Un Bar?a de alto voltaje
Messi e Iniesta, magistrales, comandan la holgada victoria azulgrana sobre un desdibujado Zaragoza
Otra vez Messi. Y otra victoria del Barcelona. La precocidad y la fantas¨ªa de este chico van m¨¢s all¨¢ del umbral de la normalidad. El rendimiento del equipo azulgrana crece de forma paralela al 'boom' del argentino, que con tan s¨®lo 20 a?os, va camino de convertirse en su m¨¢ximo icono. Su f¨²tbol descarnado, liberado de toda atadura, otorga alas al Bar?a. Que se lo pregunten al Zaragoza si no. El equipo ma?o abandon¨® el Camp Nou portando un generoso petate de goles que corroboran el resurgimiento del mejor Bar?a. Su versi¨®n m¨¢s aut¨¦ntica.
El inicio de partido de los de Rijkaard fue demoledor. Messi tom¨® las riendas, bien apoyado por el resto del conjunto. El argentino, hiperactivo, el¨¦ctrico, letal, conect¨® a las mil maravillas con Deco, Iniesta y Henry. Fruto de ese buen entendimiento con el franc¨¦s naci¨® el primer gol. El '19' condujo el bal¨®n desde la izquierda, se apoy¨® en una gran dejada de 'Tit¨ª' y coloc¨® el bal¨®n con sutileza lejos del alcance de C¨¦sar. El 1-0 supuso el pretexto ideal para que la grada del coliseo azulgrana certificase su idilio con el argentino. Ni tan siquiera una jugada de manual del Zaragoza tres minutos despu¨¦s, gestada en la banda izquierda y culminada por un potente derechazo de Zapater en la derecha, estropearon la bacanal.
Sin tregua, sin respiro. Como el imparable galopar de un caballo desbocado, Messi continu¨® reclamando su protagonismo con una nueva acci¨®n en la que dej¨® de lado su majestuosa conducci¨®n de bal¨®n para tirar de picard¨ªa. Una cadena de imprecisiones propici¨® un barullo en el ¨¢rea ma?a que fue resuelto por Leo de un plumazo. El 2-1 ascend¨ªa al electr¨®nico, pero sobre todo, una grata sensaci¨®n -casi olvidada- emerg¨ªa para devolver la comuni¨®n entre el aficionado y su equipo.
El Zaragoza pas¨® a ser un mero testigo de excepci¨®n. El conjunto aragon¨¦s hac¨ªa aguas en el centro del campo, donde Luccin y Zapater chocaban constantemente contra el buen hacer de Tour¨¦ y el f¨²tbol total de Deco. Las bandas tampoco eran el territorio id¨®neo. En la izquierda, Abidal mostraba un poder¨ªo absoluto entremezclando una gran sobriedad defensiva con peligrosas incursiones en ataque. Y en la derecha, Messi estableci¨® su espacio privado de creaci¨®n, como los grandes artistas. El genial extremo fabric¨® un nuevo gol, que esta vez tuvo el merecido sello de Iniesta. Ya al filo del descanso, un envenado lanzamiento de falta de Deco, que repeli¨® a duras penas C¨¦sar, fue remachado a las redes por M¨¢rquez.
Momento de reconciliaciones
En la segunda mitad, el partido tampoco escatim¨® en detalles. Pero por encima de todo, confirm¨® la sensaci¨®n de que el mejor Bar?a ha vuelto. Sin Ronaldinho. Lejos de inventos y probatinas, el equipo de Frank Rijkaard exhibi¨® un f¨²tbol de ataque-presi¨®n-ataque que termin¨® por desarbolar al Zaragoza. La ausencia del brasile?o no merm¨® al Bar?a, que ha encontrado en Messi a su nuevo mecenas. Eso s¨ª, no faltaron los coros a favor de Dinho, como tampoco los la¨²des que coronan al argentino. Todo ello, unido al juego idealista de Iniesta y la frescura que aportaron Bojan y Giovani en la recta final, propiciaron un escenario de reconciliaciones.
Al margen de un par de acercamientos del Zaragoza bien desbaratados por Vald¨¦s, la recta final del envite se tradujo en un intenso pulso entre Henry y C¨¦sar. El est¨¦tico delantero franc¨¦s pele¨® hasta la saciedad en busca del gol, pero el meta ma?o detuvo todos los careos. Iniesta, sobresaliente, tambi¨¦n se atrevi¨® con un lejano latigazo que se top¨® con el poste en las postremer¨ªas del choque. Un partido en el que el Barcelona volvi¨® a vislumbrar la luz. Una noche de reencuentros.
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