada a Calleja, un futbolista in¨¦dito en las dos ¨²ltimas temporadas. Y, claro, el chico lo not¨®. El Villarreal sigui¨® sin entidad en el centro del campo. Y el Madrid, tampoco. Lo mejor del cuadro madridista en este segundo tiempo vino de los botines de Zidane, con un par de pases espl¨¦ndidos. E incluso un sombrero a Senna, que propici¨® la posterior tarjeta de ¨¦ste al agarrarlo. Le quedan algunas esencias a Zidane, que ir¨¢ administrando como pueda, pero, en ning¨²n caso, puede ser el motor que saque a su equipo de la depresi¨®n. Ayer estuvo a punto de marcar de no ser porque Gonzalo Rodr¨ªguez, impecable toda la noche, dibuj¨® una pirueta en el aire que le birl¨® la pelota justo en el momento de marcar. Justitos como llegaron ambos conjuntos al ¨²ltimo cuarto, la entrada de Soldado sirvi¨® para inyectarle algo de profundidad al Madrid: por fin alguien con capacidad para rematar. A la que respondi¨® Viera en su salida para cerrar un empate insustancial.
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