Pablo indulta a Emery

La pregunta es inevitable. ?Por qu¨¦ ha estado condenado Pablo Hern¨¢ndez tantos meses al ostracismo? Nadie lo entiende despu¨¦s de que ayer su f¨²tbol punzante por la banda derecha sirviera para que el Valencia, con diez jugadores por la expulsi¨®n de Marchena, salvara los muebles ante el Recreativo . En el momento en que Emery aire¨® el equipo con los j¨®venes (Michel y Pablo Hern¨¢ndez), el Valencia cambi¨® completamente la cara, mucho m¨¢s agradable para los aficionados. A Unai Emery le pesa la jerarqu¨ªa del vestuario y sigue alineando a la vieja guardia. El Recre empat¨® con lo m¨ªnimo. Le bast¨® encerrarse y aprovechar la velocidad y la habilidad de Camu?as y Colunga. Nada m¨¢s.

El ambiente festivo destens¨® al equipo de Emery, que comenz¨® m¨¢s alegre que de costumbre. Diez minutos. A partir de ah¨ª, Albelda, Baraja y Edu formaron un tri¨¢ngulo mortecino en el centro del campo que lastr¨® de manera desesperante el juego del Valencia. Lento, previsible e impreciso. El p¨²blico carg¨® especialmente contra Edu, que arrastra una mala forma desde el siglo pasado. L¨®gico: sale de una lesi¨®n y cae en otra. Tampoco es que el talento se desborde en el banquillo, pero algo tendr¨¢ que inventar Emery, que no ventila el equipo ni a tiros. Otro fracaso del t¨¦cnico fue la apuesta de los tres zurdos (Silva, Mata y Vicente) en una l¨ªnea atacante de tres. S¨®lo Vicente alcanz¨® un par de veces la l¨ªnea de fondo, que fue lo m¨¢ximo que ofreci¨® el pobr¨ªsimo ataque valencianista en la primera parte. El equipo no daba sensaci¨®n de poder marcar ni en un a?o y la grada le despidi¨® con una bronca muy merecida.

El Recreativo sab¨ªa qu¨¦ partido le interesaba. El de cerrarse lo mejor posible y aprovechar los espacios a la contra, para lo que tiene dos balas: Camu?as y Colunga. Este ¨²ltimo se zaf¨® como un diablillo tanto de Alexis como de Marchena, atisb¨® la porter¨ªa y envi¨® el bal¨®n al palo izquierdo de C¨¦sar. Fue lo m¨¢s cerca que anduvo de marcar el Recre, que tampoco es que fuera sobrado. Ni mucho ni poco. Claro que, en su caso, el empate no le ten¨ªa por qu¨¦ poner nervioso. Justamente lo que le suced¨ªa al Valencia, que se fue al descanso con las pulsaciones disparadas. Y la confianza por los suelos.

Emery, sin embargo, decidi¨® mantener a los mismos tras el descanso. Como si estuviera satisfecho. Quien s¨ª lo estaba era, en realidad, Lucas Alcaraz, que vio c¨®mo Camu?as se infiltraba entre Marchena y Alexis, met¨ªa la rodilla entre ambos y marcaba propiciando un chillido aterrorizado desde la grada. S¨®lo as¨ª reaccion¨® Emery, que retir¨® a Baraja para dar bola al muy marginado Pablo Hern¨¢ndez.

La entrada de Pablo permiti¨® al Valencia abrir el campo a la derecha, algo tan sencillo como necesario. El p¨²blico se anim¨® y llegaron algunas ocasiones. Tambi¨¦n por la irrupci¨®n de Michel, otra bocanada de aire fresco. La pregunta es por qu¨¦ tard¨® tanto Emery en darse cuenta. El caso es que, cuando mejor estaba el Valencia, peor se le puso con la expulsi¨®n de Marchena, que cerr¨® en falta una contra. Pero a Pablo le quedaba una gran jugada en la cabeza: una vaselina sublime desde el carril del ocho que super¨® a Riesgo.