"?No hay italianos negros!"
El Juventus, castigado con un partido a puerta cerrada despu¨¦s de que su afici¨®n corease gritos racistas contra el interista Balotelli
"?Negro de mierda, s¨®lo eres un negro de mierda!". "?No existen italianos negros!". "?Muere, Balotelli!". Esta vez no era un grupillo de descerebrados el que gritaba. Esta vez era todo un estadio. O casi todo. Y nadie hizo nada por acallar los gritos. El ¨¢rbitro no par¨® el partido. El Juventus no movi¨® un dedo para aplacar el disparate. El Inter no defendi¨® a su jugador y¨¦ndose al vestuario. Ocurri¨® el s¨¢bado, en el Ol¨ªmpico de Tur¨ªn.
El domingo, el juez deportivo italiano, Gianpaolo Tosel, cerr¨® el campo de la Juve por un partido. Su relato de lo que ocurri¨® es ¨¦ste: "En el curso del partido, en m¨²ltiples ocasiones (y con particular referencia en los minutos 4, 26, 35, 41 y 42 del primer tiempo y 11, 19, 22, 25 y 30 del segundo), aficionados del equipo local, en varios sectores, entonaron coros que constituyen expresi¨®n de discriminaci¨®n racial contra un jugador del equipo contrario".
Durante esos "coros de especial gravedad", anota el juez, "repetidos con pertinaz reiteraci¨®n", fue manifiesta "la ausencia de cualquier manifestaci¨®n disociativa por parte de otros aficionados" y "no se dio tampoco ninguna intervenci¨®n disuasoria por parte del club".
Ir¨®nicamente, el objeto de los cantos racistas de la afici¨®n juventina era el mayor talento joven del f¨²tbol italiano. Se llama Mario Ballotelli, tiene 18 a?os, mide 1,88 metros, naci¨® en Palermo el 12 de agosto de 1990 y calza un 45. Es internacional sub 21 y titular indiscutible para Jos¨¦ Mourinho en el Inter. Desde su etapa juvenil, todos dec¨ªan que ser¨ªa un crack. Y lo es. Aunque los tifosi de la Juve gritaban que no existen italianos negros, es la excepci¨®n que confirma la regla. Negro e italiano de pleno derecho. Pero, realmente, se trata de un caso casi ¨²nico.
Su historia es conocida y se remonta al principio de la inmigraci¨®n africana hacia Italia. Sus padres llegaron a Sicilia desde Ghana en 1988. Mario naci¨® poco despu¨¦s. Estaba enfermo, ten¨ªa una malformaci¨®n en el intestino, fue operado y pas¨® su primer a?o en el hospital. La familia se traslad¨® entonces desde Palermo hasta Bagnolo Mella, un pueblo lombardo cercano a Brescia, pero las cosas no mejoraron. Compart¨ªan una habitaci¨®n h¨²meda con otra familia africana y segu¨ªan tan pobres como en ?frica. Aconsejado por los servicios sociales, su padre, Thomas Barwuah, decidi¨® dar al peque?o Mario en adopci¨®n a la familia Balotelli.
El 12 de agosto de 2008, Balotelli cumpli¨® 18 a?os. Ese mismo d¨ªa, el alcalde del pueblo donde vive la familia se hizo la foto con ¨¦l y le entreg¨® el certificado de nacionalidad italiana. Realmente, un privilegio, ya que otro medio mill¨®n de extracomunitarios nacidos en Italia no tienen derecho a la ciudadan¨ªa italiana. Seg¨²n la ley en vigor, solo son italianos los que tienen sangre italiana, y no siempre, porque tambi¨¦n hay distinci¨®n entre hombres y mujeres a la hora de aplicar el principio del ius sanguinis.
Los extranjeros que hayan nacido en Italia, seg¨²n la Ley de Inmigraci¨®n Bossi-Fini, s¨®lo pueden quedarse en el pa¨ªs al cumplir los 18 a?os por razones de reagrupamiento familiar o si tienen un permiso de trabajo o de estudios. Los dem¨¢s, en teor¨ªa, no pueden quedarse porque no son italianos. Est¨¢n en el limbo y son tratados como ciudadanos de segunda en el pa¨ªs donde nacieron, estudiaron y crecieron.
Pero ya se sabe que los futbolistas son diferentes y por eso Balotelli, igual que Stefano Okaka, delantero centro del Roma, fue nacionalizado de forma autom¨¢tica.
A muchos italianos que no son del Inter les debi¨® parecer mal. Los gritos racistas contra ¨¦l son frecuentes cuando el equipo, que lidera la Liga con suficiencia, juega fuera de casa. Balotelli tiene fama de no arrugarse y de responder con goles y un punto de chuler¨ªa a las provocaciones del p¨²blico y los jugadores contrarios.
El s¨¢bado, cuando ya hab¨ªa explotado el fervor racista, marc¨® el gol del Inter. Ayer, Massimo Moratti, petrolero y presidente del club, dijo que, si ¨¦l hubiera estado en Tur¨ªn, habr¨ªa retirado al equipo. El Juventus ha pedido disculpas. El ¨¢rbitro estaba disculpado porque el reglamento s¨®lo obliga a detener los partidos si hay pancartas racistas, no cuando hay gritos.
La federaci¨®n dijo ayer que cambiar¨¢ el reglamento y que desde ahora los partidos se podr¨¢n parar no s¨®lo por pancartas, sino tambi¨¦n por gritos. Su presidente, Giancarlo Abete, expres¨® su firme condena por el sucedido, dej¨® caer que Balotelli no respeta suficientemente a los contrarios y concluy¨®: "Italia no es la hez del mundo".

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