Premio al peor

Nada mejor tras la euforia y el miedo que encontrarte a los cuatro minutos con una jugada fortuita , una decisi¨®n arriesgada del ¨¢rbitro y un gol de penalti que teoricamente te tranquiliza el ¨¢nimo, te asienta el est¨®mago (donde anidan los nervios) y te aclara la vista. Pues no. Esa psicolog¨ªa no va con el Athletic, m¨¢s acostumbrado a sufrir que a disfrutar, m¨¢s a responder que a pensar. Hay equipos que buscan desesperadamente un gol temprano para tener algo que gestionar y otros que buscan un gol tard¨ªo para no tener que pensar demasiado.

El Athletic pertenece m¨¢s a los segundos que a los primeros. Es lo que tiene el f¨²tbol gladiador. Y eso que el Mallorca acus¨® el golpe m¨¢s de lo previsible. Enfrentaban rachas contrarias (siete partidos sin ganar el Athletic, siete sin perder el Mallorca) y el gol de penalti (de esos que provocan tantas dudas como pol¨¦micas, que si el brazo pegado, que s¨ª estirado) le dej¨® tocado al equipo de Manzano. Sin bal¨®n, sin orientaci¨®n, le regal¨® el Mallorca al Athletic unos 25 minutos para que le diese la puntilla, para que lo sacase del partido, para que le ense?ase el camino de vuelta. No es la habilidad del equipo de Caparr¨®s. Menos a¨²n si Fernando Llorente acusaba problemas estomacales que le obligaron a retirarse a poco de iniciarse la segunda mitad.

Aduriz fall¨® lo que no acostumbra

El gol comenz¨® a convertirlo en una an¨¦cdota el Mallorca, a poco que Jurado y Arango engancharon el juego y los laterales obligaron a los extremos rojiblancos a perseguirles y no viceversa. Les fallaba Aduriz que, extra?amente, fallaba goles que no acostumbra. Cuando super¨® el trago, el Mallorca cogi¨® las llaves de San Mam¨¦s y cerr¨® el campo. Se qued¨® con el bal¨®n, lo movi¨® por donde quiso, lo envi¨® a donde pretend¨ªa aunque no le meti¨® donde quer¨ªa.

Desapareci¨® el Athletic cuando mejor lo ten¨ªa y apareci¨® el Mallorca cuando se quit¨® el rej¨®n del gol. No est¨¢ sobrado el Athletic de argumentos: es el problema de tener una sola forma de jugar, bas¨¢ndose en el juego directo. Pero sin Llorente es m¨¢s dif¨ªcil.

Para el Mallorca era m¨¢s f¨¢cil controlar el bal¨®n, recuperar la paciencia y encontrar la conexi¨®n adecuada, es decir, la de Arango, que control¨® entre tres jugadores y cedi¨® a Jurado, que marc¨® entre tres jugadores. Era el castigo a la impericia rojiblanca y al manejo mallorquinista de la base del f¨²tbol del bal¨®n. Pero como el f¨²tbol no sabe de castigos ni de justicia castig¨® al Mallorca con un gol inesperado de Javi Mart¨ªnez en una jugada aislada que se trag¨® Lux. Un minuto antes, Iraola hizo la mejor parada del partido sacando un remate de Aduriz. M¨¢s que un milagro, fue el triunfo de la injusticia. Gan¨® el peor, pero esas cosas pasan.