Federer ya es eterno
El suizo derrota en la final a Robin Soderling (6-1, 7-6 (1) y 6-4), consigue su primer Roland Garros e iguala la marca de Sampras en torneos 'Grand Slam'
Roger Federer ya es leyenda. El suizo ha derrotado a Robin Soderling (6-1, 7-6 (1) y 6-4) en la final de Roland Garros, el ¨²nico t¨ªtulo grande que le faltaba. Ha sido una tarde pl¨¢cida, una final de gesti¨®n burocr¨¢tica, en la que s¨®lo la lluvia continua, los truenos del cielo y un espont¨¢neo que salt¨® a la pista amenazaron su dominio del duelo. Federer ya casi no tiene espejos en los que mirarse. Ha ganado 14 t¨ªtulos del Grand Slam, r¨¦cord que desde hoy comparte con Pete Sampras. Al contrario que el estadounidense, ha conquistado todos los t¨ªtulos de importancia -Abierto de Australia, Roland Garros, Wimbledon y el Abierto de Estados Unidos-, lo que s¨®lo han logrado otros cinco tenistas en la historia. Y ya puede mirar a los ojos de cualquier hombre vivo que haya cogido una raqueta con la excepci¨®n de Rod Laver: el australiano conquist¨® en dos ocasiones los cuatro grandes de forma consecutiva (1962 y 1969). Federer ha necesitado toda su carrera para lograr un ¨¦xito de dimensiones m¨ªticas.
Federer, que visitaba por cuarta vez la final de Roland Garros, decidi¨® el partido por la v¨ªa r¨¢pida. Se apunt¨® la primera manga en 23 minutos y s¨®lo concedi¨® 11 puntos y un juego en ese periodo. Vivi¨® la segunda entre la incomodidad del agua y el susto que se dio cuando un espont¨¢neo con una bandera del Bar?a le coloc¨® una barretina, pero luego solucion¨® el tie-break a lo grande: sac¨® cuatro veces y consigui¨® cuatro aces. Tremendo. Luego, Federer simplemente gestion¨® la ventaja. Del tenista nervioso y un punto disperso que se vio en Par¨ªs desde que Nadal perdi¨® en cuarta ronda contra Soderling no qued¨® ni rastro. El suizo, por debajo de su excelso nivel desde enero de 2008, fue demasiado para el sueco.
Soderling, simplemente, no supo qu¨¦ hacer en el partido. S¨®lo pod¨ªa ganarlo por la v¨ªa r¨¢pida, apost¨¢ndolo todo al riesgo de intercambios cort¨ªsimos y precisos. No eligi¨® ese camino ni ninguno. Se encomend¨® a su saque y con su saque perdi¨® el partido: cedi¨® el primer break con una doble falta, y de ¨¦l nunca m¨¢s se supo. Su juego en la final no hizo justicia a su trayectoria en el torneo, avasalladora e implacable. Dura en las formas. Impresionante en las maneras. El partido decisivo fue demasiado para ¨¦l: s¨®lo tuvo dos puntos de break, cuando ya hab¨ªa perdido su saque en la tercera manga y el encuentro estaba decidido.
Federer deja Par¨ªs con el n¨²mero uno a tiro, Wimbledon a la vuelta de la esquina y la sensaci¨®n de que su carrera vive una nueva etapa. Desde que contrajo una mononucleosis en enero de 2008, el suizo amenazaba derrumbe, siempre seg¨²n las monumentales exigencias a las que obliga su incomparable carrera. Desde hoy, a la carrera del suizo ya no se le puede poner ning¨²n pero en el apartado de los t¨ªtulos. Su recuerdo est¨¢ asegurado por mucho que pase el tiempo. Es un tenista eterno.
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