Paciente Betis, desesperado Sevilla

La carga emocional que envuelve cualquier derby no tiene por qu¨¦ traducirse en una buena dosis de f¨²tbol. M¨¢s bien, ocurre justo lo contrario. El Sevilla llegaba sin conocer la victoria en esta segunda vuelta del campeonato. El encuentro de ayer, ante su afici¨®n y frente al eterno enemigo, que no ganaba en el S¨¢nchez Pizju¨¢n desde 1996, se planteaba como la ocasi¨®n propicia para reencontrarse con el triunfo.

El Betis se presentaba en una tesitura a¨²n m¨¢s comprometida. Sobre todo, para Paco Chaparro, al que hace semanas que el banquillo le quema. Los cinco puntos de los ¨²ltimos 27 disputados se lo recordaban ayer. Pero en lugar de desquiciarse, el t¨¦cnico b¨¦tico apost¨® por tranquilizarse y verlas venir.

Con este panorama, el encuentro comenz¨® a rodar con un Sevilla revolucionado y un Betis colmado de paciencia. El conjunto de Jim¨¦nez salt¨® al terreno de juego con las bater¨ªas a rebosar de vatios y una presi¨®n asfixiante a la defensa del Betis. Desde Acosta, que ocupaba la punta del ataque, hasta Duscher y Romaric, los jugadores sevillistas bloquearon las salidas del bal¨®n de los verdiblancos. La consecuencia fueron los constantes regalos del cuadro de Paco Chaparro. Incapaces de dar cuatro pases seguidos, rifaban el cuero al mejor postor sevillista.

El equipo de Nervi¨®n se fue adue?ando del encuentro, que desplaz¨® el peso del juego a las bandas. All¨ª, llevado en volandas por el infatigable Navas, el Sevilla se adentr¨® en la cueva del Betis. El extremo derecho est¨¢ cuajando una temporada m¨¢s que destacable. Ayer desbord¨® a Fernando Vega tanto como quiso pero sus centros templados al ¨¢rea no encontraban quien los recogiera. S¨®lo Romaric emboc¨® uno de sus env¨ªos. Pero el gol no subi¨® al marcador por fuera de juego del costamarfile?o. Hasta entonces, Ricardo hab¨ªa asistido como mero observador a la insistencia del Sevilla, que en la primera mitad fue m¨¢s ruido que nueces.

Pese a encerrarse su campo, el Betis manten¨ªa la compostura. Como si estuviera convencido de que la paciencia tendr¨ªa su recompensa. Eso, y la confianza en que el regreso de Oliveira significara algo m¨¢s que la vuelta del hijo pr¨®digo. En esas estuvo durante la primera mitad. Agazapado en su campo, esperando el error del rival para lanzarse al contraataque. No les funcion¨®, porque el Sevilla prosigui¨® en sus envites. Muchos, pero infructuosos.

Pero entonces lleg¨® el descanso. Acosta avis¨® de que ahora s¨ª iban en serio. El remate de cabeza a un centro de Capel oblig¨® a Ricardo a ensuciarse al fin el mono de trabajo. La respuesta del Betis estuvo en un disparo de Sergio Garc¨ªa, que despej¨® Palo, un convidado de piedra hasta el momento. El partido meti¨® una marcha m¨¢s.

Ante la falta de efectividad de los sevillistas, los verdiblancos empezaron a creer que su ocasi¨®n iba a llegar m¨¢s pronto que tarde. Y lleg¨®. Ayudado, eso s¨ª, por la expulsi¨®n de Duscher, que vio la segunda amarilla por derribar a Fernando Vega. Un minuto despu¨¦s de quedarse con uno m¨¢s sobre el c¨¦sped, el Betis recibi¨® la recompensa a su serenidad. Sergio Garc¨ªa toc¨® lo justo un env¨ªo largo de Melli. Palop se qued¨® clavado en el c¨¦sped. Y los 850 aficionados b¨¦ticos que estaban en el S¨¢nchez Pizju¨¢n enloquecieron.

El mazazo noque¨® un instante al cuadro de Jim¨¦nez, que no pod¨ªan dar cr¨¦dito a lo que suced¨ªa. A¨²n con las manos en la cabeza, lament¨¢ndose, Oliveira enterr¨® las esperanzas del Sevilla. El brasile?o, que ya sab¨ªa lo que era marcar en un derby, demostr¨® que es un goleador nato y dej¨® claro que para eso le hab¨ªan fichado. Kanout¨¦ le puso m¨¢s emoci¨®n en el descuento. Pero no hubo tiempo para m¨¢s. El Betis gan¨® en el S¨¢nchez Pizju¨¢n despu¨¦s de 12 a?os y demostr¨® que la paciencia bien vale tres puntos y el respiro de su entrenador. Lo contrario que al Sevilla, rendido ante su propia vehemencia.