Villa invita a so?ar

Con Villa en sus filas, Espa?a tiene licencia para so?ar. Tras una irregular temporada salpicada de problemas f¨ªsicos y guerras intestinas en su club, El Guaje ha hallado el refugio id¨®neo en la selecci¨®n. Lejos del inestable clima que envuelve Mestalla y respaldado por Luis Aragon¨¦s, el delantero asturiano demostr¨® ante Rusia que, con permiso de Fernando Torres, puede convertirse en el jugador franquicia del combinado nacional. El ariete del Valencia lider¨® con un 'hat trick' el contundente triunfo sobre los de Hiddink, que en ning¨²n instante arrojaron la toalla y ofrecieron una digna imagen a pesar de la ausencia de sus dos grandes estrellas, Arshavin y Pogrebnyak. Espa?a comenz¨® de la mejor manera posible su andadura en la cita europea, pero el partido ante Rusia tambi¨¦n dej¨® algunas sombras, como la fragilidad de la retaguardia y la incapacidad para imponerse en determinados instantes a equipos f¨ªsicamente m¨¢s poderosos.

El inicio del choque fue de alto voltaje. Espa?a, cuyo estilo es innegociable, impuso su toque de bal¨®n, intentando evitar el cuerpo a cuerpo con la poderosa carrocer¨ªa de los jugadores rusos. Con el esf¨¦rico a ras de suelo, el combinado espa?ol no tuvo problemas, pero cuando el bal¨®n alcanzaba cotas m¨¢s altas, Rusia impon¨ªa sus cent¨ªmetros. En los primeros compases del partido, Casillas tuvo que hacer uso de sus pu?os para repeler un envenenado centro de Zhirkov, que cabalg¨® con cierta soltura por el carril izquierdo durante toda la primera mitad. Pero al margen de las internadas de sus laterales, el equipo de Hiddink ofreci¨® buenos argumentos, demostrando ser algo m¨¢s que un cuadro rocoso y ratificando el buen estado de salud por el que atraviesa su f¨²tbol, personalizado en el triunfo del Zenit en la UEFA.

Consciente de su inferioridad f¨ªsica, Espa?a entreg¨® la pelota a sus hombres del centro del campo. Xavi e Iniesta, bien secundados por Silva en los ¨²ltimos treinta metros, sincronizaron sus pases con los reiterativos desmarques de Fernando Torres y Villa. El ariete, mucho m¨¢s entonado que en los partidos de preparaci¨®n, rubric¨® una gran faena: breg¨® contra la fornida defensa rusa, gener¨® muchos espacios y fabric¨® una dupla de ensue?o con El Guaje. Pero ante todo, fue decisivo. Cuando la amenaza rusa progresaba hacia el ¨¢rea de Casillas, Torres dibuj¨® una hermosa arrancada, como las de sus gloriosas tardes en Anfield, para ganar en velocidad a Kolodin y ceder el gol a Villa, que como buen depredador, segu¨ªa atento la jugada para ejecutar en el instante preciso.

Resistencia rusa

El tanto no desmont¨® a Rusia, ni mucho menos. Liberados de toda atadura, los de Hiddink aprovecharon las fisuras de la zaga espa?ola para asediar a su rival en la recta final del primer acto. Zyryanov, su hombre m¨¢s vertical, busc¨® la asociaci¨®n con el gigant¨®n Pavlyuchenko, que, recordemos, ya silenci¨® todo un templo como Wembley el pasado mes de abril. Entre ambos pusieron en entredicho a la retaguardia espa?ola, excesivamente contemplativa. El primero, con un disparo que bes¨® la base del poste, y el segundo, con dos fogonazos consecutivos que repelieron las prodigiosas manos de Casillas. Pese a la ofensiva, Espa?a supo tirar de oficio esta vez y logr¨® abortar a tiempo el levantamiento ruso. Cuando el reloj estaba a punto de se?alar el descanso, Iniesta se sac¨® de la chistera un magn¨ªfico pase entre l¨ªneas para que Villa, en estado de gracia, superase por debajo de las piernas a Akinfeev.

Con todo perdido, Rusia sali¨® a por todas en el segundo acto. Los de Hiddink, que echaron de menos la referencia de Arshavin y el poder¨ªo de Pogrebnyak en la punta de ataque, se volcaron sobre la porter¨ªa espa?ola con escasa fortuna. Mientras, Aragon¨¦s introdujo variantes. Sent¨® a Torres -vac¨ªo por el esfuerzo-, Iniesta y Silva, e introdujo a Xabi Alonso, Cazorla y Cesc, que incrementaron el dominio territorial de Espa?a. Una superioridad que se plasm¨® en el tercer gol de Villa, que hizo trizas la cadera de Shirokov con un soberbio recorte para batir a sangre fr¨ªa al meta ruso. Herida en su orgullo, Rusia insisti¨® hasta el ¨²ltimo h¨¢lito. Cuando agonizaba el partido, Pavlyuchenko retrat¨® una vez m¨¢s a los centrales espa?oles con un cabezazo que maquillaba el electr¨®nico, pero en esta ocasi¨®n, Espa?a exhibi¨® la voracidad con la que afronta este torneo y respondi¨® con un remate de Cesc a bocajarro.

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