El 'derby' premia al m¨¢s gris
Un Celta muy defensivo aprovecha sus ocasiones ante un Depor con mejor juego pero sin remate
El f¨²tbol no ser¨ªa lo mismo sin esa frivolidad azarosa que la costumbre ha dado en llamar injusticia. Lo apasionante del f¨²tbol tiene mucho que ver con desenlaces como el de ayer en el derby gallego. Al Deportivo no le sirvi¨® para nada su vigoroso arranque de partido, media hora en la que el grupo de Joaqu¨ªn Caparr¨®s, con uno de los mejores desempe?os de la temporada en Riazor, super¨® con claridad a un Celta deste?ido y temeroso. Pero los visitantes s¨®lo necesitaron una ocasi¨®n de gol para que su matador, Baiano, desnivelase el choque. A partir de entonces, el Depor retorn¨® a la implacable realidad de un equipo al que justamente le faltan rematadores.
La mejor noticia del cl¨¢sico gallego fue que el choque recuper¨® su car¨¢cter festivo y desplaz¨® al belicismo irracional que se hab¨ªa impuesto en los ¨²ltimos a?os. Por primera vez en mucho tiempo, las gradas de Riazor se poblaron de camisetas celestes, las de unos 2.000 aficionados visitantes, que proporcionaron al duelo el colorido que tanto se echaba de menos en estos a?os en los que casi nadie se atrev¨ªa a viajar al estadio del contrario por temor a ser presa de los violentos. Ayer hubo tensi¨®n, piques, abucheos, c¨¢nticos subidos de tono y todo eso que forma parte del paisaje futbol¨ªstico, siempre que los cafres no se empe?en en convertirlo en otra cosa.
Sobre el c¨¦sped, el Depor fue el que m¨¢s aport¨® a la fiesta. El conjunto de Caparr¨®s agarr¨® el partido desde el inicio y, por momentos, lo convirti¨® en un mon¨®logo ante un Celta que se rode¨® de las mayores cautelas y acab¨® cazando un gol en su primera ocasi¨®n. Casi todo lo dem¨¢s lo puso en el arranque el Depor, en una demostraci¨®n de que los achaques del equipo de Caparr¨®s tambi¨¦n tienen su faceta psicol¨®gica, relacionada con las dificultades para ofrecer est¨ªmulos a unos futbolistas que en tan poco tiempo han visto recortadas sus expectativas de modo tan dr¨¢stico. No puede ser casualidad que el mejor Depor de la temporada en Riazor se haya visto contra el Madrid, contra el Barcelona y ayer, contra el rival de toda la vida.
El Depor no s¨®lo tuvo decisi¨®n y energ¨ªa sino que depur¨® su f¨²tbol y arrincon¨® la funesta tendencia al pelotazo que tantas migra?as ha causado esta temporada a los habituales de Riazor. Le falt¨®, eso s¨ª, m¨¢s picante en los metros finales, pero, con las disponibilidades de la plantilla, ese problema tiene dif¨ªcil arreglo. Como ariete compareci¨® Arizmendi, un chico aplicado, nada torpe, que ofrece muchas posibilidades con su dinamismo y su capacidad para esconder la pelota. Pero Arizmendi no es un rematador, a lo sumo un delantero de acompa?amiento. Y ayer estaba solo en el v¨¦rtice del equipo, que, como casi siempre, tuvo que buscarse el rancho con los lanzamientos a bal¨®n parado. El mejor fue uno de V¨ªctor, al poco del inicio, que se encontr¨® con el palo tras una magn¨ªfica par¨¢bola desde un lateral del ¨¢rea.
Fernando V¨¢zquez es un entrenador que se debate entre el tacticismo y el gusto por el buen f¨²tbol. Ayer le pudo m¨¢s lo primero. Seguramente V¨¢zquez concluy¨® que el mejor escenario para el Depor era el de un rival lanzado a tumba abierta que le permitiese pertrecharse para el contragolpe. As¨ª que el Celta sali¨® con toda clase de prudencias que pronto derivaron en pura racaner¨ªa.
El conjunto de V¨¢zquez acab¨® meti¨¦ndose en la trinchera, firme en la defensa pero incapaz de manejar el juego en el centro del campo y sin apenas presencia en el ¨¢rea rival. Tampoco lo necesit¨®. En un saque de esquina, la defensa local condescendi¨® con Baiano, que relampague¨® con un solvente remate raso inalcanzable para Molina. M¨¢s que del Celta, aquello pareci¨® propio de alg¨²n ventajista italiano.
El gol no sirvi¨® para aplacar la vehemencia de V¨¢zquez, que sigue coleccionando expulsiones. La de ayer, la tercera de la temporada, lleg¨® antes del descanso. Su equipo tuvo m¨¢s aplomo y nunca perdi¨® la consistencia ante un Depor que se fue evaporando con los minutos. No le falt¨® entusiasmo, pero se dio de bruces con un problema irresoluble: es un equipo sin rematadores. Y ayer, por encima, se encontr¨® con un remedo de catenaccio y un rival que s¨ª ten¨ªa dos killers: Baiano, el mismo que el Depor no pudo fichar el ¨²ltimo verano, y otro de recambio, Perera, que, en la recta final, mantuvo la costumbre de marcar cada vez que aparece.
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